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Daniel 3:29 - Biblia Lenguaje Básico

29 No hay otro dios que pueda hacer lo que el Dios de estos jóvenes ha hecho. Por lo tanto, ordeno que quien hable mal del Dios de estos jóvenes sea cortado en pedazos y su casa se convierta en un basurero. ¡No me importa a qué nación pertenezca ni qué idioma hable!

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Biblia Reina Valera 1960

29 Por lo tanto, decreto que todo pueblo, nación o lengua que dijere blasfemia contra el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, sea descuartizado, y su casa convertida en muladar; por cuanto no hay dios que pueda librar como este.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

29 Por lo tanto, yo decreto: si alguien, cualquiera sea su raza, nación o lengua, habla en contra del Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, será despedazado y su casa será reducida a un montón de escombros. ¡No hay otro dios que pueda rescatar de esta manera!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

29 Porque pecamos y cometimos la injusticia, alejándonos de ti; hemos pecado en todo eso gravemente; no hemos obedecido tus mandamientos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

29 Decreto pues, que todo pueblo, nación o lengua que profiera blasfemia contra el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, sea descuartizado, y su casa convertida en muladar, por cuanto no hay dios que pueda librar como Éste.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

29 Pues pecamos y procedimos inicuamente, alejándonos de ti, delinquimos en todo y no escuchamos tus preceptos;

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Daniel 3:29
17 Referans Kwoze  

También destruyeron el altar de Baal y su templo y lo convirtieron en un basurero, que sigue estando allí en el momento presente.


Cualquiera que desobedezca esta orden morirá atravesado con la punta afilada de una viga sacada de su propia casa; la casa deberá ser totalmente destruida.


Actúa, Dios mío, y ponme a salvo. ¡Rómpeles la cara a mis enemigos! ¡Rómpeles los dientes a los malvados!


El rey conversó con todos ellos, pero no encontró entre todos a ninguno tan inteligente como Daniel y sus amigos Ananías, Misael y Azarías. Por lo tanto, los cuatro se quedaron al servicio del rey,


pero el jefe de los sirvientes del palacio les cambió el nombre. A Daniel le puso Baltasar, a Ananías le puso Sadrac, a Misael le puso Mesac, y a Azarías le puso Abednegó.


Después Daniel fue a su casa y allí les contó a sus amigos Ananías, Misael y Azarías lo que pasaba. También les pidió que oraran a Dios para que les descubriera aquel misterio y así no les pasara nada ni a él ni a ellos, ni a los sabios de Babilonia.


Luego dijo a Daniel: —No hay duda. Vuestro Dios es el Dios de todos los dioses; ¡él es el Rey de todos los reyes! Él lo sabe todo, y por eso tú has podido explicarme este sueño tan misterioso.


Entonces Daniel pidió al rey que pusiera a sus amigos en puestos de importancia. Y así Sadrac, Mesac y Abednegó llegaron a ser administradores en la provincia de Babilonia. Daniel se quedó en la corte del rey.


El rey les contestó: —He tomado una decisión. Si me contáis lo que he soñado y lo que el sueño significa, os llenaré de regalos y haré que todos os rindan honores. Pero si no me decís lo que he soñado, ni lo que el sueño significa, mandaré que os corten en pedazos y que sean derribadas vuestras casas. Así que más os vale decirme lo que he soñado y lo que el sueño quiere decir.


Pero hay unos judíos que no respetan tu orden, ni adoran a tu dios, ni quieren inclinarse ante la estatua de oro. Se trata de Sadrac, Mesac y Abednegó, a quienes tú diste puestos importantes en el gobierno de la provincia de Babilonia.


Voy a daros una oportunidad. Si al escuchar el sonido de los instrumentos musicales, no os arrodilláis y adoráis la estatua que he mandado hacer, ordenaré que de inmediato os arrojen al horno encendido. Y entonces ningún Dios podrá salvaros.


El rey exclamó: —Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abednegó, que envió a su ángel para salvarlos. Tanto confían ellos en su Dios, que no quisieron obedecer mis órdenes. Estaban dispuestos incluso a morir, antes que adorar a otro dios que no fuera el suyo.


El Dios de Daniel puede salvar y libertar, puede hacer grandes maravillas en el cielo y en la tierra. ¡Es el Dios que salvó a Daniel de las garras de los leones!


Bien saben nuestros enemigos que sus dioses no tienen poder; ¡el poder es de nuestro Dios!


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