1 Dios volvió a enfadarse contra los israelitas y, para poder castigarlos, incitó a David a hacer un recuento de todos los habitantes de Israel y de Judá.
1 Una vez más el enojo del Señor ardió contra Israel, y provocó que David les hiciera daño al levantar un censo. «Ve y cuenta a las personas de Israel y Judá», le dijo el Señor.
1 Volvió a encenderse la cólera de Yahveh contra Israel y por eso instigó a David contra ellos, ordenándole: 'Disponte a hacer el censo de Israel y de Judá'.
Pero no os preocupéis ni os reprochéis nada. En los dos años anteriores no ha habido comida en toda esta región, y todavía faltan cinco años en que nadie va a sembrar ni a cosechar nada. Pero Dios me envió aquí antes que a vosotros, para que, de una manera admirable, os salve la vida a vosotros y a vuestros hijos.
Tus propios hijos te harán sufrir mucho. Si a escondidas te acostaste con la mujer de otro, yo haré que otros tomen a tus mujeres y se acuesten con ellas delante de todo el mundo».
Pero el rey le dijo: —No os metáis en mis asuntos, hijos de Seruyá. Tal vez Dios lo mandó a maldecirme. Si es así, nosotros no somos quién para impedírselo.
Tolá tuvo seis hijos: Uzí, Refaías, Jeriel, Jajmay, Jibsán y Samuel. Estos fueron soldados muy valientes y jefes de sus grupos familiares. En tiempos de David, su número llegó a veintidós mil seiscientos.
Todos estos fueron jefes de sus grupos familiares; eran hombres importantes, y además fueron soldados muy valientes. Según la lista de todos los descendientes de Aser, el número de sus hombres preparados para a la guerra llegó a veintiséis mil.
Pero Ezequías fue tan orgulloso que no dio gracias a Dios por sanarle. Esto provocó tanto la ira de Dios que decidió castigar a Ezequías, y también a los habitantes de Judá y de Jerusalén.
Él no os hará caso, ni os dejará salir, porque yo haré que se ponga terco. Pero serán tantas las señales maravillosas que haré en Egipto, que no tendrá más remedio que dejaros marchar. Descargaré sobre los egipcios todo mi poder, los castigaré y sacaré a mi pueblo Israel de Egipto como un ejército en orden de batalla. Así sabrán los egipcios que yo soy el Dios de Israel.
Pero si algún profeta se deja seducir y os da un mensaje falso, es que yo mismo, el Dios de Israel, así lo ha permitido. Sin embargo, castigaré a ese profeta y lo eliminaré del pueblo;
Entonces Moisés dijo a Aarón y a sus hijos Eleazar e Itamar: —No os despeinéis ni rasguéis vuestras ropas en señal de luto, no sea que muráis y Dios descargue su ira sobre el pueblo. Serán todos los demás israelitas los que deben lamentarse porque Dios ha tenido que enviar ese fuego contra ellos.
Tan furioso estaba con ellos que dejó que los atacaran y les robaran lo que tenían. También permitió que los derrotaran sus enemigos, sin que ellos pudieran hacer nada para impedirlo.
Yo le suplico a mi señor y rey que me escuche. Si es Dios quien ha puesto al rey en mi contra, espero que él me perdone y acepte mi ofrenda; pero si todo es cosa de humanos, que Dios los maldiga. Porque me están arrojando de esta tierra de Dios y así me obligan a adorar a otros dioses.