Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt

- Piblisite -





Amós 4:10 - Biblia Lenguaje Básico

10 Mandé plagas contra vosotros, como las que mandé contra Egipto; hice que vuestros jóvenes murieran en la guerra y se llevaran vuestros caballos como botín. ¡El mal olor de los muertos se sentía por todas partes! Pero a pesar de eso, vosotros no os arrepentisteis. Yo soy el Dios de Israel y cumpliré mi palabra.

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 Envié contra vosotros mortandad tal como en Egipto; maté a espada a vuestros jóvenes, con cautiverio de vuestros caballos, e hice subir el hedor de vuestros campamentos hasta vuestras narices; mas no os volvisteis a mí, dice Jehová.

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

10 «Les mandé plagas como las que envié sobre Egipto hace tiempo. ¡Maté a sus jóvenes en la guerra y llevé lejos a todos sus caballos! ¡El hedor de la muerte llenó el aire!, pero aun así, ustedes no se volvieron a mí», dice el Señor.

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Desencadené sobre ustedes una peste parecida a la de Egipto; masacré por la espada a sus jóvenes y se llevaron a todos sus caballos; hice que subiera hasta sus narices la hediondez de sus muertos en combate. Y ustedes, sin embargo, no volvieron a mí, palabra de Yavé.

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

10 Os envié la peste que envié sobre los egipcios,° Maté a espada a vuestros jóvenes junto con lo mejor de vuestra caballería,° E hice que el hedor de vuestro campamento Subiera a vuestras propias narices,° Pero no os volvisteis a mí, dice YHVH.

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Envié contra vosotros una peste como la peste de Egipto; maté con la espada a vuestros jóvenes y vuestros caballos eran capturados; hice subir a vuestras narices el hedor de vuestros campamentos. Pero no habéis vuelto a mí -oráculo de Yahveh-.

Gade chapit la Kopi




Amós 4:10
42 Referans Kwoze  

Por aquel tiempo, Dios comenzó a hacer más pequeño el territorio israelita. El rey Jazael venció a los israelitas y les quitó las regiones de Galaad y Basán, al este del río Jordán, y la región que está al norte de Aroer, cerca del río Arnón. Este era el territorio de las tribus de Gad, Rubén y Manasés.


Por eso Dios se enfadó y permitió que Jazael, rey de Siria, y su hijo Benadad vencieran a Israel en varias ocasiones.


Entonces Jazael le preguntó: —¿Por qué llora, mi señor? Eliseo le respondió: —Porque yo sé todo el mal que vas a causar a mi pueblo Israel. Vas a incendiar sus ciudades amuralladas, y acabarás por completo con todos sus habitantes.


Pero una vez más, Dios hizo que el faraón se mantuviera terco y no dejara salir a los israelitas.


Moisés y Aarón se presentaron ante el faraón, y le dijeron: —Esto es lo que te dice el Dios de los israelitas: ¿Hasta cuándo seguirás siendo tan orgulloso? ¿Cuándo me vas a obedecer? Deja salir a mi pueblo para que me adore.


Yo haré que el faraón se ponga de nuevo terco y vuelva a perseguiros. Pero cuando lo haga, destruiré su ejército y le mostraré mi gran poder. Así sabrán los egipcios que yo soy Dios. Los israelitas hicieron lo que Dios les mandó hacer.


Les dijo: —Yo soy vuestro Dios, el que cuida de vuestra salud. Si prestáis atención a mis consejos y obedecéis estos mandamientos y estas leyes que hoy os doy, y hacéis solo lo que es bueno, no os castigaré como a los egipcios.


Sin embargo, Dios hizo que el faraón se mantuviera terco y no quisiera saber nada de Moisés ni de Aarón, tal como Dios se lo había dicho a Moisés.


Dile que si insiste en no dejar salir a mi pueblo,


Por las montañas correrán verdaderos ríos de sangre. Los muertos quedarán abandonados, y despedirán mal olor.


Pero si andáis prendiendo fuego y lanzáis flechas incendiarias, seréis pasto de ese fuego y esas flechas; Dios os enviará ese castigo y el sufrimiento caerá sobre vosotros.


El Dios todopoderoso castigó a su pueblo, pero este no se arrepintió, ni buscó su ayuda.


Entonces Dios, en un solo día, eliminó a los líderes y jefes de Israel, y a sus profetas mentirosos.


La maldad es como un fuego, que devora espinos y matorrales; ha prendido en los árboles del bosque y el humo sube en grandes columnas.


