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Daniel 8:11 - Biblia Lenguaje Básico

11 Este cuerno pequeño se atrevió también a desafiar al jefe mismo de las estrellas. Incluso prohibió que se presentaran a Dios las ofrendas diarias y se burló del Templo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

11 Aun se engrandeció contra el príncipe de los ejércitos, y por él fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fue echado por tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Incluso desafió al comandante del ejército de los cielos cancelando los sacrificios diarios que le ofrecían al comandante y destruyendo su templo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Se alzó incluso contra el jefe de ese ejército: le quitó el sacrificio perpetuo y sacudió los cimientos de su santuario

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Se llegó a engrandecer hasta contra el Príncipe de la milicia celestial. Por él fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su Santuario fue echado por tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Se elevó hasta el mismo jefe de este ejército y le quitó el sacrificio perpetuo. Destrozó el fundamento de su santuario,

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Daniel 8:11
28 Referans Kwoze  

¿A quién has insultado y ofendido? ¿Contra quién has levantado tu voz y alzado tu mirada altiva? Ha sido contra mí, que soy el Santo de Israel.


¡Porque te has enfurecido y te has llenado de orgullo! Por eso voy a ponerte un gancho en la nariz, y un freno en la boca, y haré que regreses a tu tierra por el camino por donde viniste».


Tú, Moab, me ofendiste; ¡ahora dejaré que tus enemigos te dejen en vergüenza y se burlen de ti!


Los que vivís en Moab trataréis de escapar, pero sin éxito, pues caeréis de trampa en trampa; y aunque lograseis escapar, acabaréis por caer en la tumba. Ya está muy cerca el día en que castigaré a Moab y dejará de ser una nación porque se rebeló contra mí. Soy yo, Dios, quien lo asegura.


Ese malvado derrotará por completo a los ejércitos enemigos, y también al príncipe con quien había hecho un tratado.


Sus soldados no respetarán el Templo ni la ciudad amurallada. Eliminarán el sacrificio que se ofrece todos los días y colocarán en el Templo un ídolo odioso.


A partir del momento en que se suprima el sacrificio diario y sea colocado en el Templo de Dios el ídolo odioso, pasarán mil doscientos noventa días. Felices los que esperen todo ese tiempo confiando en Dios.


sino que te has rebelado contra el Dios del cielo y has mandado traer las copas del Templo de Dios, y en ellas has bebido tú, majestad, junto con todos tus invitados y todas tus mujeres. Para colmo, en lugar de adorar al Dios que te hizo y que tiene poder sobre tu vida, has adorado a sus dioses. ¡Esos dioses no pueden ver ni oír ni pensar, pues están hechos de metal, madera y piedra!


Ofenderá con sus palabras al Dios altísimo y luchará contra su pueblo elegido. Tratará de cambiar las costumbres religiosas y la ley de Dios, y durante tres años y medio tendrá sometido al pueblo elegido por Dios.


Era tanta su maldad, que ordenó que su ejército acampara en donde todos los días se presentaban las ofrendas; luego echó por los suelos la verdad y comenzó a hacer todo lo que quiso. ¡Y todo le salió bien!


Ese rey se irá haciendo más y más poderoso, aunque no por sus propias fuerzas. Le irá bien en todo lo que haga, pero causará muchos destrozos. Destruirá a gente poderosa, y también al pueblo de Dios.


Será un rey muy astuto, y engañará a mucha gente. Se creerá el rey más importante, y matará a traición a gente que vivía tranquila. Se levantará en armas contra el Príncipe de príncipes, pero saldrá derrotado sin que intervenga ningún poder humano.


Tú debes entender bien esto: Pasarán siete semanas desde que se dé la orden de reconstruir Jerusalén hasta la llegada del Príncipe elegido. Y pasarán otras sesenta y dos semanas hasta que sean reconstruidas las murallas y las calles de Jerusalén. ¡Serán días de angustia y tristeza!


Estas son las ofrendas que deben presentarme y lo harán de la siguiente manera: Cada día sacrificaréis quemándolos por completo dos corderos de un año y sin defecto alguno. Uno lo ofreceréis por la mañana, y el otro al atardecer. Con cada cordero ofreceréis un litro de vino, que derramaréis en el santuario para honrarme, y dos kilos de la mejor harina, amasada con un litro de aceite de oliva. Este es el sacrificio que siempre se ofrecía en el monte Sinaí y que era para mí de suave y agradable olor.


A unos los matarán con espada y a otros los llevarán prisioneros a otros países. La ciudad de Jerusalén será conquistada y humillada por gente de otro país, hasta que llegue el momento en que también esa gente será destruida.


Ese hombre está en contra de Dios y de todo lo que está dedicado a Dios. Hasta pondrá su trono en el Templo de Dios, y afirmará que él mismo es Dios.


Dios hizo todas las cosas para él mismo y quiere que sean muchos los que compartan su gloria. Para ello, Dios tenía que hacer perfecto a Jesucristo por medio del sufrimiento para que así Jesucristo fuera el Salvador de ellos.


Después, el monstruo y los diez reyes lucharán contra el Cordero, pero el Cordero los vencerá porque es el Señor más grande y el Rey más poderoso. Con él estarán también sus seguidores, los creyentes a quienes él ha llamado y elegido.


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