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Efesios 4:12 - Biblia Lenguaje Básico

12 Hizo esto para que todos los que formamos la Iglesia, que es su cuerpo, estemos capacitados para servir y enseñar a los creyentes.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Ellos tienen la responsabilidad de preparar al pueblo de Dios para que lleve a cabo la obra de Dios y edifique la iglesia, es decir, el cuerpo de Cristo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Así prepara a los suyos para las obras del ministerio en vista de la construcción del cuerpo de Cristo;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 a fin de adiestrar° a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo del Mesías,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 a fin de organizar al pueblo santo para las funciones del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,

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Efesios 4:12
45 Referans Kwoze  

Pero yo he pedido a Dios que te ayude, para que sigas creyendo y, una vez se fortalezca tu fe, tú des firmeza a la fe de tus compañeros.


No hay que olvidar que Judas era uno de los nuestros, y que trabajaba con nosotros.


para que haga el trabajo de apóstol que le correspondía a Judas.


Bernabé era un hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe. Cuando llegó y vio que Dios había bendecido a toda aquella gente, se alegró mucho y los animó para que se mantuvieran fieles al Señor. Y fueron muchos los que escucharon a Bernabé y aceptaron el mensaje de Dios.


No me preocupa si tengo que morir porque la vida no es para mí lo más importante. Lo que sí quiero es tener la satisfacción de haber llevado a término mi tarea y haber anunciado como el Señor Jesús me encomendó, la buena noticia de que Dios nos ha concedido su favor.


Debéis cuidaros a vosotros mismos y cuidar a los miembros de la Iglesia. Recordad que el Espíritu Santo os puso como líderes para que cuidéis de la Iglesia que Dios salvó por medio de la muerte de su propio Hijo.


Entre tanto la Iglesia vivía en paz en toda la región de Judea, Galilea y Samaría, e iba consolidándose y caminando al servicio del Señor. Y con la ayuda del Espíritu Santo cada vez se unían más y más personas al grupo de seguidores del Señor Jesús.


Algo parecido pasa con nosotros: aunque somos muchos, todos juntos formamos un solo cuerpo, el de Cristo, en el que cada uno está al servicio de los demás.


Si nos pone a servir a otros, hagámoslo bien. Si nos da la capacidad de enseñar, dediquémonos a enseñar.


Por lo tanto, vivamos en paz unos con otros, y ayudémonos a crecer en la nueva vida que Cristo nos ha dado.


Hermanos míos, estoy seguro de que sois muy buenos y estáis llenos de conocimientos, pues sabéis aconsejaros unos a otros.


Todos debemos apoyar a los demás y buscar su bien. Así los ayudaremos a creer más en Dios.


Estoy seguro de que, cuando llegue a la ciudad de Roma, compartiré con vosotros todo lo bueno que hemos recibido de Cristo.


Cada uno de vosotros es parte de la Iglesia, y todos juntos formáis el cuerpo de Cristo.


Dios nos enseña que, cuando el Espíritu Santo nos concede alguna capacidad especial, lo hace para que procuremos el bien de los demás.


Por eso, ya que tanto deseáis las capacidades que concede el Espíritu, tratad de tener aquellas que ayuden a todos los de la Iglesia.


Por ejemplo, si yo oro en un lenguaje misterioso, el que ora es mi espíritu, pero mi entendimiento no se aprovecha de nada.


Hermanos míos, cuando os reunáis, todo lo que hagáis debe ayudar a los demás. Unos pueden cantar, otros pueden enseñar o comunicar lo que Dios les haya mostrado, otros pueden hablar en un lenguaje misterioso, o interpretar lo que se dice con ese lenguaje.


Tal vez creáis que os estamos pidiendo disculpas, pero no es así. Nosotros pertenecemos a Cristo, y Dios es testigo de que todo lo que hemos hecho, queridos hermanos, lo hicimos para ayudaros a confiar cada vez más en Cristo.


Eso es todo, queridos hermanos. Me despido de vosotros deseando que estéis alegres. Tratad de ser mejores. Hacedme caso. Poneos de acuerdo unos con otros y vivid tranquilos. Y Dios, que nos ama y nos da paz, estará con vosotros.


Por eso, si vosotros sois fuertes, no importa que nosotros seamos débiles. Oramos para que seáis cada vez mejores seguidores de Cristo.


Dios es bueno y nos permite servirle. Por eso no nos desanimamos.


No queremos que nadie critique nuestra tarea. Por eso tratamos de no dar mal ejemplo.


Queridos hermanos: Estas son las promesas que Dios nos ha hecho. Por eso debemos mantenernos limpios de todo lo que pueda mancharnos, ya sea el cuerpo o el espíritu, y para ello debemos honrar a Dios y serle fieles hasta el fin.


Cristo es quien va uniendo a cada miembro de la Iglesia, según sus funciones, y quien hace que cada uno trabaje en armonía, para que la Iglesia vaya creciendo y haciéndose más fuerte por medio del amor.


No digáis malas palabras. Al contrario, decid siempre cosas buenas que ayuden a los demás a crecer espiritualmente y sean de alguna utilidad para quienes las escuchan.


Solo hay una Iglesia, solo hay un Espíritu, y una es la esperanza a la que habéis sido llamados.


Ahora me alegro de sufrir por vosotros, pues así voy completando en mi propio cuerpo los sufrimientos del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia.


Nosotros anunciamos a Cristo y con toda sabiduría aconsejamos y enseñamos a todos, de manera que lleguen a ser perfectos como Cristo.


Decidle a Arquipo que trate de hacer bien el trabajo que el Señor Jesucristo le ha encargado.


Le doy gracias a nuestro Señor Jesucristo, porque ha confiado en mí y me ha dado fuerzas para trabajar por él.


El único que está conmigo es Lucas. Marcos puede ayudarme mucho en mi trabajo de anunciar la buena noticia, así que búscalo y tráelo contigo cuando vengas.


Pero tú, Timoteo, sé prudente en todo momento, soporta los sufrimientos y anuncia siempre la buena noticia. Haz bien tu trabajo.


Obedeced a vuestros líderes haciendo lo que os digan, porque ellos cuidan de vosotros sin descanso y saben que son responsables ante Dios de lo que os pase. De esta manera harán su trabajo con alegría y sin quejarse, pues ¿de qué os serviría que lo hicieran a disgusto?


Por eso, sigamos aprendiendo cada vez más, hasta que lleguemos a ser cristianos maduros. No volvamos otra vez a las cosas básicas que aprendimos acerca de Cristo, tales como no pecar más, creer en Dios,


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