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Apocalipsis 14:4 - Biblia Lenguaje Básico

4 Estos son los que no adoraron a dioses falsos ni fueron infieles a Dios. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va y han sido salvados para ser el primer fruto ofrecido a Dios y al Cordero.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

4 Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Ellos se han mantenido tan puros como vírgenes, y son los que siguen al Cordero dondequiera que va. Han sido comprados de entre los pueblos de la tierra como ofrenda especial para Dios y para el Cordero.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Estos son los que no se mancharon con mujeres: son vírgenes. Estos siguen al Cordero adondequiera que vaya; estos son como las primicias, pues han sido rescatados de entre los hombres para Dios y el Cordero.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Éstos son los que no se contaminaron con mujeres, porque son vírgenes; éstos son los que siguen al Cordero adondequiera que vaya; éstos fueron comprados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Éstos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Éstos son los que siguen al Cordero adondequiera que va. Éstos fueron rescatados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero.

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Apocalipsis 14:4
32 Referans Kwoze  

Entra radiante la princesa, sus finos vestidos de oro resaltan su hermosura.


No te olvides de esta comunidad que adquiriste hace tiempo; somos el pueblo que rescataste para que fuéramos tuyos. ¡No te olvides de Jerusalén, el monte donde habitas!


el aroma de tus perfumes es una delicia para mí, eres penetrante perfume y por eso te aman las mujeres.


Puede haber sesenta reinas, ochenta cortesanas e innumerables doncellas,


¡Que mal os va a ir a los que vivís tranquilos y confiados en Jerusalén y en Samaría y presumís de ser los jefes de la nación más importante, a quienes acuden los israelitas!


Es cierto que algunos no pueden casarse porque son eunucos de nacimiento. Otros no pueden casarse porque alguien los ha convertido en eunucos. Pero también hay personas que se hicieron a sí mismos eunucos para poder dedicarse a trabajar por el reino de Dios. Por eso, esta enseñanza es solo para quienes decidan vivir así.


En el reino de Dios pasará lo mismo que sucedió en una boda. Diez muchachas tomaron sus lámparas de aceite y salieron a recibir al novio.


Cuando llegaron, un maestro de la Ley se le acercó y le dijo: —Maestro, te acompañaré a dondequiera que vayas.


Mis seguidores escuchan la voz de su pastor que soy yo y me siguen porque yo los conozco.


Si alguno quiere servirme, que me siga y donde yo esté, allí estará también el que me sirva, y mi Padre le premiará.


Pero Pedro insistió: —¿Por qué no puedo acompañarte ahora, Señor? ¡Estoy dispuesto a morir por ti!


Jesús volvió a hablar a la gente diciendo: —Yo soy la luz que alumbra a todos los que viven en este mundo. Seguidme y no caminaréis en la oscuridad, pues tendréis la luz que os da vida.


Debéis cuidaros a vosotros mismos y cuidar a los miembros de la Iglesia. Recordad que el Espíritu Santo os puso como líderes para que cuidéis de la Iglesia que Dios salvó por medio de la muerte de su propio Hijo.


Queridos hermanos, sabéis que Estéfanas y su familia fueron los primeros en aceptar la buena noticia en la región de Acaya y que se han dedicado por entero a servir a los hermanos creyentes.


Cuando Dios os salvó, en realidad os compró, y el precio que pagó por vosotros fue muy alto. Por eso debéis dedicar vuestro cuerpo a honrar y agradar a Dios.


Sin embargo, quien se casa no comete ningún pecado. Y si una mujer soltera se casa, tampoco peca. Pero los casados van a tener problemas, y me gustaría evitárselos.


Os quiero tanto que solo deseo que seáis siempre fieles a Cristo, es decir, que seáis como una novia ya comprometida para casarse, que le es fiel a su novio y se mantiene pura para él.


Lo recibisteis como garantía de que Dios cumplirá su promesa liberando totalmente a los que formamos su pueblo. De esta manera alabaremos por siempre la grandeza de Dios.


De esta manera Cristo se preparó una Iglesia gloriosa, apartada del mal y perfecta, como un vestido sin una sola arruga, ni mancha, ni nada parecido.


Esa gente prohíbe casarse y comer ciertos alimentos. Pero Dios creó todos los alimentos para que quienes creemos en él y conocemos la verdad los disfrutemos y le demos gracias por ellos. Los creó para todos los que confiamos en él y conocemos la verdad.


y donde están todos aquellos a quienes Dios ha tratado como a hijos primogénitos y a quienes ha dado el derecho de vivir en el cielo. Vosotros os habéis acercado a Dios, que juzgará a todo el mundo y os habéis acercado también a los espíritus de las personas que viviendo rectamente han alcanzado la perfección.


Además, quiso que fuéramos los primeros entre sus criaturas. Por eso, por medio de la buena noticia de salvación nos dio una vida nueva.


Pero vosotros «sois miembros escogidos de la familia de Dios, sois sacerdotes y reyes, sois su pueblo. Para que anunciarais su grandeza», Dios mismo os sacó de la oscuridad del pecado y os hizo entrar en su luz maravillosa.


Después, el monstruo y los diez reyes lucharán contra el Cordero, pero el Cordero los vencerá porque es el Señor más grande y el Rey más poderoso. Con él estarán también sus seguidores, los creyentes a quienes él ha llamado y elegido.


En la ciudad no vi ningún templo, porque su Templo son el Señor, el Dios todopoderoso, y el Cordero.


La ciudad no necesita que el sol o la luna la iluminen, porque la gloria de Dios la ilumina y el Cordero es su lámpara.


Sin embargo, en Sardes hay unas pocas personas que no han hecho lo malo. Por eso, me acompañarán vestidos con ropas blancas, pues se lo merecen.


Y todos ellos cantaban un cántico nuevo que decía: —Solo tú mereces tomar el libro y romper sus sellos. Porque fuiste sacrificado, y con tu sangre rescataste para Dios a gente de toda raza, idioma, pueblo y nación.


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