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Efesios 4:25 - Biblia Lenguaje Básico

25 Por eso, ya no debéis mentiros los unos a los otros pues todos somos miembros de un mismo cuerpo; sed, por tanto, siempre sinceros con el prójimo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

25 Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 Así que dejen de decir mentiras. Digamos siempre la verdad a todos porque nosotros somos miembros de un mismo cuerpo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

25 Por eso, no más mentiras; que todos digan la verdad a su prójimo, ya que todos somos parte del mismo cuerpo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 Por tanto, desechando la mentira, cada uno hable verdad con su prójimo,° porque somos miembros los unos de los otros.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 Por lo cual, desechando la mentira, que cada uno hable a su prójimo con verdad, porque somos miembros los unos de los otros.

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Efesios 4:25
42 Referans Kwoze  

El anciano le dijo: —Yo también soy profeta, y un ángel me dio este mensaje de parte de Dios: «Lleva al profeta de Judá a tu casa para que coma pan y beba agua». El profeta de Judá no sabía que el anciano le estaba engañando,


Apártame del mal camino y hazme conocer tu ley.


Solo quien hace lo bueno y practica la justicia; solo quien piensa y obra con sinceridad;


Y tú, campeón de la maldad, ¿por qué andas siempre presumiendo de hacer el mal? ¡El amor de Dios dura por siempre!


No acuses a una persona diciendo mentiras, ni condenes a muerte a la gente inocente y honesta, porque yo no consideraré inocente al culpable.


La gente honrada siempre dice la verdad, pero el testigo falso solo dice mentiras.


El que dice la verdad vive una larga vida; el que solo dice mentiras vivirá muy poco tiempo.


Dios no soporta a los mentirosos, pero ama a la gente sincera.


Las riquezas que amontona el mentiroso se desvanecen como el humo y se convierten en una trampa mortal.


No des falso testimonio ni mientas en contra de tu prójimo.


La gente orgullosa, la gente violenta, la gente mentirosa,


no me gusta la mentira ni tampoco la hipocresía, siempre digo la verdad.


Dios había dicho: «Ellos son mi pueblo, son mis hijos fieles». Por eso Dios los salvó de todos sus males. No fue un enviado suyo el que los salvó, sino el mismo Dios en persona. Él los libró por su amor y su misericordia; los llevó en sus brazos, como lo había hecho en el pasado.


Los propios guías extraviaron al pueblo, y todos equivocaron el camino.


No robéis ni digáis mentiras. No os engañéis unos a otros,


Esto es lo que debéis hacer: Decid siempre la verdad, procurad construir la paz, y tratad a todos con justicia.


Vuestro padre es el diablo, y vosotros tratáis de hacer lo que él quiere. Siempre ha sido un asesino y un gran mentiroso. Todo lo que dice son solo mentiras, y hace que las personas mientan.


Algo parecido pasa con nosotros: aunque somos muchos, todos juntos formamos un solo cuerpo, el de Cristo, en el que cada uno está al servicio de los demás.


Aunque somos muchos, somos un solo cuerpo, porque comemos de un solo pan.


Ya le había dicho yo a Tito que estaba muy orgulloso de vosotros. ¡Y no me habéis hecho quedar mal! Al contrario, todo lo que le hemos dicho a Tito era verdad, como también es verdad lo que os dijimos a vosotros.


Al contrario, el amor debe hacernos decir siempre la verdad, para que en todo lo que hagamos nos parezcamos cada vez más a Cristo, que es quien gobierna la Iglesia.


Por eso, ya no debéis vivir ni comportaros como antes, cuando los malos deseos dirigían vuestra manera de vivir.


No seáis agresivos ni rencorosos; no os comportéis con ira ni utilicéis gritos o insultos. Dejad de hacer el mal.


En realidad, cada uno de nosotros forma parte de la Iglesia, que es el cuerpo de Cristo.


Pero ahora tenéis que abandonar todo eso; así que no os dejéis llevar por la ira, el rencor o el deseo de hacer el mal; no ofendáis a Dios ni insultéis a vuestros semejantes.


Tampoco debéis engañaros unos a otros, porque vosotros ya habéis dejado la vida de pecado.


Son para los que tienen relaciones sexuales prohibidas y para los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres; para los secuestradores y los mentirosos y para los que juran decir la verdad pero luego mienten. En fin, las leyes son para corregir a los que no están de acuerdo con la correcta enseñanza


Harán caso a gente hipócrita y mentirosa, incapaz de sentir vergüenza de nada.


Fue un poeta de la propia isla de Creta el que dijo: «Esa gente de Creta es mentirosa, glotona y perezosa. Se portan como animales salvajes».


¡Todas esas personas están a nuestro alrededor como testigos! Por eso debemos dejar de lado el pecado que nos rodea por todas partes y es un estorbo para nuestra vida que es como una carrera que exige resistencia.


Por eso, dejad de hacer lo malo, pues ya hay mucha maldad en el mundo. Hacer el mal es como llenarse de suciedad por dentro. Más bien, recibid con humildad el mensaje que Dios os ha dado, un mensaje que tiene poder para salvaros.


Por lo tanto, dejad de hacer el mal. No digáis mentiras, ni seáis hipócritas, envidiosos o chismosos.


Pero a los cobardes, a los que no crean en mí, a los que hagan cosas odiosas, a los que hayan matado a otros, a los que tengan relaciones sexuales prohibidas, a los que practiquen la brujería, a los que adoren dioses falsos y a los mentirosos, los lanzaré al lago ardiente de fuego y azufre, y allí permanecerán separados de mí para siempre.


Fuera se quedarán los malvados, los que practican la brujería, los que tienen relaciones sexuales prohibidas, los asesinos, los que adoran a dioses falsos y todos los que aman y practican la mentira.


Sansón le respondió: —Si me atan con sogas nuevas, de las que se usan para atar ganado, perderé mi fuerza y seré como cualquier otro hombre.


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