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Esdras 1:3 - Biblia Lenguaje Básico

3 Por tanto, todos los que sean de Judá y quieran reconstruir el Templo, tienen mi permiso para ir a Jerusalén. El Dios de Israel vive allí y los ayudará.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Quien haya entre vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa a Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Cualquiera que pertenezca a su pueblo puede ir a Jerusalén de Judá para reconstruir el templo del Señor, Dios de Israel, quien vive en Jerusalén, ¡y que su Dios esté con ustedes!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Dios esté con los que pertenecen a su pueblo y que subirán a Jerusalén de Judá para reconstruir el Templo de Yavé Dios de Israel, el Dios que está en Jerusalén.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, sea su Dios con él y suba a Jerusalem, que está en Judá, y construya la Casa de YHVH, el Dios de Israel, que es Ha-’Elohim, el cual está en Jerusalem.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Quien de vosotros pertenezca a su pueblo, ¡que Dios sea con él! Suba, pues, a Jerusalén, para reedificar el templo de Yahveh, Dios de Israel, el Dios que está en Jerusalén.

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Esdras 1:3
20 Referans Kwoze  

Cuando todo el pueblo vio eso, se inclinó tocando el suelo con la frente y dijo: —¡El Dios de Israel es el Dios verdadero! ¡Él es el Dios verdadero!


oró así: —Dios de Israel, ni en el cielo ni en la tierra hay otro que se pueda comparar contigo. Tú cumples tu pacto y amas profundamente a los que te obedecen de corazón.


Luego David dijo a su hijo Salomón: —Para llevar a cabo esta obra del Templo de Dios cuentas con las distintas clases de sacerdotes y levitas; están también a tu disposición obreros expertos en trabajos manuales, así como las autoridades de la nación y todo el pueblo en general. ¡Tú sé fuerte y decidido! ¡No tengas miedo ni te desanimes, porque Dios siempre estará contigo! Él no te dará la espalda ni te abandonará hasta que termines todo el trabajo en relación con la obra del Templo de Dios.


Todos los que decidan ir a Jerusalén para trabajar en la reconstrucción del Templo, recibirán de sus vecinos ayuda en dinero, mercancías y ganado. También recibirán ofrendas para el Templo de Dios”».


Pero Zorobabel, Josué y los otros jefes judíos contestaron: —No podemos aceptar vuestra ayuda. Solo nosotros podemos reconstruir el Templo de nuestro Dios, porque así nos lo ordenó el rey Ciro de Persia.


Más tarde, en el primer año de su reinado en Babilonia, el rey Ciro ordenó que se reconstruyera el Templo.


Tatnay, gobernador de la provincia que está al oeste del río Éufrates, junto con Setar-Boznay y otros servidores del rey, llegaron a Jerusalén y preguntaron a los judíos: —¿Quién os ha dado permiso para reconstruir este Templo y levantar estas murallas? ¿Cómo se llaman vuestros jefes?


y dejad que el gobernador y los jefes de los judíos continúen reconstruyendo el Templo de Dios.


Tú elegiste a Jerusalén para vivir siempre allí. Dijiste:


¡Déjalos en ridículo para siempre! ¡Déjalos en ridículo y acaba con ellos!


—Dios de Israel, tú tienes tu trono sobre los querubines. Tú eres el único Dios de todos los reinos de la tierra; tú eres el creador del cielo y de la tierra.


Yo le digo a Ciro, el rey de Persia: "Tú vas a ser el pastor de mis ovejas, y harás lo que yo quiero". Digo también a Jerusalén: "Vas a ser reconstruida". Y al Templo le anuncio: "Serás reconstruido desde tus cimientos".


Yo soy Dios, y fuera de mí no hay otro. Tú no me conocías, pero yo te preparé para la lucha;


Pero tú, nuestro Dios, eres el Dios verdadero; ¡Tú nos das vida y reinas por siempre! Cuando te enfadas, tiembla la tierra; ¡no hay nación que resista tu furia!


Luego dijo a Daniel: —No hay duda. Vuestro Dios es el Dios de todos los dioses; ¡él es el Rey de todos los reyes! Él lo sabe todo, y por eso tú has podido explicarme este sueño tan misterioso.


Entonces el rey Darío escribió un mensaje para todas las naciones y pueblos de la tierra. El mensaje decía: —Con mis deseos de paz para todos,


Enseñadles a cumplir todo lo que yo os he enseñado. Y sabed que estaré siempre con vosotros, hasta el fin del mundo.


Este es el mismo mensaje que Dios dio a los israelitas cuando envió a Jesucristo, que es el Señor de todos, para anunciarles la buena noticia de la paz.


Bien saben nuestros enemigos que sus dioses no tienen poder; ¡el poder es de nuestro Dios!


Yo te pido que seas fuerte y valiente, que no te desanimes ni tengas miedo, porque yo soy tu Dios y te ayudaré por dondequiera que vayas.


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