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Ester 4:14 - Biblia Lenguaje Básico

14 Si no te atreves a hablar en momentos como este, la liberación de los judíos vendrá de otra parte, pero tú y toda tu familia moriréis. Yo creo que has llegado a ser reina para ayudar a tu pueblo en este momento.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

14 Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Si te quedas callada en un momento como este, el alivio y la liberación para los judíos surgirán de algún otro lado, pero tú y tus parientes morirán. ¿Quién sabe si no llegaste a ser reina precisamente para un momento como este?».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Si ahora te callas, la salvación y la liberación llegarán a los judíos de otra parte, pero tú y la casa de tu padre morirán. ¿Quién sabe si no fue para un día como éste que tu llegaste a ser reina?»

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Por cuanto si en este momento callas, socorro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos, pero tú y la casa de tu padre perecerán, y ¿quién sabe si para un tiempo como éste has llegado al reino?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Porque, si en esta ocasión te refugias en el silencio, de alguna parte vendrán la salvación y la liberación de los judíos; pero tú y la casa de tu padre pereceréis. Y ¿quién sabe si no has llegado a la realeza precisamente para una ocasión como ésta?'.

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Ester 4:14
31 Referans Kwoze  

Por eso Abrahán llamó a ese lugar «Dios dará lo necesario». De ahí procede el dicho que todavía hoy se escucha: «En su monte Dios da lo necesario».


y dijeron al profeta: —El rey Ezequías dice que hoy es un día de luto, de castigo y de vergüenza. Hemos perdido el ánimo; estamos completamente abatidos.


Aunque somos esclavos, no nos has abandonado. Tu amor por nosotros es tan grande que hiciste que los reyes de Persia nos permitieran volver para reconstruir tu Templo, que estaba en ruinas. ¡Aquí en Judá y en Jerusalén tú nos proteges!


Pero yo le respondí: —¿Piensas que voy a refugiarme en el Templo de Dios para salvar la vida? ¡Eso sería propio de un cobarde! ¡No! No lo haré.


Mardoqueo, que era sobrino de Abijail, el padre de Ester, la había adoptado como hija. Ester se había ganado el aprecio de todos en el palacio. Así que, cuando le llegó el turno de presentarse ante el rey, se puso únicamente los adornos que Hegeo le aconsejó. Era el mes de Tébet, del séptimo año del reinado de Asuero.


Al rey Asuero le gustó Ester más que todas las otras jóvenes. Así que la trató mejor que a todas sus mujeres, le colocó la corona sobre su cabeza y la nombró reina en lugar de Vasti.


Mardoqueo había criado a una prima suya llamada Ester, porque era huérfana. Cuando murieron sus padres, Mardoqueo la adoptó como hija propia. Ester era muy hermosa y elegante.


le mandó esta respuesta: —No pienses que por estar en palacio te vas a librar del exterminio decretado contra los judíos.


Entonces Ester le mandó esta respuesta a Mardoqueo:


Un día rasgamos, otro cosemos; un día callamos, otro hablamos.


Sus reyes serán tus tutores, sus princesas harán de niñeras. Se arrodillarán ante ti y te servirán; y tendrás que reconocer que yo soy Dios y no defraudo a los que confían en mí.


Pero ningún arma usada contra ti será capaz de destruirte. Israel, tú harás callar a todo el que te acuse, porque yo, el único Dios, hago triunfar a los que me adoran. Os aseguro que así será.


Yo estoy contigo para salvarte: destruiré a todas las naciones por las que te he dispersado. Pero a ti no te destruiré, aunque sí te daré el castigo que mereces. Soy yo, Dios, quien lo asegura.


Yo recordaré el pacto que hice con Abrahán, Isaac y Jacob, y bendeciré esta tierra,


Por eso te llamaré Pedro, que quiere decir «piedra». Sobre esta piedra construiré mi Iglesia, y el poder de la muerte no podrá destruirla.


Pero Dios ama a quienes él ha elegido, y por eso acortará el tiempo de sufrimiento. Si no fuera así, todos morirían.


Cuando ya no tengamos fuerzas, nuestro Dios nos defenderá; cuando él nos vea reducidos a nada, tendrá compasión de nosotros


Los filisteos preguntaron quién había hecho eso, y les dijeron que era una venganza de Sansón contra su suegro, por haberle dejado sin esposa dándosela a un compañero suyo. Entonces los filisteos quemaron la casa de la mujer de Sansón con ella y su padre dentro.


Dios no os rechazará, pues su nombre quedaría deshonrado ante los demás pueblos. Además, él quiso que vosotros fuerais su pueblo.


Pero David le respondió: —¿Y ahora qué es lo que he hecho? ¿Es que no puedo ni hablar?


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