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Daniel 2:47 - Biblia Lenguaje Básico

47 Luego dijo a Daniel: —No hay duda. Vuestro Dios es el Dios de todos los dioses; ¡él es el Rey de todos los reyes! Él lo sabe todo, y por eso tú has podido explicarme este sueño tan misterioso.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

47 El rey habló a Daniel, y dijo: Ciertamente el Dios vuestro es Dios de dioses, y Señor de los reyes, y el que revela los misterios, pues pudiste revelar este misterio.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

47 El rey le dijo: «En verdad tu Dios es el más grande de todos los dioses, es el Señor de los reyes, y es quien revela los misterios, porque tú pudiste revelar este secreto».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

47 El rey se dirigió entonces a Daniel y le dijo: 'En verdad el Dios de ustedes es el Dios de los dioses, el Señor de los reyes; es él quien da a conocer los misterios ya que tú pudiste revelárnoslos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

47 Y habló el rey a Daniel, y dijo: ¡Ciertamente vuestro Dios es el Dios de los dioses y Señor de los reyes, y revelador de misterios, pues pudiste revelar este misterio!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

47 Y tomando la palabra, le dijo a Daniel: 'Verdaderamente, vuestro Dios es el Dios de los dioses, el Señor de los reyes y el revelador de los misterios, ya que tú has sido capaz de revelar este misterio'.

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Daniel 2:47
34 Referans Kwoze  

Por eso le dijo a José: —Dios te ha dado a conocer todo esto, y eso quiere decir que no hay nadie tan sabio e inteligente como tú. Así que, a partir de este momento, quedas a cargo de mi palacio y de todo mi pueblo. Todos en Egipto tendrán que obedecerte. Solo yo tendré más poder que tú, porque soy el faraón.


Luego Naamán y todos sus acompañantes regresaron a ver a Eliseo. Cuando Naamán llegó ante el profeta, le dijo: —Ahora estoy seguro de que solo en Israel se adora al verdadero Dios. Por favor, acepta un regalo de este tu servidor.


Alabad al Dios de dioses, porque nunca deja de amarnos.


Alabad al Señor de señores, porque nunca deja de amarnos.


Que todos los reyes se arrodillen en su presencia y que todas las naciones se pongan a su servicio.


Salmo de Asaf. Dios preside el tribunal del cielo y dicta sentencia entre los dioses:


Grande es Dios y digno de alabanza, más temible que todos los dioses.


Ciudad de Tiro, voy a traer del norte a Nabucodonosor, rey de Babilonia, el rey más poderoso que existe, para que te ataque. Vendrá contra ti con un ejército grande y poderoso,


El rey del norte hará todo lo que quiera. Será tanto su orgullo que se creerá superior a todos los dioses. Hasta llegará a ofender gravemente al verdadero Dios. Y todo le saldrá bien, pero solo hasta que Dios lo castigue, porque lo que Dios tiene decidido lo cumplirá.


Esa misma noche, Dios mostró a Daniel en una visión el misterio del sueño. Entonces Daniel bendijo a Dios


Él hace que puedan descubrirse los misterios más profundos; conoce lo que se oculta en la oscuridad porque la luz reside junto a él.


Pero en el cielo hay un Dios que conoce todos los misterios y ha querido dar a conocer al rey lo que sucederá al final de los tiempos. Pues bien, yo te contaré el sueño y las visiones que has tenido mientras dormías:


Estabas durmiendo, majestad, y no dejabas de pensar en lo que iba a suceder en el futuro.


Y a mí, Daniel, Dios me ha dado a conocer esos misterios, no porque yo sea más sabio que los demás hombres, sino para que conozcas la interpretación del sueño que has tenido y así puedas dejar de preocuparte.


Voy a daros una oportunidad. Si al escuchar el sonido de los instrumentos musicales, no os arrodilláis y adoráis la estatua que he mandado hacer, ordenaré que de inmediato os arrojen al horno encendido. Y entonces ningún Dios podrá salvaros.


El rey exclamó: —Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abednegó, que envió a su ángel para salvarlos. Tanto confían ellos en su Dios, que no quisieron obedecer mis órdenes. Estaban dispuestos incluso a morir, antes que adorar a otro dios que no fuera el suyo.


No hay otro dios que pueda hacer lo que el Dios de estos jóvenes ha hecho. Por lo tanto, ordeno que quien hable mal del Dios de estos jóvenes sea cortado en pedazos y su casa se convierta en un basurero. ¡No me importa a qué nación pertenezca ni qué idioma hable!


El árbol grande y poderoso que viste en tu sueño eres tú mismo. Te has hecho tan poderoso que tu grandeza ha llegado hasta el cielo. Y así como el árbol tenía ramas verdes que servían de refugio a los animales del campo y anidaban los pájaros del cielo, y todos comían de su fruta, así también tu poder, oh rey, se ha extendido por toda la tierra y tu grandeza ha crecido hasta llegar a lo alto del cielo.


Lo que Daniel le dijo al rey Nabucodonosor se hizo realidad.


Ante ti, nada podemos hacer los que vivimos en la tierra. Tú haces lo que quieres con los ejércitos del cielo y con los habitantes del mundo. Nadie puede oponerse a ti, ni pedirte cuentas por lo que haces.


Aquí en Babilonia hay un joven muy inteligente y sabio. En él vive el espíritu de Dios. Nabucodonosor, tu padre, lo conocía bien, y por eso lo puso como jefe de todos los sabios y adivinos del reino.


¡Dios nunca hace nada sin comunicarlo a sus profetas!


y os confiará hasta sus pensamientos más secretos. Luego se arrodillará delante de Dios, lo adorará, y reconocerá que, en verdad, Dios está entre vosotros.


Él es el Dios soberano de todos los dioses, de todos los reyes y de todas las naciones. Su poder hace temblar a todo el mundo. Cuando él toma una decisión, lo hace con justicia y nadie lo puede sobornar.


que vendrá en el momento oportuno, cuando el Dios bendito así lo quiera. Porque Dios es el único que gobierna sobre todos, el más grande de los reyes y el más poderoso de los gobernantes.


—¡Nuestro Dios es el más poderoso de todos los dioses! ¡Él sabe por qué hicimos esto, y queremos que también vosotros lo sepáis! Si hemos levantado este altar para rebelarnos y apartarnos de Dios, o para presentar en él nuestras ofrendas, que Dios nos castigue hoy.


Después, el monstruo y los diez reyes lucharán contra el Cordero, pero el Cordero los vencerá porque es el Señor más grande y el Rey más poderoso. Con él estarán también sus seguidores, los creyentes a quienes él ha llamado y elegido.


En su manto y sobre el muslo, llevaba escrito este título: «Rey de reyes y Señor de señores».


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