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Ester 6:12 - Biblia Lenguaje Básico

12 Después, mientras Mardoqueo volvía a sentarse a la entrada del palacio, Amán, muy triste, se apresuró a regresar a su casa. Sentía tanta vergüenza que hasta se cubría la cara.

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Biblia Reina Valera 1960

12 Después de esto Mardoqueo volvió a la puerta real, y Amán se dio prisa para irse a su casa, apesadumbrado y cubierta su cabeza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Después Mardoqueo regresó a la puerta del palacio, mientras que Amán se apresuró a volver a su casa desalentado y totalmente humillado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Luego Mardoqueo regresó a la puerta del rey, mientras que Amán se volvía precipitadamente a su casa, avergonzado y tapándose la cara.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Y volvió Mardoqueo a la puerta real, mientras Amán regresaba apresuradamente a su casa, lamentándose y con la cabeza cubierta.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Luego Mardoqueo se volvió a la puerta real y Amán regresó en seguida a su casa, triste y con la cabeza cubierta.

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Ester 6:12
14 Referans Kwoze  

Mientras tanto, como Ajitófel vio que Absalón no le había hecho caso, montó en su burro y regresó a su casa de Guiló. Al llegar, arregló sus asuntos familiares y luego se ahorcó. Así murió y fue enterrado en la tumba de su padre.


Entonces el rey de Israel se fue a Samaría y se encerró en su palacio furioso y de mal humor.


Entonces Ajab se fue a su palacio malhumorado y triste. Después se acostó en su cama mirando a la pared y no quiso comer.


Ajab le respondió: —Porque he pedido a Nabot, el de Jezrael, que me venda su viña. Le he dicho que se la pagaré a un buen precio o que, si lo prefiere, le daré a cambio otra viña mejor. Pero él me ha respondido que no me la dará.


Entonces los sacerdotes lo sacaron rápidamente del Templo, aunque el mismo rey se apresuró a salir, pues sabía que Dios lo había castigado.


Mientras llevaban a las jóvenes a una sección de las dependencias de las mujeres, Mardoqueo solía sentarse a la puerta del palacio real.


Amán tomó las ropas reales y vistió con ellas a Mardoqueo; luego lo hizo montar sobre el caballo y lo paseó por toda la ciudad proclamando: «¡Así trata el rey a quien él desea honrar!».


Cuando el rey regresó del jardín y entró a la sala, vio que Amán estaba recostado sobre el sofá donde se encontraba Ester. Entonces el rey exclamó: —¡Solo eso me faltaba! ¡Que le faltes al respeto a mi mujer ante mis ojos y en mi propia casa! Cuando los guardias oyeron los gritos del rey, entraron y le cubrieron la cara a Amán. Uno de los guardias, llamado Jarboná, dijo: —En la casa de Amán hay una horca de veintidós metros de alto. Él la preparó para Mardoqueo, el judío que le salvó la vida al rey.


Cuando algún malvado se apodera de un terreno, ¿no es Dios mismo quien tapa los ojos a los jueces?


Samuel volvió a acostarse y, cuando amaneció, se levantó y abrió las puertas del santuario. Pero no se atrevía a contarle a Elí la visión que había tenido.


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