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2 Timoteo 3:11 - Biblia Lenguaje Básico

11 Sabes cómo me han maltratado y cuántas persecuciones he sufrido en las ciudades de Antioquía, Iconio y Listra; pero el Señor Jesucristo me libró de todas ellas.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

11 persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Sabes cuánta persecución y sufrimiento he soportado, y cómo fui perseguido en Antioquía, Iconio y Listra; pero el Señor me rescató de todo eso.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 mi valentía, mis persecuciones y sufrimientos; sabes lo que me pasó en Antioquía, Iconio y Listra. ¡Cuántas persecuciones tuve que sufrir! Pero de todas me libró el Señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 mis persecuciones, mis sufrimientos, como los que me sucedieron en Antioquía,° en Iconio,° en Listra,° como los padecimientos que sufrí, y de todos me libró el Señor.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 mis persecuciones y mis sufrimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio y en Listra. ¡Qué persecuciones tuve que sufrir! Pero de todas ellas me libró el Señor.

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2 Timoteo 3:11
43 Referans Kwoze  

También ha enviado a su ángel para librarme de muchos peligros. Yo le pido que bendiga a estos dos muchachos. Que por medio de ellos sea recordado mi nombre, el de mi abuelo Abrahán y el de mi padre Isaac. Que su descendencia se multiplique sobre la tierra.


Cuando Dios libró a David de sus enemigos y de Saúl, David entonó este canto:


Tú me pusiste a salvo de la furia de mis enemigos. Me diste la victoria sobre mis adversarios y me libraste de la gente violenta.


Dios siempre está cerca para salvar a los afligidos y a los que han perdido la esperanza.


Dios les ofrece su ayuda y los libra de los malvados; hace que se salven porque han puesto en él su confianza.


«Yo lo pondré a salvo pues ha buscado refugio en mí y me reconoce como Dios.


Por tanto, no tengáis miedo, pues yo soy vuestro Dios y estoy a vuestro lado. Mi mano victoriosa os dará fuerza y ayuda; mi mano victoriosa siempre os dará su apoyo.


Vosotros, israelitas, sois un pueblo débil y pequeño; pero no tengáis miedo, porque yo soy vuestro Dios, el Santo de Israel que os auxilia y os libera.


Aunque tengas graves problemas, yo siempre estaré contigo; cruzarás ríos y no te ahogarás, caminarás a través del fuego y no te quemarás


Esa gente luchará contra ti, pero no te podrá vencer, porque yo estaré a tu lado para cuidarte. Soy yo, Dios, quien lo asegura.


ordeno a los habitantes de mi reino que adoren y obedezcan al Dios de Daniel. Es un Dios que vive para siempre, un Dios cuyo reino nadie puede destruir y cuyo imperio dura por siempre.


Pablo y los demás siguieron el viaje a pie hasta la ciudad de Antioquía, en la región de Pisidia. Un sábado fueron a la sinagoga de la ciudad, y se sentaron allí.


Pero cuando los judíos vieron reunida a tanta gente, se llenaron de envidia y trataban de combatir con insultos lo que Pablo decía.


En la ciudad de Listra había un hombre que nunca había podido caminar. Era cojo desde el día en que nació. Este hombre estaba sentado,


Aunque he sufrido mucho por los problemas que me han causado algunos judíos, con toda humildad he cumplido con lo que el Señor Jesús me ha ordenado.


El alboroto era cada vez mayor. Entonces el comandante de los soldados romanos tuvo miedo de que mataran a Pablo, y ordenó que vinieran los soldados y se lo llevaran de nuevo a la fortaleza.


Te enviaré a hablar con los judíos y con los que no son judíos, y no dejaré que ninguno de ellos te haga daño.


Pero todavía sigo hablando de Jesús a todo el mundo, a ricos y pobres, pues Dios me ayuda y me da fuerzas para seguir adelante. Nada de lo que enseño contradice lo que Moisés y los profetas anunciaron:


Yo le voy a mostrar lo mucho que va a sufrir por mí.


Pedidle que en la región de Judea me proteja de los que no creen en él, y que el dinero que llevo a los hermanos de Jerusalén sea bien recibido.


Nosotros sufrimos mucho, igual que Cristo sufrió. Pero también, por medio de él, Dios nos consuela.


Confiamos mucho en vosotros y sabemos que, si ahora sufrís, también Dios os consolará.


Me alegro de ser débil, de ser insultado y perseguido, de tener necesidades y dificultades por ser fiel a Cristo. Pues lo que me hace fuerte es sentir que soy débil.


He luchado por ser un buen cristiano, he llegado a la meta y en ningún momento he dejado de creer en Dios.


Esto nos demuestra que Dios sabe solucionar los problemas y dificultades que tienen los que le son fieles, pero que también castigará a los que hacen el mal, y lo hará el día en que juzgue a todos.


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