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Efesios 2:8 - Biblia Lenguaje Básico

8 Habéis sido salvados gratuitamente por haber creído en Dios. Ninguno de vosotros se ganó la salvación, sino que Dios os la regaló.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Ustedes han sido salvados por la fe, y lo han sido por gracia. Esto no vino de ustedes, sino que es un don de Dios;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no es° de vosotros, es el don de Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Pues por la gracia habéis sido salvados mediante la fe; y esto no proviene de vosotros: es don de Dios;

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Efesios 2:8
40 Referans Kwoze  

Jesús le dijo: —¡Dichoso tú, Pedro, hijo de Jonás! Porque no sabes esto por tu propia cuenta, sino que te lo ha revelado mi Padre que está en el cielo.


Entonces se acercaron los trabajadores que llegaron a las cinco de la tarde y recibieron el salario de un día completo.


Los que crean en mí y se bauticen se salvarán. Pero a los que no crean en mí, yo los voy a rechazar.


Pero Jesús dijo a la mujer: —Porque has tenido fe, te has salvado. Vete en paz.


El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que no cree no la tiene, sino que ha sido condenado por Dios.


Jesús le respondió: —Si conocieras lo que Dios quiere darte y supieras quién soy yo, el que te pide de beber, tú me pedirías agua a mí, y yo te daría el agua que da vida.


Os aseguro que todo el que preste atención a lo que digo y crea en Dios, que me envió, tendrá vida eterna. Aunque antes viviera alejado de Dios, ya no será condenado, pues ha recibido la vida eterna.


Jesús les dijo: —Yo soy ese pan que da vida. El que viene a mí no volverá a tener hambre; el que cree en mí, no volverá a tener sed.


Todos los que mi Padre ha elegido para que sean mis seguidores vendrán a buscarme, y yo no los rechazaré.


Porque mi Padre quiere que cuantos me vean a mí, que soy su Hijo, y crean en mí, tengan vida eterna; yo, entonces, los resucitaré cuando llegue el fin del mundo.


Dios es mi Padre y él me ha enviado; así que nadie puede ser mi seguidor si el Padre que me envió no lo quiere. Y yo haré que, cuando llegue el fin, resuciten mis seguidores.


También les dijo que nadie puede creer en él si Dios, que es su Padre, no se lo concede.


pero Dios perdona a todo el que cree en Jesús.


Cuando Pablo y Bernabé llegaron a Antioquía, se reunieron con los miembros de la iglesia y les contaron todo lo que Dios había hecho por medio de ellos. Les contaron además cómo el Señor había hecho que también los que no eran judíos, pudieran creer en Jesús.


No debe ser así, pues creemos que nosotros, lo mismo que ellos, nos salvamos gracias a Jesús.


Una de las que nos escuchaba se llamaba Lidia. Era de la ciudad de Tiatira, vendía telas muy finas de color púrpura; además adoraba al verdadero Dios. El Señor hizo que Lidia prestara mucha atención a lo que Pablo decía,


Ellos le respondieron: —Cree en el Señor Jesús, y tú y tu familia os salvaréis.


Pero, ¿cómo van a reconocerlo, si no creen en él? ¿Y cómo van a creer en él, si nada saben de él? ¿Y cómo van a saberlo, si nadie les habla acerca del Señor Jesucristo?


Así que las personas llegan a creer en Dios cuando oyen el mensaje acerca de Jesucristo.


Por eso, para que la promesa de Dios tuviera valor para los descendientes de Abrahán, Dios no pidió nada a cambio. Hizo la promesa para todos los que habían de creer en él. No solo para los que obedecen la ley, sino también para los que tienen la fe de Abrahán. Por eso Abrahán es el padre de todos nosotros.


En cambio, Dios declara inocente al pecador, aunque el pecador no haya hecho nada para merecerlo, porque Dios le toma en cuenta su confianza en él.


Así que la elección de Dios no depende de que alguien quiera ser elegido o se esfuerce por serlo. Más bien, depende de que Dios se muestre compasivo con él.


Por eso, la bendición que Dios prometió darle a Abrahán es también para los que no son judíos y nosotros, si creemos en Cristo, recibiremos el Espíritu que Dios nos ha prometido.


Las Escrituras dicen que el pecado nos domina a todos, de modo que la promesa de Dios es para los que creen en Jesucristo.


Pido también que entendáis bien el gran poder con que Dios nos ayuda en todo, un poder que no tiene límites.


Nosotros somos creación de Dios. Por nuestra unión con Jesucristo nos creó para que vivamos haciendo el bien, lo que Dios ya había planeado de antemano.


Por eso, aunque estábamos muertos por culpa de nuestros pecados, él nos dio vida al resucitar a Cristo. Por pura gracia de Dios habéis sido salvados.


Dios os ha dado el privilegio de confiar en Cristo y también de sufrir por él.


De la misma forma, cuando fuisteis bautizados es como si hubierais sido sepultados también con Cristo. Y resucitasteis con él, porque habéis creído en el poder de Dios.


los destruirá para siempre y los echará lejos de su presencia, a un lugar donde no podrán compartir su gloria y su poder.


Pero los que han dejado de creer en Cristo ya no pueden volver a ser amigos de Dios, aunque alguna vez hayan creído que el mensaje de Dios es la verdad, y con gusto lo hayan recibido como un regalo. Si dejan de creer en Cristo, lo que habrán hecho será volver a clavarle en la cruz y hacer que todo el mundo se burle de él. No importa que hayan recibido el Espíritu Santo junto con los demás, ni que hayan sabido lo bueno que es el mensaje de Dios, ni lo poderoso que Dios será en el nuevo mundo; si dejan de creer en Cristo ya no podrán renovarse y volver a él.


Vosotros tenéis fe en Dios y por eso él os protege con su poder, para que podáis ser salvos tal y como lo tiene planeado para los últimos tiempos.


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