Les voy a mandar cuatro castigos diferentes: primero, morirán en la guerra; a continuación, los arrastrarán los perros; luego, los devorarán las aves del cielo; y finalmente, los destrozarán las fieras del campo. Esto lo haré por culpa de Manasés, hijo de Ezequías, pues no me he olvidado de lo que Manasés, rey de Judá, hizo en Jerusalén. Haré así que todos los reinos de la tierra aprendan la lección. Soy yo, Dios, quien lo asegura.


unos morirán de enfermedades horribles, otros morirán de hambre y otros en la guerra. Nadie llorará por ellos, ni los sepultará. Sus cadáveres quedarán tendidos sobre el suelo, como si fueran basura, y con ellos se alimentarán las aves del cielo y los animales salvajes.


pero vuestro país será destruido y el enemigo conquistará vuestras ciudades. Los mejores soldados morirán en el campo de batalla. Yo, que soy el Rey de Israel y llevo el nombre de Dios todopoderoso, os aseguro que así será.


Y cuando llegue el momento, sus mejores guerreros y sus jóvenes caerán muertos por las calles. Prenderé fuego a las murallas de Damasco y arderán los palacios de Benadad. Yo soy el Dios todopoderoso y os aseguro que así será.


Pues bien, Dios de Israel, yo sé que tú buscas gente honesta; pero este pueblo es muy terco, es más duro que una roca y no ha querido arrepentirse. Por eso lo has castigado, pero parece que no le dolió; y aunque lo has aplastado, no ha querido hacerte caso.


¡Me invade la ira de Dios, y ya no puedo contenerme! Pues bien —dice Dios—, da rienda suelta a tu enfado sobre los niños que andan por la calle, sobre las pandillas de jóvenes, sobre esposas y maridos, sobre los ancianos cargados de años. ¡Todos ellos serán hechos prisioneros!


Que nadie se sienta orgulloso: ni el sabio, de su sabiduría; ni el poderoso, de su poder; ni el rico, de su riqueza.


No quisiste volver a mí; no quisiste dejar tu mala conducta. Por eso te castigaré y volverás a ser esclavo en Egipto; por eso Asiria te dominará.


A ese enemigo del norte, que se atrevió a atacaros, lo arrojaré al desierto; a los que venían al frente los ahogaré en el mar Muerto, y a los que venían atrás los ahogaré en el Mediterráneo. ¡Sus cadáveres despedirán un olor insoportable! Patria mía, ¡no tengas miedo! Al contrario, llénate de gozo, pues Dios hace grandes maravillas.


yo os castigaré duramente hasta causaros la ruina. Os enviaré enfermedades de las que no podréis sanar, y una fiebre que os dejará ciegos y sin fuerzas. Yo me apartaré de vosotros para que vuestros enemigos os destruyan; y será inútil que sembréis pues ellos comerán lo que plantéis. Bastará con que oigáis hablar de un ataque enemigo para que salgáis huyendo sin que nadie os persiga.


Haré que muráis en la guerra, como castigo por no cumplir con mi pacto. Trataréis de refugiaros en vuestras ciudades, pero yo os enviaré enfermedades terribles y haré que caigáis en manos de vuestros enemigos.


Yo hice que pasarais hambre en todos vuestros pueblos y ciudades, pero a pesar de eso no os arrepentisteis. Yo soy el Dios de Israel y cumpliré mi palabra.


Está cerca el día en que convertiré en lamentos los cantos de palacio. Ese día habrá tantos cadáveres que los arrojarán silenciosamente en cualquier parte. Así os lo aseguro yo mismo que soy el Dios todopoderoso.


Esto os sucedía porque yo enviaba plagas y granizo para destruir el fruto de vuestro trabajo. A pesar de todo, no os convertisteis a mí. Yo soy el Dios de Israel y cumpliré mi palabra.


Dios enviará enfermedades terribles que acabarán con todo el país, y os veréis atacados por fiebres, inflamaciones y toda clase de epidemias. Sembraréis pero no cosecharéis, pues las plagas acabarán con todo. No lloverá ni una gota y la tierra se endurecerá y será imposible cultivarla.


¿Os acordáis de los horribles castigos que Dios envió sobre Egipto? Pues esos mismos castigos que tanto espanto os causaban, vendrán sobre vosotros, sin que podáis libraros de ellos;


Dios no permitirá que nadie entre vosotros enferme. Cualquiera que os odie recibirá el mismo castigo que recibió Egipto. En cambio, a vosotros no os pasará nada.


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite