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Apocalipsis 5:12 - Biblia Lenguaje Básico

12 Y decían con fuerte voz: —El Cordero que fue sacrificado merece recibir el poder y la riqueza, la sabiduría y la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

12 que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Ellos cantaban en un potente coro: «Digno es el Cordero que fue sacrificado, de recibir el poder y las riquezas y la sabiduría y la fuerza y el honor y la gloria y la bendición».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 que gritaban a toda voz: Digno es el Cordero degollado de recibir poder y riqueza, sabiduría y fuerza, honor, gloria y alabanza.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 que decían° a gran voz: ¡Digno es el Cordero° que fue inmolado, de tomar el poder, y la riqueza, y la sabiduría, y la fortaleza, y el honor, y la gloria y la alabanza!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 que decían con gran voz: 'Digno es el Cordero que fue degollado de recibir el poder y la riqueza y la sabiduría y la fortaleza y el honor y la gloria y la bendición'.

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Apocalipsis 5:12
19 Referans Kwoze  

Esto es lo que dice el Dios todopoderoso: Álzate, espada, contra mi pastor, contra aquel que me ayuda. Hiere al pastor y el rebaño se dispersará; incluso los más débiles serán golpeados.


Pero Jesús se acercó y les dijo: —Dios me ha dado todo el poder para que gobierne en el universo entero.


Al día siguiente, al ver que Jesús se acercaba, Juan dijo a los que estaban allí: —¡Aquí viene el Cordero de Dios. Por medio de él, Dios os perdonará todos los pecados.


Tú me diste autoridad sobre todos los que viven en el mundo, y también poder para dar vida eterna a todos los que me diste como mis seguidores.


Ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo que, siendo rico, vino al mundo y se hizo pobre, para que, con su pobreza, vosotros llegarais a ser ricos.


¡Alabemos y honremos siempre al Rey eterno, al Dios único e invisible, que vive por siempre! Amén.


Además, Cristo nos permite gobernar como reyes y nos ha puesto como sacerdotes al servicio de Dios su Padre. Por eso, a él le pertenece la gloria y el poder por siempre. Amén.


A ese monstruo lo adorarán todos los habitantes de la tierra, menos los que tienen sus nombres escritos en el libro de la vida del Cordero que fue sacrificado, un libro escrito desde antes de que Dios creara el mundo.


y acompañándose con ellas cantaban el canto de Moisés dedicado al Cordero. Decían: —Señor, Dios todopoderoso, todo lo que tú haces es grande y maravilloso. Tú eres el Rey del mundo, todo lo que haces es justo y correcto.


Después de esto, me pareció escuchar en el cielo las fuertes voces de una multitud de personas que cantaban: —¡Aleluya! Nuestro Dios es poderoso y nos ha salvado; a él le pertenecen el poder y la gloria,


—Señor y Dios nuestro: tú mereces que te alaben, que te llenen de honores y que admiren tu poder. Porque tú creaste todo lo que existe; gracias a ti, todo fue creado.


Y también oí decir a todos los seres del universo: —¡Que todos alaben al que está sentado en el trono y también al Cordero! Que le den honor y gloria, y por siempre admiren su poder.


Entonces vi un Cordero cerca del trono. En el cuerpo llevaba las marcas de haber sido sacrificado. Estaba de pie, rodeado por los cuatro seres vivientes y por los veinticuatro ancianos. Tenía siete cuernos y siete ojos que son los siete espíritus de Dios, enviados para recorrer toda la tierra.


Apenas hizo esto, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se arrodillaron delante del Cordero. Cada uno tenía un arpa y llevaba una copa llena de incienso que representaba las oraciones del pueblo de Dios.


Y todos ellos cantaban un cántico nuevo que decía: —Solo tú mereces tomar el libro y romper sus sellos. Porque fuiste sacrificado, y con tu sangre rescataste para Dios a gente de toda raza, idioma, pueblo y nación.


En el momento en que el Cordero rompía el primero de los siete sellos, oí que uno de los cuatro seres vivientes decía con voz como de trueno: —¡Acércate!


diciendo: —Debemos alabar a nuestro Dios y admirar su fama y su sabiduría, su poder y su fortaleza. Demos a nuestro Dios gracias y honor por siempre. ¡Amén!


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