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Esdras 7:16 - Biblia Lenguaje Básico

16 Lleva también todo el oro y la plata que puedas conseguir en la provincia de Babilonia, además de las ofrendas que la gente y los sacerdotes den voluntariamente para el Templo de Dios.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

16 y toda la plata y el oro que halles en toda la provincia de Babilonia, con las ofrendas voluntarias del pueblo y de los sacerdotes, que voluntariamente ofrecieren para la casa de su Dios, la cual está en Jerusalén.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 »Además, llevarás toda la plata y el oro que obtengas de la provincia de Babilonia, como también las ofrendas voluntarias que el pueblo y los sacerdotes ofrezcan para el templo de su Dios en Jerusalén.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Tú llevarás todo el oro y la plata que recolectes en la provincia de Babilonia y las ofrendas que el pueblo y los sacerdotes ofrezcan generosamente para el Templo de su Dios en Jerusalén.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 junto con toda la plata y el oro que encuentres° en toda la provincia de Babilonia, con las ofrendas voluntarias del pueblo y de los sacerdotes, dedicadas para la Casa de su Dios que está en Jerusalem.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 así como toda la plata y el oro que reúnas en toda la provincia de Babilonia, junto con los donativos que el pueblo y los sacerdotes ofrezcan espontáneamente al templo de Dios que está en Jerusalén.

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Esdras 7:16
13 Referans Kwoze  

Yo sé, Dios mío, que tú te das cuenta de nuestras intenciones y que te gusta que seamos sinceros. Por eso siento una gran alegría al comprobar que tanto yo como el pueblo hemos presentado nuestras ofrendas, de buena voluntad y con toda sinceridad.


Entonces todos los cabezas de familia, los dirigentes de las tribus de Israel y otras altas autoridades del reino dieron de buena voluntad las siguientes aportaciones para la obra del Templo: Ciento sesenta y cinco mil kilos de oro y diez mil monedas de oro. Trescientos treinta mil kilos de plata. Cerca de seiscientos mil kilos de bronce y tres millones trescientos mil kilos de hierro.


El rey David y todo el pueblo estaban muy contentos al ver la generosidad y espontaneidad con que todos habían hecho sus aportaciones.


Coré, hijo de Imná, de la tribu de Leví, tenía a su cargo la vigilancia de la entrada este del Templo, y era el responsable de cuidar las ofrendas que la gente daba voluntariamente a Dios. También se encargaba de repartirlas entre los sacerdotes y levitas. Coré tenía seis colaboradores que, con toda honradez, repartían las ofrendas entre los sacerdotes y levitas, que vivían en las ciudades y campos de pastoreo del territorio de Judá. Los sacerdotes que recibían esa ayuda debían ser descendientes de Aarón, y los levitas debían estar en la lista oficial de ayudantes al servicio de Dios. Estos eran los seis colaboradores de Coré: Eden, Minyamín, Josué, Semaías, Amarías y Secanías. El reparto se hacía de la siguiente manera: en un libro estaban escritos los nombres de todos los sacerdotes y sus ayudantes mayores de tres años. La lista de los sacerdotes seguía el orden de la familia a la que pertenecían, y la lista de los levitas tenía una sección con todos los que eran mayores de veinte años, según el turno y el trabajo que hacían. Como todos ellos estaban permanentemente dedicados al servicio del culto a Dios, en el libro también estaban registrados los nombres de todos sus familiares, es decir, de sus esposas, hijos e hijas. Y así, todos los sacerdotes y levitas que iban al Templo para cumplir con sus trabajos diarios, según el turno y trabajo que les tocaba hacer, recibían la parte que les correspondía.


Ahora yo te he construido una casa para que vivas en ella para siempre.


«Desde que saqué de Egipto a mi pueblo, no he elegido ninguna ciudad de las tribus de Israel para que se construya en ella un Templo donde se invoque mi nombre. Tampoco elegí a ningún hombre para que guiara a Israel, mi pueblo.


Sin embargo, ahora he elegido a Jerusalén como mi lugar de residencia, y te elegí a ti, David, para que gobiernes a mi pueblo Israel».


Todos los que decidan ir a Jerusalén para trabajar en la reconstrucción del Templo, recibirán de sus vecinos ayuda en dinero, mercancías y ganado. También recibirán ofrendas para el Templo de Dios”».


Todos sus vecinos les dieron recipientes de oro y plata, así como otros bienes, ganado y otros objetos valiosos, además de muchas ofrendas.


¡Alabemos a nuestro Dios, el Dios que vive en Jerusalén! ¡Aleluya!


Si realmente deseáis contribuir, Dios aceptará con agrado vuestras ofrendas, pues él no espera que demos lo que no tenemos.


Cada uno debe dar según crea que deba hacerlo. No tenemos que dar con tristeza ni por obligación. ¡Dios ama al que da con alegría!


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