Esdras 9:8 - Biblia Lenguaje Básico8 Pero ahora, Dios nuestro, tú has sido bueno con nosotros y has permitido que algunos quedemos en libertad y vengamos a vivir seguros en este territorio que tú reservaste para nosotros. Nos has dado nueva esperanza y has hecho renacer la alegría en nosotros. Gade chapit laPlis vèsyonBiblia Reina Valera 19608 Y ahora por un breve momento ha habido misericordia de parte de Jehová nuestro Dios, para hacer que nos quedase un remanente libre, y para darnos un lugar seguro en su santuario, a fin de alumbrar nuestro Dios nuestros ojos y darnos un poco de vida en nuestra servidumbre. Gade chapit laBiblia Nueva Traducción Viviente8 »Sin embargo, ahora se nos concedió un breve momento de gracia, porque el Señor nuestro Dios ha permitido que unos cuantos de nosotros sobreviviéramos como un remanente. Él nos ha dado seguridad en este lugar santo. Nuestro Dios nos ha iluminado los ojos y nos ha concedido un poco de alivio de nuestra esclavitud. Gade chapit laBiblia Católica (Latinoamericana)8 Desde hace un tiempo Yavé nuestro Dios nos ha manifestado su bondad: nos dejó un pequeño resto de sobrevivientes y nos permitió poner un pie en su Lugar Santo. Nuestro Dios quiso darles un poco de luz a nuestros ojos y darnos vida en nuestra esclavitud. Gade chapit laLa Biblia Textual 3a Edicion8 Y ahora, por un breve momento, es misericordia de YHVH nuestro Dios dejarnos un remanente y darnos un puntal° en su lugar santo, al iluminar nuestro Dios nuestros ojos y concedernos un pequeño avivamiento° en medio de nuestra esclavitud. Gade chapit laBiblia Serafín de Ausejo 19758 Mas ahora, en un instante, Yahveh, nuestro Dios, nos ha concedido la gracia de dejarnos un resto de rescatados y de darnos un apoyo en su lugar santo. Nuestro Dios ha iluminado así nuestros ojos y ha otorgado un pequeño respiro a nuestra vida en medio de nuestra servidumbre. Gade chapit la |
Sin embargo, haré que algunos de ellos queden con vida. Lograrán escapar con sus hijos y sus hijas, y se irán a Babilonia, donde estáis vosotros cautivos. Cuando lleguen allí, os daréis cuenta de su comportamiento y comprenderéis que haya tenido que castigar así a Jerusalén. Yo soy el Dios de Israel y cumpliré mi palabra.
¡Habitantes de Judá! ¡Pueblo de Israel! Habéis sido entre las naciones un pueblo al que todos maldecían, pero ahora yo os salvaré y os convertiré en bendición. Sembraréis vuestros campos en paz y vuestros viñedos darán mucho fruto; el cielo enviará sus lluvias y la tierra dará sus cosechas. Todo eso os daré a los que hayáis quedado con vida. Por lo tanto, ¡animaos y no tengáis miedo!
A los que salgan vencedores les daré un lugar importante en el templo de mi Dios y nunca tendrán que salir de allí. Grabaré sobre ellos el nombre de mi Dios y, junto a mi nombre nuevo, grabaré también el nombre de la ciudad de mi Dios, es decir, el nombre de la Nueva Jerusalén, que viene del cielo donde está mi Dios.