Apocalipsis 4:7 - Biblia Lenguaje Básico7 El primero de ellos parecía un león; el segundo parecía un toro; el tercero parecía un ser humano y el cuarto parecía un águila en pleno vuelo. Gade chapit laPlis vèsyonBiblia Reina Valera 19607 El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando. Gade chapit laBiblia Nueva Traducción Viviente7 El primero de esos seres vivientes era semejante a un león, el segundo era como un buey, el tercero tenía cara humana, y el cuarto era como un águila en vuelo. Gade chapit laBiblia Católica (Latinoamericana)7 El primer Ser Viviente se parece a un león, el segundo a un toro, el tercero tiene un rostro como de hombre y el cuarto es como un águila en vuelo. Gade chapit laLa Biblia Textual 3a Edicion7 El primer ser viviente era° semejante a un león, el segundo ser viviente, semejante a un becerro, el tercer ser viviente tenía° rostro como de hombre, y el cuarto ser viviente era semejante a un águila volando.° Gade chapit laBiblia Serafín de Ausejo 19757 El primero es semejante a un león; el segundo, semejante a un toro; el tercero tiene el rostro como de hombre; y el cuarto es semejante a un águila en vuelo. Gade chapit la |
El espíritu que impulsaba a los seres con alas también estaba en las ruedas. Por eso, cuando los seres se movían, o se paraban, o se elevaban sobre la tierra, las ruedas hacían lo mismo. Cada uno de los seres tenía cuatro alas, y en sus costados, debajo de las alas, tenían manos humanas. También tenían cuatro caras. La primera de ellas era la de un toro, la segunda era la de un hombre, la tercera era la de un león, y la cuarta era la de un águila. Todos ellos avanzaban de frente. Cuando vi sus caras, me di cuenta de que eran los mismos seres con alas que yo había visto junto al río Quebar, a los pies del Dios de Israel. En ese momento la gloria de Dios se elevó por encima de la entrada del Templo, y se detuvo sobre los cuatro seres con alas. Entonces ellos extendieron sus alas y, con las ruedas a su lado, se elevaron del suelo. Luego se detuvieron en la entrada que está en el lado este del Templo de Dios. Por encima de ellos podía verse la gloria del Dios de Israel.