14 Por eso, cuando vengan los buenos tiempos, disfrútalos; pero cuando lleguen los tiempos malos, ponte a pensar que todo viene de Dios y que nunca sabemos lo que nos espera.
14 En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él.
14 Disfruta de la prosperidad mientras puedas, pero cuando lleguen los tiempos difíciles, reconoce que ambas cosas provienen de Dios. Recuerda que nada es seguro en esta vida.
14 En los días felices disfruta de la felicidad, y en el día de la desgracia, abre los ojos: Dios los ha dispuesto a ambos de tal manera que nadie pueda saber cuál será su fin.
14 En el día del bien goza del bien, y en el día de la adversidad reflexiona: Ha- ’Elohim ha hecho tanto el uno como el otro, para que el hombre no sepa lo que sucederá después de él.
Pero si en ese lugar donde tu pueblo esté prisionero, se convierte a ti con toda sinceridad, atiéndelo. Si reconoce que ha pecado y actuado mal y te lo dice, escúchalo. Si tu pueblo ora a ti y te ruega, mirando hacia esta tierra que diste a sus antepasados, hacia esta ciudad y hacia este Templo que yo te he construido,
Pero Job le respondió: —No digas tonterías. Si aceptamos todo lo bueno que Dios nos da, también debemos aceptar lo malo. Y a pesar de todo lo que le había sucedido, Job no ofendió a Dios con sus palabras.
Alégrate ahora que eres joven. Déjate llevar por lo que tus ojos ven y por lo que tu corazón desea, pero no olvides que un día Dios te pedirá cuentas por todo lo que hagas.
Termino este libro diciendo que ya todo está dicho. Todo lo que debemos hacer es respetar a Dios y obedecerlo porque en eso consiste ser una persona de verdad.
Lo que sí he visto es que, cuando morimos, nadie nos trae de vuelta para ver lo que pasará después. Por eso, disfrutemos de nuestro trabajo, ya que esa es nuestra recompensa.
Desde mi punto de vista, es muy poco lo que vivimos. Así que comamos, bebamos y disfrutemos de lo que tanto trabajo nos ha costado en este mundo, pues esa es nuestra recompensa.
Tú, ¡oh Dios!, les tienes preparado su castigo, pero ellos ni siquiera se dan cuenta. ¡Demuéstrales cuánto nos amas para que sientan vergüenza! ¡Destrúyelos con el fuego destinado a tus enemigos!
Id y averiguad lo que Dios quiso decir con estas palabras: «Prefiero que seáis compasivos con la gente a que me traigáis ofrendas». Yo no he venido a llamar a los que ya son buenos, sino a los que son pecadores.
Allí dieron ánimos a los que habían creído en Jesús y les recomendaron que siguieran firmes en la fe. Les decían: —Debemos sufrir mucho antes de entrar en el reino de Dios.
Después de eso, hará una fiesta para dar gracias a Dios por lo que él y su familia hayan recibido. A esa fiesta invitará a los sacerdotes y a los inmigrantes que vivan en el país.
Os ha hecho pasar hambre, pero os ha dado a comer pan del cielo, un alimento que ni vosotros ni vuestros antepasados conocieron. De esta manera Dios quiso enseñaros que, aunque os falte el alimento, podéis confiar en sus promesas y en su palabra, y tener vida.