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Daniel 4:34 - Biblia Lenguaje Básico

34 Por eso alabo y adoro al Rey del cielo, pues todo lo que hace está bien hecho. Él es un Dios justo, que humilla a los que son orgullosos.

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Biblia Reina Valera 1960

34 Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 »Cuando se cumplió el tiempo, yo, Nabucodonosor, levanté los ojos al cielo. Recuperé la razón, alabé y adoré al Altísimo y di honra a aquel que vive para siempre. Su dominio es perpetuo, y eterno es su reino.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

34 Ahora yo, Nabucodonosor, alabo, celebro y glorifico al Rey de los cielos; todos sus caminos son justos y sus obras son verdad. Sabe humillar a los que se comportan con orgullo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 Pero al fin del tiempo, yo Nabucodonosor alcé mis ojos a los cielos, y mi razón me fue devuelta. Entonces bendije a ’Elyón, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es dominio sempiterno, y su reino por todas las edades.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 'Ahora yo, Nabucodonosor, alabo, ensalzo y glorifico al rey del cielo, cuyas obras son todas verdad, sus caminos justicia y puede humillar a los que caminan con soberbia.'

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Daniel 4:34
57 Referans Kwoze  

Por todo ello David bendijo a Dios con estas palabras en presencia de la asamblea reunida: «¡Bendito seas, Dios de Israel; Dios de nuestro antepasado Jacob; bendito seas para siempre!


Por eso hoy, Dios nuestro, nosotros te damos gracias y alabamos tu nombre glorioso».


diciendo: «Nada he traído a este mundo y nada me voy a llevar. ¡Bendigo a Dios cuando da y bendigo a Dios cuando quita!».


Tú, Dios mío, reinas para siempre y escuchas la oración de los humildes. Tú defiendes a los huérfanos y a los que son maltratados; tú los animas y les prestas atención. Pero a los que no te reconocen los echarás de tu tierra para que nadie en este mundo vuelva a sembrar el terror.


En el transcurso de mi vida, Dios debilitó mis fuerzas y acortó mi existencia.


¡Que alaben a Dios por su amor, por todo lo que ha hecho en favor de los seres humanos!


¡Que le ofrezcan muestras de gratitud y ofrendas! ¡Que anuncien entre gritos de alegría las maravillas que ha hecho!


¡Que alaben a Dios por su amor, por todo lo que ha hecho en favor de los seres humanos!


¡Que alaben a Dios por su amor, por todo lo que ha hecho en favor de los seres humanos!


Dios actúa con verdad y justicia; podemos confiar en sus mandatos,


Cántico para las peregrinaciones. Dirijo la mirada a los montes; ¿de dónde vendrá mi ayuda?


Cántico para las peregrinaciones. Dios mío, te suplico a ti que habitas en el cielo. Como está pendiente el criado de su amo o la criada de su ama, así nosotros nos dirigimos a Dios para que nos tenga compasión.


Tu reino siempre permanecerá, tu poder dura eternamente.


Ciudad de Jerusalén, ¡que tu Dios reine por siempre, por todos los siglos! ¡Aleluya!


¡Yo soy el Dios altísimo! ¡Tráeme, pues, ofrendas de acción de gracias y cumple tus promesas!


Dios es un rey poderoso. Siempre está vigilando a las naciones para que nadie se rebele contra él.


y sufrirá las consecuencias de su violencia y maldad.


A ti, Dios altísimo, quiero alabarte de todo corazón. Quiero expresarte mi alegría; quiero cantarte himnos y hablar de tus maravillas.


Salmo para cantarlo el sábado.


El Dios todopoderoso dice: "¡Estoy muy enfadado y furioso! Haré que tiemblen el cielo y la tierra, castigaré a los malvados, y humillaré a los orgullosos. Cuando acabe con ellos, los hombres serán más escasos que el oro de mejor calidad.


Los orgullosos bajarán la vista, agacharán humillados la cabeza. Solo el Dios todopoderoso será adorado,


Pero tú, nuestro Dios, eres el Dios verdadero; ¡Tú nos das vida y reinas por siempre! Cuando te enfadas, tiembla la tierra; ¡no hay nación que resista tu furia!


