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Cantares 2:3 - Biblia Lenguaje Básico

3 Como manzano entre árboles silvestres así es mi amado entre los jóvenes. ¡Me muero por sentarme a su sombra y saborear sus deliciosos frutos!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Como el manzano entre los árboles silvestres, Así es mi amado entre los jóvenes; Bajo la sombra del deseado me senté, Y su fruto fue dulce a mi paladar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Como el manzano más selecto del huerto es mi amante entre los jóvenes. Me siento bajo su sombra placentera y saboreo sus deliciosos frutos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Como manzano entre los arbustos, así es mi amado entre los jóvenes. Estoy sentada a su sombra deseada y su fruto me es dulce al paladar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Ella Como el manzano entre los árboles del bosque, Así es mi amado entre los jóvenes. A su sombra he deseado sentarme, Y comer sus dulces frutos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Como manzano entre los árboles silvestres, así mi amado entre los jóvenes. A su sombra he deseado sentarme, y comer de sus sabrosos frutos.

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Cantares 2:3
34 Referans Kwoze  

Me nace del corazón un hermoso canto. Voy a dedicar un poema al rey, ¡espero tener la inspiración de un poeta!


Eres, oh rey, el hombre más hermoso y sabes hablar con elegancia; por eso Dios te bendice.


David compuso este salmo cuando huyó de Saúl y se escondió en una cueva. Instrucciones para el director del coro: este salmo deberá cantarse con la melodía «No destruyas».


Dios mío, los cielos te alaban por tus grandes hechos; todos los ángeles del cielo proclaman tu fidelidad.


El que vive bajo el cuidado del Altísimo, el que experimenta la protección del Todopoderoso


¡Tú eres hermoso, amado mío! ¡Eres un hombre encantador!


¡Reconfortadme con pasas! ¡Dadme a comer manzanas, que estoy muriendo de amor!


Eres como un jardín de granados con frutos y aromas exquisitos. Hay en él nardos y azahares,


¡Despierta, viento del norte! ¡Ven aquí, viento del sur! ¡Soplad sobre mi jardín y esparcid vuestra fragancia! ¡Ven a tu jardín, amado mío, y prueba sus deliciosos frutos!


Hay dulzura en sus labios; ¡es un hombre encantador! ¡Así es mi amado, muchachas de Jerusalén! ¡Así es mi amado!


Cuando amanezca, iremos a los viñedos a ver si ya tienen brotes, si se abren ya los capullos y están los granados en flor. ¡Allí te entregaré mi amor!


Salomón tenía una viña, pues era un rey muy rico. Puso gente a su cuidado y al final de la cosecha cada uno le entregaba mil monedas de plata.


Tú, Salomón, puedes quedarte con esas mil monedas; y a los que guardan los frutos, págales con doscientas. ¡Yo me quedo con mi viña, pues solo a mí me pertenece!


¿Quién es esa que viene por el desierto recostada sobre el hombro de su amado? ¿Quién podrá ser? Bajo un manzano te concibió tu madre, y allí mismo te dio a luz. ¡Bajo ese mismo manzano te desperté al amor!


Has sido un refugio para el débil y has protegido al pobre en su aflicción. Tú eres un refugio en la tormenta, una sombra que protege del calor. Los planes de los tiranos son como una tormenta de invierno,


brindarán protección y refugio contra toda clase de peligros.


Dios dice también: «No castigaré a todos. A los que deje con vida, les permitiré vivir en Jerusalén y serán llamados: "Pueblo elegido de Dios". Cuando llegue ese día, haré que prosperen y vivan bien. Mi pueblo se sentirá orgulloso de los frutos que le dará su tierra.


En las dos orillas del río crecerá toda clase de árboles frutales. Sus hojas nunca se caerán, sino que se usarán como medicina. Serán regados con el agua que sale del Templo, y el fruto que darán cada mes servirá de alimento.


se han secado los viñedos, las higueras, los granados, las palmeras, los manzanos y todos los árboles del campo; ¡la gente misma ha perdido la alegría!


Pongamos, pues, toda nuestra atención en Jesús, que es quien fundamenta y perfecciona nuestra fe y quien soportó la vergüenza de morir clavado en una cruz porque sabía que, después de tanto sufrimiento, le esperaba una existencia feliz. Y, efectivamente, ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.


pero la zarza, que estaba llena de espinas, les respondió: «Si de verdad queréis que sea yo vuestro rey, venid a refugiaros bajo mi sombra. De lo contrario, que salga fuego de mí y consuma todos los cedros del Líbano».


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