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Esdras 7:6 - Biblia Lenguaje Básico

6-11 Esdras era un sacerdote y un maestro que conocía muy bien la ley que Dios había dado por medio de Moisés; la estudiaba constantemente, la cumplía y la enseñaba a los judíos. Como Esdras gozaba del poder divino, el rey Artajerjes le concedió todo lo que le pidió. Así Esdras logró salir de Babilonia el día primero del mes de Abib, durante el séptimo año del reinado de Artajerjes, y llegó a Jerusalén el día primero del mes de Ab de ese mismo año. Lo acompañaba un grupo de judíos, entre los que, además de sacerdotes y levitas, había cantores, guardianes y servidores del Templo de Dios. Esdras llevaba una carta del rey Artajerjes que decía así:

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Biblia Reina Valera 1960

6 este Esdras subió de Babilonia. Era escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano de Jehová su Dios estaba sobre Esdras.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Este Esdras era un escriba muy instruido en la ley de Moisés, la cual el Señor, Dios de Israel, había dado al pueblo de Israel. Él subió de Babilonia a Jerusalén, y el rey le dio todo lo que pidió, porque la bondadosa mano del Señor su Dios estaba sobre él.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Era un escriba muy instruido en la Ley que Yavé Dios de Israel había ordenado por medio de Moisés. Como Yavé su Dios estaba con él, el rey le concedió todo lo que le pedía.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Este Esdras subió° de Babilonia, donde era diestro escriba de la Ley de Moisés dada por YHVH Dios de Israel, y el rey le concedió toda su petición, según la mano de YHVH su Dios era sobre él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 subió de Babilonia. Esdras era un escriba versado en la ley que Yahveh, Dios de Israel, había dado a Moisés. Y como la mano de Yahveh, su Dios, estaba con él, el rey le concedió todo cuanto le había pedido.

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Esdras 7:6
40 Referans Kwoze  

el desconocido dijo: —Pues ya no te vas a llamar Jacob. Ahora vas a llamarte Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.


Como Dios estaba protegiendo a los jefes judíos, el gobernador permitió que siguieran trabajando hasta que enviara su informe al rey Darío y recibiera su respuesta.


Durante siete días celebraron con alegría la fiesta de los Panes sin levadura. Estaban muy contentos porque Dios había hecho que el rey de Persia los tratara bien, pues los ayudó a reconstruir el Templo del Dios de Israel.


Yo, el rey Artajerjes, ordeno a todos los tesoreros de la provincia al oeste del río Éufrates lo siguiente: Si Esdras, sacerdote y maestro conocedor de la ley del Dios todopoderoso, os pide algo, se lo entregaréis sin falta.


Y fue Dios también quien hizo que el rey, sus consejeros y otros importantes cortesanos me trataran bien, y quien hizo que pudiera convencer a muchos dirigentes judíos para que regresaran conmigo a Jerusalén.


Abisúa, Finés y Eleazar.


Esta es la lista de los cabezas de familia que volvieron de Babilonia con Esdras cuando gobernaba el rey Artajerjes:


Gracias a Dios, nos mandaron a Serebías, junto con sus hijos y hermanos; en total nos mandaron a dieciocho personas. Serebías era un hombre muy capaz, descendiente de Majli, un hombre de la tribu de Leví.


Me daba vergüenza pedirle al rey que mandara soldados de caballería para protegernos contra el enemigo en el camino. Le habíamos dicho al rey que Dios cuida a todos los que le rinden culto, pero descarga su ira contra quienes se apartan de él.


El día doce del mes de Abib dejamos el río Ahavá y nos pusimos en camino hacia Jerusalén. Nuestro Dios nos protegió en el camino, pues nos libró de enemigos y de bandidos.


Estos vivieron en la misma época de Joacín, hijo de Josué. Era el tiempo cuando Nehemías gobernaba y de Esdras, sacerdote y escriba.


sin decir a nadie lo que Dios me había indicado hacer en favor de Jerusalén. Después me levanté de noche y salí acompañado por algunos hombres. No llevábamos más cabalgadura que la que yo montaba.


Les conté también cómo me había ayudado la bondad de mi Dios y lo que el rey me había dicho. Entonces ellos respondieron: —¡Manos a la obra! Y, muy animados, se prepararon para iniciar la reconstrucción.


