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Apocalipsis 3:18 - Biblia Lenguaje Básico

18 Por eso te aconsejo que me compres lo que de verdad te hará rico. Porque lo que yo doy es de mucho valor, como el oro que se refina en el fuego. Si no quieres pasar la vergüenza de estar desnudo, acepta la ropa blanca que te doy para que te cubras con ella; y cómprame también gotas medicinales para tus ojos de manera que así puedas ver.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Así que te aconsejo que de mí compres oro —un oro purificado por fuego— y entonces serás rico. Compra también ropas blancas de mí, así no tendrás vergüenza por tu desnudez, y compra ungüento para tus ojos, para que así puedas ver.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Te aconsejo que me compres oro refinado para que te hagas rico, ropas blancas para que te cubras y no tengas que avergonzarte de tu desnudez; por último pídeme un colirio que te pondrás en los ojos para ver.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego para que seas rico, y vestiduras blancas° para que te cubras, y no aparezca la vergüenza de tu desnudez, y colirio para ungir tus ojos, para que veas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Te aconsejo que compres de mi oro acrisolado por el fuego para enriquecerte, vestiduras blancas para vestirte y no quede descubierta la vergüenza de tu desnudez, y colirio para ungir tus ojos y puedas ver.

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Apocalipsis 3:18
34 Referans Kwoze  

por haberse rebelado contra Dios y no haber tenido en cuenta los consejos del Altísimo.


Yo te bendigo por los consejos que me das; hasta de noche me guía tu enseñanza.


Tú me prometiste que me enseñarías cómo debía comportarme, que me ibas a dar buenos consejos y cuidarías siempre de mí.


y tus consejos me dirigen; cuando este mundo llegue a su fin, me recibirás con grandes honores.


Despreciasteis todos mis consejos, desobedecisteis mis mandatos.


no seguisteis mis consejos, ni aceptasteis mis enseñanzas.


El que se deja aconsejar y acepta que lo corrijan, acabará siendo sabio.


Acumula verdad y sabiduría, disciplina y entendimiento, ¡y no los cambies por nada!


Yo creo que debemos obedecer al rey, si así lo hemos jurado ante Dios.


Que todos te contemplen completamente desnuda, pues yo, el Dios Santo de Israel, el todopoderoso, proclamo que voy a vengarme de ti sin piedad.


Todos los que tenéis sed venid a beber agua; aunque no tengáis dinero, venid y llevad trigo, vino y leche sin tener que pagar nada.


También dejaré al descubierto todas vuestras infidelidades para que quedéis avergonzados.


Ese día volverán a vivir muchos de los que ya han muerto: unos para vivir para siempre, otros para sufrir eternamente la vergüenza y el horror.


Los habitantes de Safir serán llevados como esclavos; avanzarán desnudos y avergonzados. Están atrapados los que viven en Zaanán y se lamentan los habitantes de Betesel, pero nadie puede ayudarlos.


Pero yo estoy en contra de ti, y haré que las naciones y reinos se den cuenta de lo que en verdad eres.


Cuando llegue, se sentará a borrar los pecados de los descendientes de Leví, como si purificara oro y plata en el fuego. Así ellos podrán presentar como es debido las ofrendas de la gente de Judá y de Jerusalén. Las presentarán como a mí me agrada, como lo hacían en tiempos antiguos.


Con el reino de Dios pasa lo mismo que cuando alguien encuentra un tesoro escondido en un campo; lo primero que hace es volverlo a esconder. Después va muy alegre a vender todo lo que tiene para comprar el campo.


Las cinco muchachas previsoras contestaron: «No tenemos bastante aceite para compartirlo con vosotras. Es mejor que vayáis a comprarlo».


Así les pasa a todos los que amontonan riquezas pensando en sí mismos. Creen que son ricos, pero ante Dios en realidad son pobres.


Ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo que, siendo rico, vino al mundo y se hizo pobre, para que, con su pobreza, vosotros llegarais a ser ricos.


Mándales que hagan el bien, que se hagan ricos en buenas acciones. Recuérdales que deben dar y compartir lo que tienen.


Escuchadme bien, hermanos queridos: Dios eligió a la gente pobre de este mundo para que la fe en Dios sea su verdadera riqueza y para que reciban el reino que él ha prometido a los que lo aman.


La fe que tenéis en Dios es como el oro: igual que la calidad del oro se pone a prueba con el fuego, la fe que tenéis en Dios se pone a prueba con los problemas. Si pasáis la prueba, vuestra fe será más valiosa que el oro, pues el oro, aunque haya superado la prueba del fuego, se puede destruir. Así, cuando Jesucristo aparezca, hablará bien de la fe que tenéis en Dios, porque una fe que ha pasado por tantas pruebas merece ser alabada.


Por eso el Señor Jesús dice: —Mirad que vengo como un ladrón que llega cuando menos se espera. ¡Dios bendecirá al que se mantenga vigilante y vestido; no lo sorprenderán desnudo y no tendrá nada de qué avergonzarse!


Dios la ha vestido de lino fino, limpio y brillante, el lino que representa las buenas acciones de los creyentes. Ese lino fino representa el bien que hace el pueblo de Dios.


—Conozco las dificultades por las que ahora pasas y sé que eres pobre, aunque espiritualmente eres muy rico. También sé lo mal que hablan de ti los que se consideran judíos pero en realidad son un grupo que pertenece a Satanás.


Andas diciendo que eres rico, que te ha ido muy bien y que no necesitas de nada. Pero no te das cuenta de que eres un pobre ciego, desdichado y miserable, y que estás desnudo.


Rodeando el trono había también otros veinticuatro tronos en los que estaban sentados veinticuatro ancianos. Esos ancianos estaban vestidos con ropas blancas y tenían una corona de oro en la cabeza.


Entonces, uno de los ancianos me preguntó: —¿Quiénes son los que están vestidos de blanco? ¿De dónde vienen?


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