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Apocalipsis 18:10 - Biblia Lenguaje Básico

10 Pero horrorizados ante el desastre de la ciudad, se mantendrán alejados y dirán: —¡Ay de ti, Babilonia, la ciudad grande y poderosa! ¡En un abrir y cerrar de ojos, Dios ha decidido castigarte!

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Biblia Reina Valera 1960

10 parándose lejos por el temor de su tormento, diciendo: ¡Ay, ay, de la gran ciudad de Babilonia, la ciudad fuerte; porque en una hora vino tu juicio!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Aterrorizados por su gran tormento, los reyes del mundo se mantendrán a distancia y clamarán: «¡Qué terrible, qué terrible para ti, oh Babilonia, tú, gran ciudad! En un solo instante el juicio de Dios cayó sobre ti».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Se detendrán a distancia aterrados ante su suplicio y exclamarán: '¡Ay, ay de la gran ciudad, de Babilonia, ciudad poderosa, que en una hora te arrasó el juicio!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 estando° en pie de lejos, a causa del temor de su tormento, dirán: ¡Ay, ay, la gran ciudad, Babilonia, ciudad fuerte, en una hora vino tu juicio!°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 de pie, a lo lejos, por el temor de su tormento, diciendo: '¡Ay, ay de la gran ciudad, de Babilonia, de la ciudad poderosa! Porque en una hora ha venido tu castigo'.

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Apocalipsis 18:10
17 Referans Kwoze  

Veo a un hombre montado en un carro tirado por un par de caballos, un hombre que viene gritando: ¡Babilonia ha sido destruida! Todas las estatuas de sus dioses están hechas pedazos, tendidas por el suelo".


Pero de repente, en un solo día, te sucederán dos desgracias y de nada te servirán tus brujerías y tu magia: te quedarás viuda y perderás todos tus hijos.


Viene un día terrible, como nunca ha habido otro. Cuando llegue ese día, mi pueblo sufrirá muchísimo, pero al final lo salvaré; romperé las cadenas de su esclavitud, lo libraré del poder que lo domina y nunca más volverá a ser esclavo de extranjeros. Soy yo, Dios, quien lo asegura.


Yo te castigaré delante de muchos pueblos que ni siquiera conoces. Y cuando esas naciones me vean empuñar la espada y se enteren de que has sido destruido, tanto ellas como sus reyes temblarán de miedo al ver su vida en peligro.


¡Nuestro Dios viene! ¡Ya está cerca su día! ¡Será un día de destrucción por parte del Todopoderoso!


Esto es, israelita, lo que dice el todopoderoso Dios de Israel: Cuando yo venga a castigaros, el llanto se oirá por todas partes. Se llorará en las calles, se llorará en los mercados, se llorará en los viñedos, se llorará en los campos, ¡y también en los funerales!


Al ver esto, todo el pueblo salió corriendo y gritando: —¡Vámonos de aquí! ¡No sea que también a nosotros nos trague la tierra!


Sus cadáveres quedarán tirados en la plaza de la gran ciudad, donde crucificaron al Señor. La gente ha dado a esa ciudad el nombre simbólico de Sodoma y también la llaman Egipto.


Lo seguía un segundo ángel que decía: —¡Ya cayó Babilonia, la grande! Ya ha sido destruida la ciudad, la que emborrachó a todos los países con el vino de sus actos perversos.


El terremoto partió en tres la gran ciudad de Babilonia y las restantes ciudades del mundo se derrumbaron. Y es que no se olvidó de Babilonia, sino que, lleno de ira, la castigó terriblemente.


Los diez cuernos que has visto son diez reyes que todavía no han comenzado a reinar; pero durante un breve espacio de tiempo recibirán poder y junto con el monstruo gobernarán como reyes.


Y al ver el humo de la ciudad en llamas, gritaron: «¡Nunca ha existido una ciudad tan poderosa como Babilonia!».


Además, se echaron ceniza en la cabeza para mostrar su tristeza y entre llantos y lamentos gritaban diciendo: —¡Ay de ti, la gran ciudad! Con tus riquezas se han hecho ricos todos los comerciantes del mar. ¡En un abrir y cerrar de ojos has quedado destruida!


Entonces un poderoso ángel levantó en alto una roca, como una gigantesca piedra de molino, y la arrojó al mar diciendo: —Babilonia, la gran ciudad, ¡así serás destruida y desaparecerás para siempre!


Por eso, en un mismo día recibirá todos estos castigos: hambre, sufrimiento y muerte, siendo destruida por el fuego, porque el Señor, el Dios todopoderoso, ha decidido castigarla.


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