También le pedí una carta para Asaf, que era el encargado de cuidar los bosques del rey. Asaf debía entregarme madera para las puertas de la torre, que estaba cerca del Templo de Dios, y también para las murallas de la ciudad y para mi casa. El rey me dio todo lo que le pedí, porque la bondad de Dios estaba de mi parte.


Desde que salía el sol hasta que aparecían las estrellas, la mitad de la gente montaba la guardia con sus lanzas en la mano, mientras los demás reconstruíamos la muralla.


El primer día del mes de Etanim todo el pueblo se reunió en la plaza, frente a la Puerta de las Aguas. Allí estaban los hombres, las mujeres y todos los niños que podían entender. Entonces pidieron a Esdras, el escriba y sacerdote, que trajera el libro de la Ley, que Dios había dado a los israelitas por medio de Moisés. Así que Esdras fue, trajo el libro, y lo estuvo leyendo desde muy temprano hasta el mediodía. Todos los que estaban allí escucharon con mucha atención.


Al segundo día, todos los cabezas de familia, los sacerdotes y los levitas se reunieron con Esdras para estudiar el libro de la Ley.


Esdras estaba de pie sobre una plataforma de madera que se había construido para esa ocasión, de manera que todos podían verlo. A su derecha, también de pie, estaban Matatías, Sema, Anías, Urías, Jelcías y Maasías. A su izquierda estaban Pedaías, Misael, Malquías, Jasún, Jasbadana, Zacarías y Mesulán. Cuando abrió el libro, todos se pusieron de pie.


Y al oír lo que el libro decía, todos comenzaron a llorar. Entonces el gobernador Nehemías, el escriba y sacerdote Esdras y los levitas dijeron a la gente: —¡No os pongáis tristes! No lloréis, porque este día está dedicado a nuestro Dios.


Después bajaste al monte Sinaí, y hablaste desde el cielo a nuestros antepasados. Allí les diste tus mandamientos por medio de Moisés, tu servidor. Les ordenaste guardar el sábado como día dedicado a ti.


Que sepan que esto me sucede porque tú así lo has querido.


Dios dio a conocer a Israel sus normas y enseñanzas.


Poema compuesto por la familia de Coré. Canto de amor. Instrucciones para el director del coro: este poema deberá cantarse con la melodía titulada «Los lirios».


Pero no dejes de apoyar a quien has dado tu confianza, a la persona que has fortalecido.


Cuenta con Dios en todas tus acciones, y él te ayudará en todo.


¿Por qué cuando vine a vosotros, no encontré a ninguno? ¿Por qué cuando os llamé, nadie me respondió? ¿Fue acaso porque pensasteis que mi poder era pequeño y no sería capaz de salvaros? Pues mirad, basta una orden mía para que se seque el mar y los ríos se conviertan en desierto; para que por falta de agua los peces mueran de sed y se pudran.


Dios tiene poder para salvar y está siempre dispuesto a escuchar.


¿Cómo os atrevéis a decir que sois un pueblo sabio y que poseéis la ley de Dios? ¡Hasta vuestros maestros os engañan y han convertido esa ley en mentira!


Jesús les dijo: —Todo maestro de la Ley que se hace discípulo del reino de Dios, se parece al amo de casa que de su despensa saca cosas nuevas y cosas viejas.


—Los fariseos y los maestros de la Ley son los encargados de enseñar la ley de Moisés.


Enseñadles a cumplir todo lo que yo os he enseñado. Y sabed que estaré siempre con vosotros, hasta el fin del mundo.


Dios ha demostrado que la gente de este mundo es necia, pues cree saberlo todo. En realidad, nadie puede presumir de sabio o de tener todas las respuestas sobre las cosas de este mundo.


Queridos hermanos, quiero recordaros la buena noticia que os anuncié. Vosotros la recibisteis con gusto y confiasteis en ella.


Moisés continuó diciendo: —Si ponéis en práctica todos los mandamientos de Dios que hoy os he dado, seréis su pueblo favorito en toda la tierra,


Nuestro Dios me ha ordenado enseñaros todos sus mandamientos, para que los obedezcáis en la tierra que vais a ocupar. Así, cuando los demás pueblos oigan hablar de esos mandamientos, dirán que sois un gran pueblo, un pueblo sabio y entendido.


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