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Efesios 1:3 - Biblia Lenguaje Básico

3 Demos gracias al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo por las bendiciones espirituales que Cristo nos trajo del cielo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 ¡Bendito sea Dios, Padre de Cristo Jesús nuestro Señor, que nos ha bendecido en el cielo, en Cristo, con toda clase de bendiciones espirituales!

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesús, el Mesías, quien nos bendijo en los cielos° con toda bendición espiritual en el Mesías,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Bendito Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en el cielo, en Cristo,

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Efesios 1:3
39 Referans Kwoze  

El Dios altísimo merece ser alabado, pues te ha dado la victoria sobre tus enemigos. De inmediato, Abrán le dio a Melquisedec la décima parte de todo lo que había recuperado.


A continuación David se dirigió a toda la asamblea del pueblo diciendo: —¡Bendecid y alabad a Dios! Y el pueblo entero, inclinándose ante Dios y ante el rey, bendijo al Dios de sus antepasados.


Cuando Ezequías y los principales jefes vieron esa gran cantidad de ofrendas, bendijeron a Dios y a su pueblo Israel.


¡Que Dios, creador del cielo y de la tierra, os bendiga desde su Templo!


Que la fama del rey permanezca, que dure tanto como el sol. Que sirva su nombre para que se bendigan unas a otras las naciones y todas ellas lo proclamen feliz.


¡Bendito seas por siempre! Que tu grandeza llene toda la tierra ¡Amén, amén!


Vuestros descendientes serán famosos entre todas las naciones; cuando la gente los vea, dirá: "Son un pueblo bendecido por Dios"».


Por eso alabo y adoro al Rey del cielo, pues todo lo que hace está bien hecho. Él es un Dios justo, que humilla a los que son orgullosos.


Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios diciendo:


Cuando yo regrese a vuestro lado, os daréis cuenta de que el Padre y yo somos uno; y vosotros y yo también seremos uno.


Te pido, Padre, que se mantengan unidos entre ellos, y lo mismo que tú y yo estamos unidos, que también ellos se mantengan unidos a nosotros. Así la gente de este mundo creerá que tú me enviaste.


Jesús le dijo: —No me detengas, pues todavía no he ido a reunirme con mi Padre. Pero vete y diles a mis discípulos que voy a reunirme con él, que también es vuestro Padre. Él es mi Dios, y vuestro Dios.


Algo parecido pasa con nosotros: aunque somos muchos, todos juntos formamos un solo cuerpo, el de Cristo, en el que cada uno está al servicio de los demás.


Así, todos juntos podréis alabar a Dios Padre.


Dios os ha unido a Cristo Jesús, y gracias a esa unión ha hecho que Cristo sea nuestra sabiduría, nuestra salvación, nuestra liberación y nuestra santificación.


La Iglesia de Cristo es como el cuerpo humano. Está compuesto de distintas partes, pero es un solo cuerpo.


¡Demos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Él es un Padre bueno y amoroso que siempre nos ayuda.


El Dios y Padre del Señor Jesús, que merece ser siempre alabado, sabe que no estoy mintiendo.


Ahora que estamos unidos a Cristo, somos una nueva creación. Dios ya no tiene en cuenta nuestra antigua manera de vivir, sino que nos ha hecho comenzar una vida nueva. Y todo esto viene de Dios. Antes éramos sus enemigos, pero ahora, por medio de Cristo, hemos llegado a ser sus amigos, y nos ha encargado que anunciemos a todo el mundo esta buena noticia: que, por medio de Cristo, Dios perdona los pecados y hace las paces con todos.


Cristo nunca pecó. Pero Dios lo trató como si hubiera pecado, para declararnos a nosotros inocentes por medio de Cristo.


Así que Dios bendecirá, por medio de Abrahán, a todos los que crean en él como Abrahán lo hizo.


Cuando llegó el momento preciso, Dios realizó su plan llevando la historia a su plenitud y reuniendo todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra, y poniendo como jefe al frente de ellas a Cristo.


Le pido al Dios de nuestro Señor Jesucristo, es decir, al Padre a quien pertenece la gloria, que os dé su Espíritu, para que seáis sabios y podáis entender cómo es Dios.


Es el poder con el que Dios resucitó a Cristo y le dio un lugar en el cielo, a la derecha de su trono, concediéndole


Dios, al resucitar a Jesucristo, nos resucitó y nos dio un lugar en el cielo, junto a él.


Así, por medio de la Iglesia, los ángeles y los poderosos espíritus celestes sabrán ahora que Dios es sabio en todo.


Porque no luchamos contra gente de carne y hueso como nosotros, sino contra espíritus malvados e invisibles que imponen su autoridad, poder y dominio en un mundo tenebroso.


De esta manera, todos reconocerán que Jesucristo es el Señor y darán gloria a Dios Padre.


Pero esos sacerdotes celebran un culto que es simple imagen de lo que pasa en el cielo. Por eso, cuando Moisés iba a construir el santuario, Dios le dijo: «Pon mucho cuidado, porque debes hacerlo todo siguiendo el modelo que te mostré en el monte».


Por eso fue necesario ofrecer en sacrificio a esos animales, para purificar lo que solo era una copia de lo que hay en el cielo. Pero lo que hay en el cielo necesita algo más valioso que sacrificios de animales.


Alabemos al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que por su gran amor y por medio de la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, ha hecho que tengamos una esperanza llena de vida,


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