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Efesios 4:14 - Biblia Lenguaje Básico

14 Ya no seremos como niños, que ahora piensan una cosa y más tarde otra, y que fácilmente son engañados por las falsas enseñanzas de gente astuta que recurre a toda clase de trampas.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Entonces ya no seremos inmaduros como los niños. No seremos arrastrados de un lado a otro ni empujados por cualquier corriente de nuevas enseñanzas. No nos dejaremos llevar por personas que intenten engañarnos con mentiras tan hábiles que parezcan la verdad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Entonces no seremos ya niños a los que mueve cualquier oleaje o viento de doctrina o cualquier invento de personas astutas, expertas en el arte de engañar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Para que ya no seamos niños fluctuantes, zarandeados por las olas, llevados a la deriva por todo viento de doctrina, por la astucia de hombres que emplean con maestría las artimañas del error;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 para que ya no seamos niños, sacudidos por las olas y llevados de acá para allá por todo viento de doctrina, a merced de las trampas de los hombres y de la astucia que urde las artimañas del error,

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Efesios 4:14
44 Referans Kwoze  

Siempre se andan escondiendo, como el león en su cueva; siempre están dispuestos a saltar sobre la gente indefensa y, en cuanto la atrapan, la arrastran en su red.


Sálvame de los que buscan mi mal; líbrame de esos asesinos.


Además, se burlan de mí y dicen: «¡Cómo se atreve a darnos lecciones y a enseñarnos lo que dice Dios! ¡Ni que fuéramos niños pequeños


Ya no hay en este mundo gente buena y que ame a Dios; unos a otros se hacen daño. Solo esperan el momento de matarse unos a otros.


Cuando los enviados por Juan se fueron, Jesús comenzó a hablar con la gente acerca de Juan. Les decía: —¿A quién fuisteis a ver al desierto? ¿Era acaso un hombre sin carácter como las cañas que dobla el viento?


Surgirán muchos falsos profetas y engañarán a muchas personas.


Porque vendrán falsos mesías y falsos profetas, y harán cosas tan maravillosas que engañarán a la gente. Incluso, si pueden, engañarán a los que Dios ha elegido.


Pero no les hagas caso, porque más de cuarenta hombres estarán escondidos esperando a Pablo, y han jurado que no comerán ni beberán nada hasta matarlo, y que si no lo hacen les caerá una maldición. Ellos están ahora esperando tu respuesta.


Cuando aún no habíais creído en Cristo, cometíais el error de adorar ídolos que ni siquiera pueden hablar.


Hermanos en Cristo, sed inocentes como niños en lo que se refiere al mal, pero sed personas maduras en vuestro modo de pensar.


Porque, para Dios, la sabiduría de este mundo es más bien ignorancia. Como dice la Escritura: «Dios hace que los sabios caigan en sus propias trampas».


Algunos anuncian el mensaje de Dios solo para ganarse la vida, pero nosotros no lo hacemos así. Al contrario, Dios es testigo de que, unidos a Cristo, trabajamos con sinceridad y honradez, proclamando lo que Dios nos inspira.


No hacemos nada que sea vergonzoso ni actuamos a escondidas. No tratamos de engañar a la gente ni cambiamos el mensaje de Dios. Al contrario, Dios es testigo de que decimos solo la verdad. Por eso, todos pueden confiar en nosotros.


¡Ay, gálatas, qué tontos sois! ¡Hasta parece que estáis embrujados! Yo mismo os di una explicación clara de cómo murió Jesucristo en la cruz.


Protegeos con la armadura que Dios os ha dado y así podréis resistir los ataques del diablo.


Y no debe ser alguien que hace poco tiempo que es creyente, pues puede volverse orgulloso, y entonces merecería el mismo castigo que el diablo.


Seguramente ya sabes que todos los cristianos de la provincia de Asia me abandonaron. ¡Hasta Figelo y Hermógenes me dejaron solo!


Pero los malvados y los engañadores irán de mal en peor; engañarán a los demás, pero también ellos mismos serán engañados.


Porque llegará el día en que no querrán escuchar la buena enseñanza. Al contrario, querrán oír enseñanzas que les agraden. Por eso buscarán maestros que les digan lo que quieren oír.


Por eso, no hagáis caso de enseñanzas extrañas que no tienen nada que ver con lo que Jesucristo nos enseñó. Esas reglas acerca de lo que se debe comer y de lo que no se debe comer, nunca han ayudado a nadie. Lo verdaderamente importante es que Dios nos fortalezca con su gracia.


Eso sí, debe pedirla con la seguridad de que Dios se la dará. Porque los que dudan son como las olas del mar, que el viento lleva de un lado a otro.


Algo parecido pasa con los barcos: por grande que sea un barco, y por fuertes que sean los vientos que lo empujan, el navegante puede controlarlo con un timón muy pequeño.


Porque ellos, para impresionar a la gente, dicen cosas bonitas que, en realidad, no sirven para nada. Prometiendo disfrutar de los placeres carnales, tratan de engañar a los que con mucho esfuerzo apenas han logrado alejarse del pecado.


Estos enemigos de Cristo han salido de entre nosotros, pero en realidad no eran de nuestro grupo. Si hubieran sido de nuestro grupo, se habrían quedado con nosotros. Pero así ha quedado claro que no todos los que se reúnen con nosotros son de los nuestros.


Os estoy escribiendo estas cosas para advertiros sobre algunos que quieren engañaros.


Queridos hermanos, no creáis a todos los que dicen que tienen el Espíritu de Dios. Ponedlos a prueba, para ver si son lo que dicen ser. Porque el mundo está lleno de falsos profetas.


Es una vergüenza cómo se portan esas personas en vuestras reuniones fraternales, pues comen y beben sin ningún respeto. Solo se preocupan de ellos mismos y son como nubes sin agua, que el viento lleva de un lado a otro. Se parecen a los árboles que no dan fruto, pues han sido arrancados de raíz y están totalmente secos.


Pero el monstruo fue capturado junto con el falso profeta que en su presencia había hecho maravillas. El falso profeta era el que había engañado con milagros a los que se dejaron poner la marca del monstruo y adoraron su estatua. Los dos fueron lanzados vivos a un lago ardiente de fuego y azufre.


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