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Ester 7:10 - Biblia Lenguaje Básico

10 Entonces el rey ordenó: —¡Colgadlo en ella! Los guardias colgaron a Amán en la horca que él había preparado para Mardoqueo, y así el rey se tranquilizó.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 Así colgaron a Amán en la horca que él había hecho preparar para Mardoqueo; y se apaciguó la ira del rey.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Entonces atravesaron a Amán con el poste que había levantado para Mardoqueo, y la furia del rey se calmó.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Colgaron a Amán en la horca que había preparado para Mardoqueo, y así se apaciguó la cólera del rey.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y colgaron a Amán en el madero que él había preparado para Mardoqueo, y se aplacó la ira del rey.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Y colgaron a Amán de la horca que había preparado para Mardoqueo. Así se apaciguó la ira del rey.

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Ester 7:10
22 Referans Kwoze  

en cambio mandó que colgaran de un árbol al jefe de los panaderos. Así se cumplió lo que José les había dicho.


Más tarde, cuando al rey Asuero se le pasó el enfado, se acordó de Vasti, de lo que ella había hecho y de lo que se había ordenado contra ella.


Entonces su mujer Zeres y todos sus amigos le aconsejaron: —Manda construir una horca de unos veintidós metros de altura. Luego, mañana por la mañana, le pides al rey que haga colgar a Mardoqueo en esa horca. Así podrás disfrutar del banquete, en compañía del rey. Este consejo le agradó a Amán, y mandó a construir la horca.


El rey Asuero se levantó de la mesa muy enfurecido, y salió al jardín para calmarse. Cuando Amán se dio cuenta de que el rey estaba decidido a matarlo, se quedó en la sala para rogar a la reina que lo salvara.


Cuando el rey regresó del jardín y entró a la sala, vio que Amán estaba recostado sobre el sofá donde se encontraba Ester. Entonces el rey exclamó: —¡Solo eso me faltaba! ¡Que le faltes al respeto a mi mujer ante mis ojos y en mi propia casa! Cuando los guardias oyeron los gritos del rey, entraron y le cubrieron la cara a Amán. Uno de los guardias, llamado Jarboná, dijo: —En la casa de Amán hay una horca de veintidós metros de alto. Él la preparó para Mardoqueo, el judío que le salvó la vida al rey.


Entonces el rey Asuero dijo a Ester y a Mardoqueo: —Yo he regalado a Ester las propiedades de Amán, que ha sido colgado en la horca por querer matar a los judíos.


El rey ordenó que se hiciera así; y el documento con la respectiva orden fue publicado en Susa.


Pero la reina Ester se presentó ante el rey, y este ordenó por escrito que Amán fuera castigado por ese plan tan malvado. Ordenó que Amán y sus hijos fueran ahorcados.


sus pies lo conducen a la red y va a caer en la trampa;


¡Pero sus arcos y sus flechas quedarán hechos pedazos, y será su propia espada la que les parta el corazón!


Ha cavado un hoyo muy profundo, pero en ese mismo hoyo caerá


volverá contra los malvados su maldad y acabará por destruirlos; nuestro Dios los destruirá por completo.


Esfuérzate en hacer el bien y obtendrás el favor de Dios; busca hacer la maldad, y el mal te destruirá.


Dios libra de la desgracia al bueno; en su lugar pone al malvado.


No abras zanjas si no quieres caer en ellas, ni hagas rodar piedras si no quieres que te aplasten.


Vosotros no me habéis obedecido, no habéis cumplido el compromiso de dejar libres a vuestros compatriotas que teníais como esclavos. Pues bien, yo sí voy a permitir que la guerra, las enfermedades y el hambre actúen libremente contra vosotros, que os convertiréis en motivo de espanto para todas las naciones de la tierra. Recordad que cuando hicisteis el pacto conmigo, lo confirmasteis con la ceremonia de partir un novillo en dos partes pasando luego por entre las dos mitades, mientras decíais: «Que Dios haga lo mismo con nosotros si no cumplimos el pacto».


Yo los castigaré con furia, y cuando mi ira se haya calmado, reconocerán que yo, el Dios de Israel, soy un Dios muy celoso que cumple su palabra.


Al oír esto, el rey se puso muy contento y mandó que sacaran a Daniel del foso. Cuando lo sacaron, todos pudieron ver que los leones no le habían hecho ningún daño, porque él había confiado en su Dios.


Entonces el rey mandó que trajeran a quienes habían acusado a Daniel, y que los echaran al foso de los leones, junto con sus mujeres y sus hijos. Y enseguida los leones los atacaron y les rompieron los huesos. Antes de que tocaran el suelo, ya los habían despedazado.


Entonces el ángel me dijo: —Los caballos negros van hacia el país del norte para llevar a cabo mis planes.


Al saber esto, Sansón los amenazó: —¿Con que esas tenemos? ¡Pues os juro que no voy a descansar hasta acabar con todos vosotros!


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