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Apocalipsis 13:4 - Biblia Lenguaje Básico

4 Todos adoraron al dragón, porque le había dado su autoridad al monstruo, y también adoraron al monstruo, diciendo: —No hay nadie tan fuerte como este monstruo. Nadie puede luchar contra él.

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Biblia Reina Valera 1960

4 y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Adoraron al dragón por haberle dado semejante poder a la bestia y también adoraron a la bestia. «¿Quién es tan grande como la bestia? —exclamaban—. ¿Quién puede luchar contra ella?».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Se postraron ante el dragón que había entregado el poderío a la bestia y se postraron también ante la bestia diciendo: '¿Quién hay como la bestia? ¿Quién puede competir con ella?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 y adoraron al dragón que había dado la autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Adoraron al dragón, porque había dado la autoridad a la bestia, y adoraron también a la bestia, diciendo: '¿Quién como la bestia? ¿Quién puede luchar contra ella?'.

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Apocalipsis 13:4
18 Referans Kwoze  

Dios mío, ¡no hay otro Dios como tú! ¡Solo tú eres santo! ¡Solo tú eres poderoso! Tú has hecho grandes maravillas.


¿Con quién podéis compararme? Yo no me parezco a nadie.


La buena noticia nos habla de la grandeza de Cristo, y Cristo a su vez nos muestra la grandeza de Dios. Ese mensaje brilla como la luz; pero los que no creen no pueden verla, porque Satanás no les deja.


Entre ellos viven los descendientes del gigante Anac a los que ya conocéis y de los que habéis oído decir que son invencibles.


Ese hombre está en contra de Dios y de todo lo que está dedicado a Dios. Hasta pondrá su trono en el Templo de Dios, y afirmará que él mismo es Dios.


Entonces apareció en el cielo otra señal grande y misteriosa: un gran dragón rojo que tenía siete cabezas, diez cuernos y una corona en cada una de sus siete cabezas.


Ese dragón arrastró con la cola a la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó a la tierra; luego se detuvo frente a la mujer, para devorar a su hijo tan pronto como naciera.


Luego vi que de la tierra salía otro monstruo. Tenía dos cuernos como de carnero, pero hablaba como un dragón;


Dios permitió que el segundo monstruo diera vida a la estatua del primer monstruo de modo que pudiera hablar. Y le dio también poder para dar muerte a todos los que no adorasen la estatua del primer monstruo.


Este monstruo parecía un leopardo, pero tenía patas como de oso y boca como de león. El dragón entregó a este monstruo su fuerza, su reino y un gran poder.


Después, el monstruo y los diez reyes lucharán contra el Cordero, pero el Cordero los vencerá porque es el Señor más grande y el Rey más poderoso. Con él estarán también sus seguidores, los creyentes a quienes él ha llamado y elegido.


Y al ver el humo de la ciudad en llamas, gritaron: «¡Nunca ha existido una ciudad tan poderosa como Babilonia!».


El resto de la gente, es decir, los que no murieron a causa del fuego, el humo y el azufre, no dejaron de hacer el mal, ni dejaron de adorar a los demonios y a las imágenes de dioses falsos. Al contrario, siguieron adorando esas imágenes de piedra, de madera y de oro, plata y bronce, imágenes que no pueden ver, ni oír, ni caminar.


Cuando estos vieron a Goliat, les dio mucho miedo y huyeron.


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