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Apocalipsis 14:2 - Biblia Lenguaje Básico

2 Después oí una voz que venía del cielo. Era como el estruendo de enormes cataratas o como el fuerte resonar del trueno; era un sonido parecido al de muchos músicos tocando sus arpas.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Y oí un sonido que venía del cielo, era como el rugido de grandes olas del mar o el retumbar de fuertes truenos. Parecía el sonido de muchos arpistas tocando juntos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Un ruido retumbaba en el cielo, parecido al estruendo de las olas o al fragor del trueno: era como un coro de cantores que se acompañan tocando sus arpas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y oí una voz del cielo, como voz de muchas aguas y como voz de un gran trueno, y la voz que oí era como de citaristas que citareaban sus cítaras.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas y como estampido de gran trueno. La voz que oía era como de citaristas que tocan sus cítaras.

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Apocalipsis 14:2
29 Referans Kwoze  

David y todos los israelitas iban danzando y cantando muy alegres delante de Dios, al son de la música de arpas, panderos, platillos, castañuelas y otros instrumentos de madera y de cuerda.


Al llegar, se dirigieron al Templo de Dios tocando arpas, cítaras y trompetas.


Cantemos al son del arpa himnos de gratitud a nuestro Dios.


Alabémoslo con danzas, cantémosle himnos con música de arpas y panderos,


¡Alabad a Dios con himnos y con música de arpas!


Así me presentaré ante tu altar, y allí te alabaré con música de arpas, pues tú eres mi Dios, el Dios que me llena de alegría.


Dios mío, mi corazón está dispuesto a tocar para ti. ¡Despierta alma mía! ¡Despertad vosotras al arpa y a la lira, que yo despertaré al nuevo día!


¡Qué bueno es poder alabar tu amor y tu fidelidad!, alabarte día y noche con música de arpas y liras.


Pero tú, en el cielo, te muestras más poderoso que el rugido de los ríos; más poderoso que las olas del mar.


¡Cantadle himnos al son de instrumentos de cuerda y con voces melodiosas!


Al amanecer del tercer día, hubo truenos y relámpagos; una nube oscura cubrió el monte, se oyó un fuerte toque de una trompeta y todos los israelitas que estaban en el campamento se echaron a temblar llenos de miedo.


Cuando los israelitas escucharon los truenos y el toque de trompeta, y vieron los relámpagos y el humo que cubría el monte, sintieron mucho miedo y se mantuvieron lejos de allí.


y vi que la gloria del Dios de Israel venía de oriente. Según iba avanzando se oía un fuerte ruido, como cuando el río lleva mucha agua y, a su paso, la tierra se cubrió de luz.


Entonces lanzaré contra ellos mis flechas que serán como rayos y marcharé contra ellos como una tormenta del desierto.


Si no tengo amor, de nada me sirve hablar todas las lenguas del mundo y hasta el lenguaje de los ángeles. Si no tengo amor, soy como un trozo de metal que solo sirve para hacer ruido; ¡soy como una campana desafinada!


Pero un día del Señor quedé bajo el poder del Espíritu Santo. Entonces escuché detrás de mí una voz muy fuerte que sonaba como una trompeta.


y sus pies brillaban como el bronce que se funde en el fuego. Su voz resonaba como si fuera una ruidosa cascada.


Entonces aquellos dos testigos oyeron una voz fuerte que les decía: —¡Subid aquí! Ellos subieron al cielo en una nube, a la vista de sus enemigos.


El séptimo ángel tocó la trompeta y en el cielo se oyeron fuertes voces que decían: —Nuestro Dios y su Mesías ya gobiernan sobre todo el mundo y reinarán para siempre.


Vi también algo que parecía un mar de cristal mezclado con fuego. Junto a ese mar estaban de pie los que habían vencido al monstruo, los que no habían adorado a su estatua ni estaban marcados con el número de su nombre. Dios les había dado arpas


¡Nunca más se escuchará en tus calles música de arpas, ni de flautas o trompetas! ¡Nunca más habrá en tus calles gente de diferentes oficios, ni volverá a escucharse en ti el ruido de la piedra del molino!


Apenas hizo esto, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se arrodillaron delante del Cordero. Cada uno tenía un arpa y llevaba una copa llena de incienso que representaba las oraciones del pueblo de Dios.


En el momento en que el Cordero rompía el primero de los siete sellos, oí que uno de los cuatro seres vivientes decía con voz como de trueno: —¡Acércate!


El primer ángel tocó la trompeta y desde el cielo cayeron granizo y fuego mezclados con sangre. Se quemó la tercera parte de la tierra y también la tercera parte de todos los árboles y toda la hierba verde.


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