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Apocalipsis 18:2 - Biblia Lenguaje Básico

2 Gritaba con fuerte voz, diciendo: —¡Por fin cayó Babilonia, la grande! Ahora es casa de demonios, escondite de malos espíritus, guarida de toda clase de aves sucias y odiosas.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Dio un fuerte grito: «¡Ha caído Babilonia, cayó esa gran ciudad! Se ha convertido en una casa para los demonios. Es una guarida para todo espíritu inmundo, un nido para todo buitre repugnante y una cueva para todo animal sucio y espantoso.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Gritó con voz potente: '¡Cayó, cayó la Gran Babilonia! Se ha convertido en guarida de demonios, en refugio de espíritus inmundos, en nido de aves impuras y asquerosas;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y clamó con voz potente, diciendo: ¡Cayó, cayó la gran Babilonia,° y se convirtió en morada de demonios y guarida de todo espíritu inmundo y encierro de toda ave inmunda y aborrecible!°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Gritó con voz potente, diciendo: '¡Cayó, cayó Babilonia, la grande! Se ha convertido en morada de demonios, en guarida de toda clase de espíritus inmundos, en guarida de toda suerte de aves impuras y aborrecibles.

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Apocalipsis 18:2
26 Referans Kwoze  

Anuncia este mensaje contra esas naciones: Dios lanza un grito de guerra desde el cielo, donde él tiene su trono. Es tanta su ira contra su pueblo y contra los habitantes de la tierra, que su voz retumba a lo lejos y resuena como los gritos de los que pisan uvas en el lagar. Dios tiene un pleito contra todas las naciones y contra todos los habitantes del mundo. ¡Él hará que perezcan los malvados!


y Babilonia quedará en ruinas; allí vivirán solo perros salvajes. Babilonia será un país sin gente, del que todo el mundo se burlará.


Pero, cuando menos lo esperaba, fue derrotada y quedó destruida. ¡Llorad todos por ella! ¡Buscad algún remedio para sus heridas, a ver si recobra la salud!


La madera de sus casas quedará al descubierto, y allí descansarán ovejas y toda clase de animales. En las vigas y en las ventanas se instalarán búhos y erizos, y sus puertas parecerán basureros.


y sus pies brillaban como el bronce que se funde en el fuego. Su voz resonaba como si fuera una ruidosa cascada.


y gritó con fuerte voz, como si fuera un león que ruge; y cuando gritó, se oyeron siete voces fuertes como truenos.


Sus cadáveres quedarán tirados en la plaza de la gran ciudad, donde crucificaron al Señor. La gente ha dado a esa ciudad el nombre simbólico de Sodoma y también la llaman Egipto.


Y otro ángel salió del Templo y gritó con fuerte voz al que estaba sentado en la nube: —¡Corta con tu hoz y comienza a segar, pues ha llegado la hora de recoger la cosecha!


Lo seguía un segundo ángel que decía: —¡Ya cayó Babilonia, la grande! Ya ha sido destruida la ciudad, la que emborrachó a todos los países con el vino de sus actos perversos.


Entonces vi que de la boca del dragón, de la boca del monstruo y de la boca del falso profeta salieron tres espíritus malos que parecían sapos.


El terremoto partió en tres la gran ciudad de Babilonia y las restantes ciudades del mundo se derrumbaron. Y es que no se olvidó de Babilonia, sino que, lleno de ira, la castigó terriblemente.


La mujer que has visto representa a la gran ciudad, la que domina sobre todos los reinos de la tierra.


En la frente, esa mujer tenía escrito un nombre misterioso: «Babilonia, la grande, la madre de todas las prostitutas y de todo lo malo y odioso que hay en el mundo».


Pero horrorizados ante el desastre de la ciudad, se mantendrán alejados y dirán: —¡Ay de ti, Babilonia, la ciudad grande y poderosa! ¡En un abrir y cerrar de ojos, Dios ha decidido castigarte!


Entonces un poderoso ángel levantó en alto una roca, como una gigantesca piedra de molino, y la arrojó al mar diciendo: —Babilonia, la gran ciudad, ¡así serás destruida y desaparecerás para siempre!


Luego vi a un ángel poderoso que preguntaba con fuerte voz: —¿Quién tiene la autoridad para romper los sellos y abrir el libro?


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