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Apocalipsis 4:4 - Biblia Lenguaje Básico

4 Rodeando el trono había también otros veinticuatro tronos en los que estaban sentados veinticuatro ancianos. Esos ancianos estaban vestidos con ropas blancas y tenían una corona de oro en la cabeza.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

4 Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Lo rodeaban veinticuatro tronos en los cuales estaban sentados veinticuatro ancianos. Todos vestían de blanco y tenían una corona de oro sobre la cabeza.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Veinticuatro sillones rodean el trono, y en ellos están sentados veinticuatro ancianos con vestiduras blancas y coronas de oro en la cabeza.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Alrededor del trono había veinticuatro tronos, y sobre los tronos, veinticuatro ancianos vestidos con vestiduras° blancas, y sobre sus cabezas, coronas de oro.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Alrededor del trono vi veinticuatro tronos y sentados en los tronos veinticuatro ancianos con vestiduras blancas y coronas de oro sobre sus cabezas.

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Apocalipsis 4:4
24 Referans Kwoze  

Cuando Mardoqueo salió del palacio, tenía puesto un traje azul y blanco, y lucía una gran corona de oro y un manto de lino y de fina tela roja. Mientras tanto, en la ciudad de Susa todos daban gritos de alegría.


Le has concedido lo que él más deseaba, nunca le niegas lo que él te pide.


Jesús les respondió: —Os aseguro que cuando todo sea hecho nuevo y yo, el Hijo del hombre, ocupe el trono de gloria, todos vosotros reinaréis conmigo. Y los que me habéis seguido, os sentaréis también en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.


Y en ese reino, comeréis y beberéis en mi mesa, os sentaréis en tronos y juzgaréis a las doce tribus de Israel.


Sé que Dios es un juez justo y que, cuando juzgue a todos, me dará una corona como premio a mi obediencia. Y no solo a mí me la dará, sino también a todos los que esperan con ansias su regreso.


Y los veinticuatro ancianos que están sentados en sus tronos, delante de Dios, se inclinaron hasta tocar el suelo con la frente y adoraron a Dios,


Los ciento cuarenta y cuatro mil estaban de pie delante del trono y delante de los cuatro seres vivientes y de los veinticuatro ancianos, y cantaban una canción que nunca antes se había escuchado. Nadie podía aprender la letra de aquella canción, a no ser los ciento cuarenta y cuatro mil que fueron salvados de entre la gente de este mundo.


Los ejércitos del cielo con sus jinetes, vestidos de lino fino, blanco y limpio, lo seguían montados en caballos blancos.


Entonces los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se inclinaron tocando el suelo con su frente y dijeron: —¡Amén! ¡Aleluya!


No tengas miedo de lo que vas a sufrir. El diablo meterá a algunos de vosotros en la cárcel para poneros a prueba. Pero vuestro sufrimiento durará poco tiempo y, si me sois fieles hasta la muerte, os daré como premio la vida eterna.


Luego vi unos tronos y a los que estaban sentados sobre esos tronos se les dio poder para juzgar. Y vi también los que habían sido asesinados por mantenerse fieles a la enseñanza de Jesús y al mensaje de Dios. Ellos no habían adorado al monstruo ni a su estatua, ni se habían dejado poner su marca en la frente ni en las manos. Todos ellos volvieron a vivir y reinaron con el Mesías durante mil años.


Por eso te aconsejo que me compres lo que de verdad te hará rico. Porque lo que yo doy es de mucho valor, como el oro que se refina en el fuego. Si no quieres pasar la vergüenza de estar desnudo, acepta la ropa blanca que te doy para que te cubras con ella; y cómprame también gotas medicinales para tus ojos de manera que así puedas ver.


Cada vez que hacen esto, los veinticuatro ancianos se arrodillan delante de él, lo adoran y, arrojando sus coronas delante del trono, cantan:


Delante del trono había también algo que parecía un mar y que era transparente como el cristal. En el centro del círculo, alrededor del trono, había cuatro seres vivientes que tenían ojos en todo el cuerpo, por delante y por detrás.


Luego, en la visión, oí la voz de innumerables ángeles. Eran millones y millones de ángeles que estaban alrededor del trono, de los cuatro seres vivientes y de los veinticuatro ancianos.


Los cuatro seres vivientes respondieron: «¡Amén!», y los veinticuatro ancianos se arrodillaron y adoraron al que está sentado en el trono y al Cordero.


Entonces vi un Cordero cerca del trono. En el cuerpo llevaba las marcas de haber sido sacrificado. Estaba de pie, rodeado por los cuatro seres vivientes y por los veinticuatro ancianos. Tenía siete cuernos y siete ojos que son los siete espíritus de Dios, enviados para recorrer toda la tierra.


Apenas hizo esto, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se arrodillaron delante del Cordero. Cada uno tenía un arpa y llevaba una copa llena de incienso que representaba las oraciones del pueblo de Dios.


Entonces Dios entregó una vestidura blanca a cada uno y les dijo que debían esperar un poco más, porque aún no habían muerto todos los cristianos que debían morir como ellos.


Y todos los ángeles que estaban de pie alrededor del trono y alrededor de los ancianos y de los cuatro seres vivientes se inclinaron tocando el suelo con su frente delante del trono y adoraron a Dios


Después de esto vi a mucha gente de todos los países y de todas las razas, idiomas y pueblos. ¡Eran tantos que nadie los podía contar! Estaban de pie, delante del trono y del Cordero, vestidos con ropas blancas. En sus manos llevaban ramas de palmera


Los saltamontes parecían caballos de guerra, listos para entrar en combate. En la cabeza tenían algo que parecía una corona de oro y sus caras parecían humanas.


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