Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt

- Piblisite -





Efesios 1:7 - Biblia Lenguaje Básico

7-8 Por la muerte de su Hijo, Dios perdonó nuestros pecados y nos liberó de toda culpa. Esto lo hizo por su inmenso amor. Y derramando abundantemente sobre nosotros su gracia y llenándonos de sabiduría y conocimiento,

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

7 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia,

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Dios es tan rico en gracia y bondad que compró nuestra libertad con la sangre de su Hijo y perdonó nuestros pecados.

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

7 En él y por su sangre fuimos rescatados, y se nos dio el perdón de los pecados, fruto de su generosidad inmensa

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

7 en quien tenemos la° redención por su sangre, el perdón de los pecados,° conforme a las riquezas de su gracia,

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 En él tenemos la redención por medio de su sangre, el perdón de los pecados según la riqueza de su gracia,

Gade chapit la Kopi




Efesios 1:7
67 Referans Kwoze  

y se compadezca de nosotros diciendo: «Voy a libraros de bajar a la tumba pues he encontrado quien pague vuestro rescate»,


Pero tú nos perdonas y por eso mereces que te honremos.


Y tú, Israel, confía en Dios porque él nos ama y nos da plena libertad.


Dios mío, tú eres bueno y sabes perdonar; ¡qué grande es tu amor con los que te invocan!


Mi amor se mantiene por siempre, y siempre estoy dispuesto a perdonar a quienes hacen el mal. Pero también sé castigar al culpable, y a sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos.


Pero yo, que soy tu Dios, borraré todos tus pecados y no me acordaré más de todas tus rebeldías.


Ya no hará falta que unos sean maestros de otros, y que les enseñen a conocerme, porque todos me conocerán, desde el más joven hasta el más viejo. Yo les perdonaré todas sus maldades, y nunca más me acordaré de sus pecados. Soy yo, Dios, quien lo asegura.


¡Escúchanos, Señor y Dios nuestro, y perdónanos! ¡Atiéndenos y ven en nuestra ayuda! ¡Dios mío, te lo pedimos por tu propio honor, ya que tu ciudad y tu pueblo invocan tu nombre!


Pero aunque nos hayamos rebelado contra ti, tú, Dios nuestro, eres misericordioso y nos perdonas.


Muy molesto, le dijo a Dios: —¿No era esto lo que yo pensé que harías cuando aún estaba en mi tierra? Por eso quise huir lejos de ti y dirigirme a Tarsis. Yo sé que eres un Dios muy bueno; te compadeces de todos y te cuesta enfadarte. Es tan grande tu amor que, cuando dices que vas a castigar, después cambias de opinión y no lo haces.


No hay otro Dios que, como tú, perdone los pecados y olvide las maldades de los pocos que quedamos con vida. Tan grande es tu amor por nosotros que tu ira no dura para siempre.


Ese día —así os lo aseguro yo, el Dios todopoderoso— haré que brote un manantial donde los descendientes de David y los habitantes de Jerusalén puedan lavar sus pecados y purificarse de sus impurezas.


Esto es lo que dice el Dios todopoderoso: Álzate, espada, contra mi pastor, contra aquel que me ayuda. Hiere al pastor y el rebaño se dispersará; incluso los más débiles serán golpeados.


Yo hice un pacto contigo, y lo sellé con sangre; por eso rescataré a tus presos del pozo seco donde ahora están.


Yo mismo, el Hijo del hombre, soy así. No he venido a este mundo para que me sirvan, sino para servir a los demás. He venido para liberar a la gente que es esclava del pecado, y para lograrlo daré mi vida.


Esto es mi sangre, y por medio de ella Dios hace un pacto con todos vosotros. Esta sangre va a ser derramada en favor de muchos para perdonar los pecados.


Perdónanos el mal que hacemos, como también nosotros perdonamos a quienes nos hacen mal.


Jesús les dijo: —Esto es mi sangre que va a ser derramada por todos vosotros y por medio de la cual Dios hace un pacto con vosotros.


Anunciarás a su pueblo que ya tiene salvación, pues Dios perdona sus pecados.


y también que en su nombre se proclamaría en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén, un mensaje de conversión para que Dios les perdone sus pecados.


Si perdonáis los pecados de alguien, Dios también se los perdonará. Y si no se los perdonáis, Dios tampoco se los perdonará.


De él hablaron los profetas, diciendo que solo los que crean en él podrán alcanzar el perdón de los pecados.


Pedro les contestó: —Pedid perdón a Dios, convertíos y que cada uno de vosotros se bautice en el nombre de Jesucristo. Así Dios os perdonará y os dará el Espíritu Santo.