Tanto lo bueno como lo malo procede del Altísimo.


El hombre vestido con ropas de lino y que estaba junto al río levantó las manos al cielo y juró por el Dios que vive para siempre: —Esto se cumplirá cuando termine la destrucción del pueblo de Dios, es decir, dentro de tres años y medio.


Sin embargo, en esos días el Dios del cielo enviará a un rey que reinará para siempre y al que nadie podrá vencer. Será él quien reinará para siempre destruyendo a los otros reinos.


tuve un sueño. Lo que vi en el sueño mientras dormía me asustó mucho y me llenó de preocupación.


Un año después, el rey paseaba por la terraza de su palacio


Entonces ordené que se presentaran ante mí todos los sabios de Babilonia para que me explicaran el sueño.


Ante ti, nada podemos hacer los que vivimos en la tierra. Tú haces lo que quieres con los ejércitos del cielo y con los habitantes del mundo. Nadie puede oponerse a ti, ni pedirte cuentas por lo que haces.


El Dios altísimo dio un reino muy grande y poderoso a tu padre, el rey Nabucodonosor. Todas las naciones lo respetaban y reconocían su grandeza. También le tenían miedo, porque él decidía a quién matar y a quién dejar con vida, a quién humillar y a quién poner en un lugar importante.


y ya no pudo seguir viviendo entre la gente; se comportaba como un animal, vivía entre asnos salvajes, comía hierba como los toros, y se empapaba con el rocío del cielo. Así vivió hasta que reconoció que solo el Dios altísimo reina sobre todas las naciones, y que solo él decide quién puede ser rey.


Entonces el rey Darío escribió un mensaje para todas las naciones y pueblos de la tierra. El mensaje decía: —Con mis deseos de paz para todos,


Ese hombre recibió honra y poder para reinar sobre todo el mundo. Pude ver que le obedecían por todos los pueblos y naciones. Su poder será siempre el mismo y nunca tendrá fin; su reino jamás será destruido.


Entonces el pueblo del Altísimo recibirá poder y dominio sobre todos los reinos de la tierra, reinará para siempre y todos los poderes del mundo le estarán sometidos y le servirán.


Entonces los marineros clamaron a Dios diciendo: —Por favor, no nos dejes morir por culpa de este hombre, ni nos culpes de la muerte de un inocente, pues eres tú quien ha querido hacer todo esto.


gobernará a la nación de Israel para siempre, y su reinado no terminará nunca.


El cobrador de impuestos, en cambio, se quedó un poco más atrás. Ni siquiera se atrevía a levantar la mirada hacia el cielo, sino que se daba golpes en el pecho y decía: «¡Oh Dios! Ten compasión de mí, y perdóname por todo lo malo que he hecho!».


Porque, mi Padre tiene el poder para dar la vida, y me ha dado también a mí, que soy su Hijo, ese poder.


Él nos protege del mal. Es un Dios bueno y fiel, que siempre actúa con justicia.


¡Alabemos y honremos siempre al Rey eterno, al Dios único e invisible, que vive por siempre! Amén.


Dios es el único que vive para siempre y habita en una luz tan brillante que nadie puede acercarse a él. Nadie lo ha visto ni puede verlo. ¡El honor y el poder le pertenecen por siempre! Amén.


y juró por el que vive para siempre, por el Dios que creó el universo, diciendo: —El tiempo ha llegado a su fin. Cuando el séptimo ángel toque su trompeta, Dios hará que se cumpla todo lo que había planeado y mantenía en secreto. Hará todo lo que ya había dicho a sus servidores los profetas.


El séptimo ángel tocó la trompeta y en el cielo se oyeron fuertes voces que decían: —Nuestro Dios y su Mesías ya gobiernan sobre todo el mundo y reinarán para siempre.


Cada vez que hacen esto, los veinticuatro ancianos se arrodillan delante de él, lo adoran y, arrojando sus coronas delante del trono, cantan:


Estos cuatro seres vivientes cantan dando honor y acción de gracias al que está sentado en el trono y vive para siempre.


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