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2 Timoteo 4:18 - Biblia Lenguaje Básico

18 Yo sé que Dios siempre me cuidará y me protegerá de todo mal hasta que me lleve a su reino celestial. ¡A él sea la gloria por siempre! Amén.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Así es, y el Señor me librará de todo ataque maligno y me llevará a salvo a su reino celestial. ¡A Dios sea toda la gloria por siempre y para siempre! Amén.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 El Señor me librará de todo mal y me salvará llevándome a su reino celestial. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Asimismo el Señor me librará de toda obra mala y me preservará para su reino celestial. A Él sea la gloria por los siglos de los siglos, amén.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 El Señor me rescatará de todo mal y me salvará para su reino celestial. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

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2 Timoteo 4:18
40 Referans Kwoze  

También ha enviado a su ángel para librarme de muchos peligros. Yo le pido que bendiga a estos dos muchachos. Que por medio de ellos sea recordado mi nombre, el de mi abuelo Abrahán y el de mi padre Isaac. Que su descendencia se multiplique sobre la tierra.


Dios te protegerá y te pondrá a salvo de todos los peligros.


Dios ama la justicia y jamás abandonará a su pueblo. ¡Siempre lo protegerá! Los suyos vivirán para siempre en la tierra prometida, pero la descendencia de los malvados será destruida por completo.


y tus consejos me dirigen; cuando este mundo llegue a su fin, me recibirás con grandes honores.


¡Tus enemigos serán destruidos! ¡Todos los malhechores perecerán!


El malvado fracasa por su maldad; en cambio, al honrado lo protege su honradez.


Pero los que han sido fieles a Dios brillarán como el sol en su reino. ¡Vosotros, si de verdad tenéis oídos, prestad atención!


Entonces yo, el Rey, diré a los buenos: «¡Mi Padre os ha bendecido! ¡Venid, participad del reino que mi Padre os tiene preparado desde antes de la creación del mundo!


No nos dejes caer en tentación y líbranos del maligno».


Perdona nuestros pecados, como también nosotros perdonamos a todos los que nos hacen mal. Y no nos permitas caer en la tentación.


¡No tengáis miedo, mi pequeño rebaño! Dios, vuestro Padre, quiere daros su reino.


Por eso, yo os daré un reino, como mi Padre me lo dio a mí.


No te pido que los saques del mundo, sino que los protejas de Satanás.


En realidad, todo fue creado por Dios; todo existe por él y para él. Así que, ¡alabémosle por siempre! Amén.


Alabemos por siempre a ese Dios, el único sabio, a través de Jesucristo. Amén.


Dios es tan sabio que no ha querido que la gente de este mundo lo conociera mediante el conocimiento humano. En lugar de eso, decidió salvar a los que creyeran en el mensaje que anunciamos, aun cuando este mensaje parezca algo absurdo.


Vosotros no habéis pasado por ninguna tentación que no sea posible vencer. Y podéis confiar en Dios, pues él no va a permitir que sufráis más tentaciones de las que podéis soportar. Además, cuando vengan las tentaciones, Dios mismo os mostrará cómo vencerlas, y así podréis resistir.


Hermanos míos, lo que es de carne y sangre no tiene cabida en el reino de Dios; lo que es corruptible no tiene cabida en lo incorruptible.


Dios nos libró de grandes peligros de muerte y confiamos en que nos seguirá librando.


a quien todos deben alabar por siempre! Amén.


Que el Dios de la paz os mantenga completamente dedicados a su servicio. Que os conserve sin pecado hasta que vuelva nuestro Señor Jesucristo, para que ni vuestro espíritu, ni vuestra alma, ni vuestro cuerpo sean hallados culpables delante de Dios.


Pero el Señor Jesucristo os protegerá y os librará del mal, porque él siempre cumple lo que dice.


¡Alabemos y honremos siempre al Rey eterno, al Dios único e invisible, que vive por siempre! Amén.


Dios es el único que vive para siempre y habita en una luz tan brillante que nadie puede acercarse a él. Nadie lo ha visto ni puede verlo. ¡El honor y el poder le pertenecen por siempre! Amén.


Por eso mismo estoy sufriendo ahora. Pero no me avergüenzo de lo que me pasa, porque yo sé bien en quién he puesto mi confianza. Estoy seguro de que él tiene poder para hacer que la buena noticia se siga anunciando hasta que llegue el fin del mundo.


Cuando Jesucristo venga como Rey, juzgará a todos, tanto a los que estén vivos como a los que estén muertos. Por eso pongo a Dios y a Jesucristo por testigos de lo que te mando.


Lo que desean es tener una patria mejor en el cielo. Por eso Dios les ha preparado una ciudad y no tiene vergüenza de que le llamen su Dios.


Sin embargo, vosotros os habéis acercado al monte Sion y a la ciudad del Dios que vive para siempre. Esa ciudad es la de Jerusalén, que está en el cielo, donde hay miles de ángeles que alaban a Dios


Escuchadme bien, hermanos queridos: Dios eligió a la gente pobre de este mundo para que la fe en Dios sea su verdadera riqueza y para que reciban el reino que él ha prometido a los que lo aman.


Vosotros tenéis fe en Dios y por eso él os protege con su poder, para que podáis ser salvos tal y como lo tiene planeado para los últimos tiempos.


¡Que Dios reine con poder por siempre! Amén.


y Dios, os abrirá de par en par la puerta del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.


Que la gracia y el conocimiento que tenéis de nuestro Señor Jesucristo crezca cada vez más en vosotros. ¡A él le corresponde la gloria ahora y siempre! Amén.


Yo, Judas, estoy al servicio de Jesucristo y soy hermano de Santiago. Escribo esta carta a todos los que Dios Padre ama, ha elegido y viven protegidos por Jesucristo.


Si Dios me ha librado de las garras de leones y de osos, también me librará de ese filisteo. Entonces Saúl dijo a David: —Anda y que Dios te acompañe.


Cuando David se enteró de que Nabal había muerto, dijo: —¡Bendito sea Dios, que castigó a Nabal por lo que me hizo, y ha impedido que yo mismo me vengara de él. Luego, David envió algunos de sus ayudantes a Carmel, para que dijeran a Abigail: —David nos manda a pedirte que aceptes ser su mujer.


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