Debéis cuidaros a vosotros mismos y cuidar a los miembros de la Iglesia. Recordad que el Espíritu Santo os puso como líderes para que cuidéis de la Iglesia que Dios salvó por medio de la muerte de su propio Hijo.


Por eso, dejad de pecar y volveos a Dios. Así él perdonará vuestros pecados


Dios es bueno, tiene mucha paciencia y soporta todo lo malo que hacéis. Pero no vayáis a pensar que lo que hacéis no tiene importancia; si Dios os trata con bondad es para que os arrepintáis de vuestra maldad.


Pero él nos quiere mucho, y nos declara inocentes sin pedirnos nada a cambio. Por medio de Jesús, nos ha librado del castigo que merecían nuestros pecados.


Dios envió a Jesucristo para morir por nosotros. Si creemos que Jesús murió por nosotros, Dios nos perdonará. Con esto Dios demuestra que es justo y que, gracias a su paciencia, ahora nos perdona todo lo malo que hemos hecho. Él es justo, y acepta a todos los que creen en Jesús.


Con ello demuestra su gran amor y poder para salvarnos. Desde un principio tuvo compasión de nosotros y nos eligió para vivir con él.


Dios os ha unido a Cristo Jesús, y gracias a esa unión ha hecho que Cristo sea nuestra sabiduría, nuestra salvación, nuestra liberación y nuestra santificación.


Ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo que, siendo rico, vino al mundo y se hizo pobre, para que, con su pobreza, vosotros llegarais a ser ricos.


Lo recibisteis como garantía de que Dios cumplirá su promesa liberando totalmente a los que formamos su pueblo. De esta manera alabaremos por siempre la grandeza de Dios.


También le pido a Dios que os haga comprender con claridad el gran valor de la esperanza a la que habéis sido llamados y cuál es la inmensa gloria que vosotros, los creyentes, vais a heredar.


Dios hizo todo eso para que lo alabemos por su inmensa grandeza y por la gracia que derramó sobre nosotros por medio de su amado Hijo.


Pero Dios es muy compasivo y su amor por nosotros es inmenso.


Hizo esto para mostrar en el futuro la bondad y el inmenso amor con que nos amó por medio de Jesucristo.


Pido a Dios que, por medio de su Espíritu y de la inmensa riqueza de su gloria, os haga cristianos fuertes de ánimo.


Por eso, Dios que es inmensamente rico, os dará, por medio de Jesucristo, todo lo que os haga falta.


quien por su muerte nos salvó y perdonó nuestros pecados.


Dios decidió daros a conocer este plan tan grande y maravilloso para todas las naciones; un plan que consiste en que Cristo viva en vosotros y os dé la esperanza de que vais a compartir la gloria de Dios.


Antes, vosotros estabais muertos, pues erais pecadores y no formabais parte del pueblo de Dios. Pero ahora Dios os ha dado vida con Cristo, y os ha perdonado todos vuestros pecados.


Y lucho para animaros a todos y para que os mantengáis unidos en el amor de Cristo, y así lleguéis a entender la riqueza que lleva consigo entender todas las cosas y comprender plenamente el plan que Dios y Cristo habían mantenido en secreto;


Este Jesús dio su propia vida para salvar a todo el mundo, como así lo demostró en el tiempo señalado.


Él quiso morir para rescatarnos de todo lo malo y para purificarnos de nuestros pecados, haciendo de nosotros su pueblo, un pueblo deseoso de hacer el bien.


y es que Dios ha derramado generosamente sobre nosotros ese Espíritu a través de Jesucristo, nuestro Salvador.


La ley dice que con la sangre quedan purificadas casi todas las cosas, y que si no hay derramamiento de sangre, tampoco hay perdón de los pecados.


Cristo hizo suyos nuestros pecados y por eso murió en la cruz. Lo hizo para que nosotros dejemos por completo de pecar y vivamos para hacer el bien. Cristo fue herido para que vosotros fuerais sanados.


Porque Cristo murió una vez y para siempre para perdonar nuestros pecados. Él era bueno e inocente y sufrió por los pecadores para llevaros a Dios. Como hombre mortal, padeció la muerte, pero como espíritu volvió a la vida.


Hijos míos, os escribo porque Dios os ha perdonado vuestros pecados por medio de lo que hizo Jesucristo.


que ha muerto para que Dios perdone nuestros pecados y los de todo el mundo.


El verdadero amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que nosotros fuéramos perdonados por medio de su sacrificio.


Estos son los que no adoraron a dioses falsos ni fueron infieles a Dios. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va y han sido salvados para ser el primer fruto ofrecido a Dios y al Cordero.


Y todos ellos cantaban un cántico nuevo que decía: —Solo tú mereces tomar el libro y romper sus sellos. Porque fuiste sacrificado, y con tu sangre rescataste para Dios a gente de toda raza, idioma, pueblo y nación.


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite