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Eclesiastés 2:10 - Biblia Lenguaje Básico

10 Hice todo lo que quise y no me privé de ninguna alegría. Disfruté plenamente de todos mis trabajos y esa fue mi recompensa.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Todo lo que quise lo hice mío; no me negué ningún placer. Hasta descubrí que me daba gran satisfacción trabajar mucho, la recompensa de toda mi labor;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Todo lo que mis ojos deseaban, me lo concedí; no hubo placer del cual me haya privado, pues encontraba mi alegría en todo lo que hacía. Así, al menos recogía el fruto de mi trabajo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Nada de cuanto mis ojos deseaban les negué, ni privé a mi corazón de placer alguno, pues mi corazón gozaba de toda mi labor, y esta era la porción° de todo mi trabajo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Nada rehusé a los deseos de mis ojos. No privé de goce alguno a mi corazón; porque mi corazón disfrutaba en todos mis esfuerzos, y ésa era la paga de todas mis fatigas.

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Eclesiastés 2:10
21 Referans Kwoze  

La mujer se fijó en que el fruto del árbol era apetitoso, hermoso a la vista y útil para alcanzar sabiduría. Arrancó entonces uno de los frutos y comió. Luego le dio a su marido, que estaba allí con ella, y también él comió.


Cuando los hijos de Dios vieron que las mujeres de este mundo eran muy bellas, eligieron a las más hermosas y se casaron con ellas.


Yo siempre me propuse no mirar con malos deseos a ninguna mujer joven.


No me dejes seguir a dioses falsos, pues quiero seguirte solo a ti.


Si tú eres uno de ellos, te ganarás el pan con tu trabajo, te irá bien y serás feliz.


pues dejas un instante de mirar y han desaparecido del todo; son como las águilas que abren las alas, y desaparecen en la altura.


Alégrate ahora que eres joven. Déjate llevar por lo que tus ojos ven y por lo que tu corazón desea, pero no olvides que un día Dios te pedirá cuentas por todo lo que hagas.


Entonces decidí ver qué satisfacciones ofrecen los placeres, ¡pero tampoco a esto le encontré sentido!


Después de tantos trabajos y preocupaciones, ¿qué nos llevamos de este mundo? ¡Nada!


Lo mejor que podemos hacer es comer, beber y disfrutar de nuestro trabajo. He podido darme cuenta de que eso es un regalo de Dios,


Lo que sí he visto es que, cuando morimos, nadie nos trae de vuelta para ver lo que pasará después. Por eso, disfrutemos de nuestro trabajo, ya que esa es nuestra recompensa.


Y es que a quien acumula riquezas no le falta gente que quiere aprovecharse de ellas. Lo único que sacan los ricos es el gusto de ver tanto dinero,


Desde mi punto de vista, es muy poco lo que vivimos. Así que comamos, bebamos y disfrutemos de lo que tanto trabajo nos ha costado en este mundo, pues esa es nuestra recompensa.


Si Dios nos da muchos bienes y riquezas, también nos permite disfrutar de lo que nos da; disfrutemos entonces de lo que tanto trabajo nos ha costado, porque es un regalo de Dios.


a veces Dios nos da mucho dinero y honores, y cumple todos nuestros deseos, pero luego son otros los que acaban disfrutando de todo eso. ¡A mí me parece algo terrible y sin sentido!


Por eso, «más vale contentarse con lo que uno ve que desear lo imposible». Aunque tampoco esto tiene sentido, porque es como querer atrapar el viento.


Por eso recomiendo, como única felicidad, disfrutar de la vida que Dios nos ha dado en este mundo comiendo, bebiendo y divirtiéndose. Eso es lo único que nos queda después de mucho trabajar.


Con la muerte se acaban sus amores, sus odios, sus pasiones y su participación en todo lo que sucede en este mundo.


Puesto que Dios nos ha dado una corta vida en este mundo, disfrutemos de cada momento con la mujer amada. ¡Disfrutemos cada día de esta vida sin sentido, pues esa es nuestra recompensa después de tanto trabajar!


Las cosas que ofrece la gente del mundo no vienen de Dios, sino del mal que hay en el mundo. Y estas son las cosas que el mundo nos ofrece: los malos deseos, la ambición de tener todo lo que vemos y el orgullo de poseer muchas riquezas.


Cuando volvió dijo a sus padres: —He visto en Timná a una joven filistea y quiero casarme con ella. Haced los preparativos necesarios para la boda.


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