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Ester 9:20 - Biblia Lenguaje Básico

20 Mardoqueo ordenó que se pusiera por escrito lo sucedido y envió cartas a todos los judíos del reino de Asuero, tanto a los que vivían en las provincias cercanas como en las lejanas.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

20 Y escribió Mardoqueo estas cosas, y envió cartas a todos los judíos que estaban en todas las provincias del rey Asuero, cercanos y distantes,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Mardoqueo registró esos acontecimientos y envió cartas a los judíos que vivían cerca y lejos, en todas las provincias del rey Jerjes,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Mardoqueo puso todo eso por escrito y despachó cartas a todos los judíos de las diferentes provincias de Asuero, tanto a los que estaban más cerca como a los que estaban más lejos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Y Mardoqueo escribió estas cosas y envió cartas a todos los judíos que había en todas las provincias del rey Asuero, próximas y lejanas,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Mardoqueo puso por escrito estos sucesos y envió cartas a cuantos judíos se encontraban en todas las provincias del rey Asuero, tanto lejanas como próximas.

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Ester 9:20
16 Referans Kwoze  

Haced memoria de las maravillas que nuestro Dios ha realizado; recordad sus milagros y los mandamientos que nos dio.


Asuero, el rey de Persia, gobernaba sobre ciento veintisiete provincias que se extendían desde la India hasta Etiopía. La capital de su reino se llamaba Susa. En el tercer año de su reinado, Asuero organizó una gran fiesta para todos los funcionarios y personajes importantes del país. También invitó a los jefes de los ejércitos de Persia y Media, y a las autoridades y gobernadores de las provincias.


envió cartas a todas las provincias del país. Las cartas fueron escritas en el idioma de cada provincia y dejaban claro que el marido era el jefe de la familia y que en la casa se debía hablar el idioma del marido.


El día trece del mes de Abib el rey llamó a sus secretarios para que escribieran las órdenes de Amán y las enviaran a sus asistentes, a los gobernadores de todas las provincias, y a todos los jefes del país. Estos documentos fueron enviados a cada provincia del reino; iban escritos en el idioma propio de cada pueblo, y debidamente firmados y sellados por el rey Asuero. En ellos se ordenaba que el día trece del mes de Adar fuera exterminado por completo el pueblo judío. Ese día se daría muerte a todos los judíos, tanto jóvenes como ancianos, mujeres y niños, y además se les quitarían sus pertenencias.


Ester y Mardoqueo llamaron enseguida a los secretarios, y estos escribieron todo lo que Mardoqueo les ordenó acerca de los judíos. Era el día veintitrés del mes de Siván. La orden fue enviada a todos los gobernadores y principales autoridades de las veintisiete provincias, desde la India hasta Etiopía. A cada provincia se le escribió en su propio idioma, y también a los judíos.


Por eso los judíos de las provincias eligieron el día catorce del mes de Adar como día de celebración, y en ese día se hacen regalos unos a otros.


En esas cartas Mardoqueo ordenaba que, cada año, los días catorce y quince del mes de Adar fueran días de fiesta,


Por eso estos días son conocidos como fiesta de Purim, que es el plural de la palabra «pur» cuyo significado es «suerte». Los judíos se comprometieron a celebrar esa fiesta, siguiendo las instrucciones de la carta que les había escrito Mardoqueo, y en recuerdo de todo lo que les había ocurrido. Ordenaron, pues, que todos los años, sin falta, tanto ellos como sus descendientes, e incluso los no judíos que se convirtieran a su religión, debían celebrar estos dos días de fiesta, de acuerdo con lo que estaba escrito.


Por eso la reina Ester y Mardoqueo escribieron una segunda carta a los judíos, confirmando la primera carta en todo lo referente a la fiesta de Purim. Enviaron la nueva carta a todos los judíos que vivían en las ciento veintisiete provincias del reino de Asuero, deseándoles, de paso, paz y bienestar.


Más tarde, Dios dijo a Moisés: —Escribe en un libro todo lo ocurrido en esta batalla, para que nadie lo olvide. Y dile a Josué que yo haré que nadie vuelva a acordarse de los amalecitas.


Por aquellos días el profeta Jeremías envió desde Jerusalén una carta a los jefes del pueblo, a los sacerdotes, a los profetas y a todos los que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había llevado prisioneros a su país.


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