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Daniel 11:33 - Biblia Lenguaje Básico

33-35 Los sabios del pueblo enseñarán a mucha gente a mantenerse fieles a Dios, aunque serán perseguidos. A unos los matarán, a otros los quemarán, y a otros les robarán todas sus pertenencias. Muchos de ellos serán llevados como esclavos a otros países. Mientras esto suceda, no les faltará un poco de ayuda, aunque muchos se unirán a ellos solo por conveniencia. Todo esto sucederá como preparación para que puedan resistir mejor otras pruebas y quedar purificados hasta que llegue el momento final señalado por Dios para el que aún falta algún tiempo.

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Biblia Reina Valera 1960

33 Y los sabios del pueblo instruirán a muchos; y por algunos días caerán a espada y a fuego, en cautividad y despojo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

33 »Los líderes sabios instruirán a muchos, pero esos maestros morirán por fuego y espada o los encarcelarán y les robarán.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

33 Aquellos del pueblo que tengan el conocimiento instruirán a muchos, pero serán perseguidos: durante muchos días les tocará en suerte la espada, el fuego, el cautiverio y el pillaje.

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La Biblia Textual 3a Edicion

33 Y los sabios del pueblo harán que muchos comprendan, aunque por algunos días caerán a causa de la espada, de las llamas, del cautiverio y del saqueo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

33 Los sabios del pueblo instruirán a muchos; pero durante algún tiempo caerán por la espada, por el fuego, por el destierro y por el saqueo.

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Daniel 11:33
29 Referans Kwoze  

Muchos van a sufrir y serán puestos a prueba para que queden purificados. Sin embargo, la gente malvada seguirá siendo malvada y no se dará cuenta de lo que estará sucediendo. Pero los maestros sabios sí se darán cuenta de todo.


Vosotros, los sacerdotes, sois mis mensajeros y vuestro deber es atesorar sabiduría para instruir debidamente al pueblo que me busca.


Los hermanos se traicionarán unos a otros. Cada uno entregará al otro para que lo maten. Los padres traicionarán a sus hijos, y los hijos atacarán a sus padres y los matarán.


Jesús les dijo: —A vosotros os he explicado los secretos del reino de Dios, pero no a los demás.


Jesús les dijo: —Os aseguro que sufriréis mucho, igual que yo. Pero solo mi Padre decide quiénes serán los más importantes en mi reino. Eso no lo decido yo.


En aquellos días os entregarán para que os maltraten y os maten. Todo el mundo os odiará por ser mis discípulos.


Enseñadles a cumplir todo lo que yo os he enseñado. Y sabed que estaré siempre con vosotros, hasta el fin del mundo.


Seréis expulsados de las sinagogas y llegará el día en que cualquiera que os mate creerá que está dando culto a Dios.


Cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía, donde estuvieron un año entero enseñando a muchas personas de aquella iglesia. Fue allí, en Antioquía, donde por primera vez la gente comenzó a llamar cristianos a los seguidores de Jesús.


Pablo y Bernabé anunciaron la buena noticia en Derbe, y mucha gente creyó en Jesús. Después volvieron a pasar por las ciudades de Listra, Iconio y Antioquía.


Pero me parece que a nosotros, los apóstoles, Dios nos ha dejado en el último lugar. Parecemos prisioneros condenados a muerte. Nos hemos convertido en espectáculo para el mundo entero, ¡y hasta para los ángeles!


Por eso mismo estoy sufriendo ahora. Pero no me avergüenzo de lo que me pasa, porque yo sé bien en quién he puesto mi confianza. Estoy seguro de que él tiene poder para hacer que la buena noticia se siga anunciando hasta que llegue el fin del mundo.


Ya falta poco para que yo muera y mi muerte será una ofrenda a Dios.


apagaron grandes incendios. Escaparon de que los mataran con espada, superaron enfermedades cuando más débiles estaban, y en la guerra fueron tan valientes que vencieron a los ejércitos enemigos.


Yo, Juan, soy vuestro hermano en Cristo. Comparto con vosotros los mismos sufrimientos y la misma paciencia esperando el reino de Jesucristo. Fui desterrado a la isla de Patmos por haber anunciado el mensaje de Dios y dar testimonio de Jesucristo.


Luego me di cuenta de que la mujer se había bebido el vino y se había emborrachado con él. Ese vino representa la sangre del pueblo de Dios y de los que han sufrido el martirio por mantenerse fieles a Jesús. Esta visión me llenó de asombro,


—Sé que vives en la ciudad donde Satanás tiene su trono, pero también sé que, a pesar de eso, me sigues siendo fiel y no has abandonado la fe. En esa ciudad, donde habita Satanás, mataron a Antipas, que siempre me sirvió con fidelidad, ¡y ni siquiera entonces dejaste de creer en mí!


Cuando el Cordero rompió el quinto sello, vi debajo del altar a las almas de los que habían sido asesinados por anunciar el mensaje de Dios y haberse mantenido fieles en su testimonio.


Yo le respondí: —Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: —Son los que han pasado por un tiempo de gran sufrimiento que hubo en la tierra. Son aquellos a quienes se les han perdonado los pecados por medio de la muerte del Cordero.


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