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Esdras 6:12 - Biblia Lenguaje Básico

12 ¡Y que Dios, que escogió a Jerusalén para habitar en ella, aniquile a cualquier rey o nación que se atreva a desobedecer esta orden, o intente destruir el Templo de Dios! Esta orden deberá cumplirse al pie de la letra». Darío, rey de Persia

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Biblia Reina Valera 1960

12 Y el Dios que hizo habitar allí su nombre, destruya a todo rey y pueblo que pusiere su mano para cambiar o destruir esa casa de Dios, la cual está en Jerusalén. Yo Darío he dado el decreto; sea cumplido prontamente.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Que el Dios que eligió la ciudad de Jerusalén como el lugar donde se dé honra a su nombre destruya a cualquier rey o nación que viole este mandato y destruya este templo. »Yo, Darío, he emitido el presente decreto. Que se obedezca al pie de la letra».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Que el Dios cuyo Nombre habita en el Templo de Jerusalén arrase con cualquier rey o cualquier pueblo que quiera destruir esa Casa menospreciando este decreto. Yo Darío he dado esta orden, la que será ejecutada al pie de la letra'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Y ‘Elaha,° que hizo que su Nombre habite allí, destruya a todos los reyes y pueblos que alcen la mano para modificar o destruir esa Casa de Dios que está en Jerusalem. Yo, Darío, promulgo el edicto. Sea ejecutado con toda diligencia.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 El Dios que ha puesto allí la morada de su nombre derribe a todo rey y a todo pueblo que extienda su mano para infringir este decreto o para destruir ese templo de Dios que está en Jerusalén. Yo, Darío, he promulgado este edicto. ¡Que sea cumplido puntualmente!'.

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Esdras 6:12
24 Referans Kwoze  

y le dijo: —He escuchado tus oraciones y tus ruegos. Este Templo, que tú has edificado, lo he dedicado a mi nombre y en él viviré para siempre. Lo cuidaré y no dejaré de protegerlo ni un momento.


Entonces Tatnay, Setar-Boznay y los demás jefes cumplieron cuidadosamente lo que había ordenado el rey Darío.


Animados por los profetas Ageo y Zacarías, los jefes judíos reanudaron la reconstrucción. Terminaron el edificio de acuerdo con lo que el Dios de Israel había indicado y según las órdenes de Ciro, Darío y Artajerjes, reyes de Persia.


Además, quiero que lleves el oro y la plata que nosotros hemos ofrecido al Dios de Israel, que tiene su Templo en Jerusalén.


Con ese dinero comprarás toros, carneros y corderos, y también trigo y vino para ofrecerlos en Jerusalén sobre el altar del Templo de vuestro Dios.


El castigo inmediato para cualquiera que no obedezca la ley de tu Dios y las órdenes del rey podrá ser: una multa, la cárcel, la expulsión de su país, e incluso la muerte».


Los mensajeros salieron rápidamente en sus veloces caballos. Una copia de la orden también fue publicada en la ciudad de Susa.


Ellos son unos mentirosos y solo piensan en destruirme. Nunca dicen la verdad y solo hablan de muerte.


Cuando hagas un altar para adorarme, hazlo de tierra, y sacrifica sobre él tus ovejas y tus toros. Y ofrece también los sacrificios en los que se quema la ofrenda para el perdón del pecado del pueblo, y las ofrendas que demuestra su deseo de estar en paz conmigo y con los demás. Yo vendré al lugar que elija para que te acuerdes de mí, y te bendeciré.


Y todo lo que podamos hacer, hagámoslo con ilusión. Vamos hacia el reino de los muertos, y allí no hay trabajo ni planes, ni conocimiento ni sabiduría.


Cualquier nación o reino que no se ponga a tu servicio será destruido por completo.


Tú, Edom, quedarás humillado y serás destruido por completo por haber tratado con violencia a tus parientes, los israelitas.


—¿Quién eres, Señor? —preguntó Saulo. —Yo soy Jesús —respondió la voz—. Es a mí a quien estás persiguiendo.


Entonces llevaréis también a ese lugar que Dios elija para habitar en él, todas las ofrendas establecidas; los sacrificios que deben ser quemados en su honor, la décima parte de vuestras ganancias, vuestras aportaciones voluntarias y todo aquello que hayáis prometido a Dios.


Dios elegirá un lugar para vivir entre vosotros, y allí deberéis ir para adorarlo, llevando las ofrendas que quemaréis en su honor. Allí llevaréis también la décima parte de todo lo que ganéis, además de las ofrendas voluntarias, las primeras crías de vuestras vacas y ovejas, y cualquier otra ofrenda que hayáis prometido presentarle.


En el lugar que Dios haya escogido para habitar sacrificaréis vacas y ovejas como sacrificio en su honor.


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