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Daniel 6:7 - Biblia Lenguaje Básico

7 Entonces los gobernadores y sus jefes fueron a ver al rey Darío y le dijeron: —¡Larga vida al rey!

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Biblia Reina Valera 1960

7 Todos los gobernadores del reino, magistrados, sátrapas, príncipes y capitanes han acordado por consejo que promulgues un edicto real y lo confirmes, que cualquiera que en el espacio de treinta días demande petición de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Todos nosotros —administradores, autoridades, altos funcionarios, asesores y gobernadores— nos hemos puesto de acuerdo en que el rey apruebe una ley que se haga cumplir estrictamente. Ordene usted que, en los próximos treinta días, todo aquel que ore a quien sea, divino o humano —excepto a usted, su majestad—, sea arrojado al foso de los leones.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Todos los altos funcionarios del reino, los prefectos, gobernadores, consejeros y hombres de leyes, piensan que sería bueno que se proclamara una prohibición por decreto real: Cualquiera que, durante treinta días dirija una plegaria a otro dios o a otra persona fuera de ti, oh rey, sea arrojado al foso de los leones.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Todos los gobernadores del reino, magistrados, sátrapas, príncipes y capitanes han acordado por consejo que promulgues un edicto real y lo confirmes, que cualquiera que en el espacio de treinta días demande petición de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Así, pues, aquellos inspectores y sátrapas fueron precipitadamente al rey y le dijeron: '¡Viva el rey Darío eternamente!

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Daniel 6:7
25 Referans Kwoze  

Siempre se andan escondiendo, como el león en su cueva; siempre están dispuestos a saltar sobre la gente indefensa y, en cuanto la atrapan, la arrastran en su red.


Sálvame de los que buscan mi mal; líbrame de esos asesinos.


sin que yo tenga culpa se preparan para atacarme. ¡Despierta y ven a ayudarme! ¡Mira cómo me encuentro!


¡Dejad ya de atacarme y de querer acabar conmigo! ¡Hasta parezco una pared inclinada, una cerca a punto de caerse!


y hasta se atreven a decir: «¡Vamos a destruir su nación! ¡Jamás volverá a mencionarse el nombre de Israel!».


Tú no puedes ser amigo de gobernantes corruptos que se sirvan de la ley para cometer injusticias.


Como los sabios hablaban arameo, le contestaron al rey en ese idioma: —¡Larga vida al rey! Estamos para servirte. Si el rey nos cuenta su sueño, nosotros le diremos lo que significa.


También has ordenado que quien no obedezca será arrojado a un horno encendido.


Para la presentación de la estatua, el rey mandó que se reunieran todas las autoridades y personas importantes de su gobierno. Cuando todas esas autoridades y personas importantes se reunieron ante la estatua que el rey Nabucodonosor mandó hacer,


Enseguida los rodearon todas las personas importantes del gobierno y se quedaron sorprendidos al ver que el fuego no había hecho ningún daño a sus cuerpos ni se les había quemado el pelo, ¡y ni siquiera su ropa olía a quemado!


Quien no se incline para adorar la estatua, será arrojado de inmediato a un horno encendido.


Al día siguiente, los jefes principales acudieron de nuevo al rey y le dijeron: —Tú sabes bien, majestad, que cuando un rey de los medos y los persas firma una ley, nadie puede cambiarla.


Daniel le contestó: —¡Larga vida al rey!


Recuerda también, pueblo mío, que Balac, rey de Moab, tenía pensado hacerte daño, pero que Balaán hijo de Beor te bendijo en mi nombre. No olvides tampoco lo que ocurrió cuando pasaste de Sitín a Guilgal; reconoce que yo fui quien te salvó.


Nínive era como una cueva de leones donde se alimentaban los cachorros de león. Cuando el león salía, se quedaba la leona para cuidar a sus cachorros.


Entonces los fariseos salieron de la sinagoga y comenzaron a hacer planes para matar a Jesús.


Todos se pusieron de acuerdo para poner una trampa a Jesús, apresarlo y matarlo.


Al amanecer, los sacerdotes principales, los líderes del país y los maestros de la Ley se reunieron con los miembros de la Junta Suprema. Terminada la reunión, ataron a Jesús, lo sacaron del palacio de Caifás y lo entregaron a Poncio Pilato, el gobernador romano.


Cuando los jefes de los sacerdotes se enteraron de esto, planearon matar también a Lázaro,


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