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2 Samuel 23:5 - Biblia Lenguaje Básico

5 Dios ha hecho un pacto conmigo; un pacto seguro y bien hecho que durará para siempre. Por eso mi descendencia siempre estará segura, y Dios me concederá la victoria haciendo que se cumplan mis deseos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

5 No es así mi casa para con Dios; Sin embargo, él ha hecho conmigo pacto perpetuo, Ordenado en todas las cosas, y será guardado, Aunque todavía no haga él florecer Toda mi salvación y mi deseo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 »¿Acaso no es a mi familia que Dios ha elegido? Sí, ha hecho un pacto eterno conmigo. Su pacto está arreglado y asegurado hasta el último detalle; él garantizará mi seguridad y mi éxito.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 ¿No es eso mismo mi casa para Dios, para el que me reservó una alianza eterna bien ordenada y bien garantizada? ¿No hará que germine mi salvación, todo lo que yo he deseado?

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Y aunque mi casa no haya sido así para con Dios, Él ha hecho conmigo un pacto eterno, En todo ordenado y bien seguro, Que hará prosperar mis anhelos de plena salvación.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 ¿No es así mi casa junto a Dios? Puesto que él hizo conmigo una alianza eterna, toda bien ordenada y protegida, ¿no hará él germinar toda mi salvación y mi deseo?

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2 Samuel 23:5
41 Referans Kwoze  

Pero ahora, por haberte burlado de mí y haberle quitado a Urías su mujer, siempre habrá en tu familia muertes violentas.


Pero Amnón no le hizo caso. Y como era más fuerte que ella, la forzó a tener relaciones sexuales con él.


y antes de comenzar dijo a sus criados: —Vigilad bien a Amnón y, cuando ya esté muy borracho y yo os indique que lo matéis, matadlo. No tengáis miedo, pues soy yo quien os ordeno matarlo.


Joab le dijo: —¡Estoy perdiendo el tiempo contigo! Así que Joab se dirigió rápidamente al árbol del que Absalón, aún con vida, estaba colgado y le clavó tres flechas en el corazón.


Después de tu muerte, yo haré que uno de tus hijos sea el rey de mi pueblo.


Entonces el rey David fue a la tienda donde estaba el Arca, se sentó delante de Dios y le dijo: —Señor y Dios mío, ¿cómo puedes darme todo esto, si mi familia y yo valemos tan poco?


Adonías, el hijo que David había tenido con Jaguit, era un joven muy guapo. Había nacido poco después que su hermano Absalón. David nunca había regañado a Adonías ni le había preguntado por qué hacía esto o aquello. Así que Adonías comenzó a presumir de que él sería el próximo rey de Israel. Preparó carros de combate, soldados de caballería y cincuenta guardaespaldas que lo protegieran. Además, buscó el apoyo del sacerdote Abiatar y de Joab, que era el jefe del ejército, e hizo un trato con ellos. La madre de Joab se llamaba Seruyá.


Si me eres fiel y obedeces todos mis mandamientos como lo hizo David, mi fiel servidor, yo te ayudaré en todo, haré que tus descendientes conserven el trono real, como he prometido a David, y te entregaré a Israel.


sino a los jóvenes, y les dijo: —Mi padre fue duro con vosotros, pero yo lo seré más todavía. Mi padre os azotó con correas, pero yo lo haré con látigos de puntas de hierro.


Dios hizo que su pueblo fuera liberado y así afirmó su pacto eterno. Su nombre es santo y digno de respeto.


La vida se me escapa y mis ojos ya casi no ven esperando que cumplas tu promesa de venir a salvarme, pues yo confío en tu palabra.


Solo una cosa te pido, Dios mío, solo una cosa deseo: que me dejes vivir en tu Templo todos los días de mi vida para contemplar tu hermosura cuidando de tu Templo.


Solo Dios me da tranquilidad, solo él puede salvarme; solo él me da su protección, ¡jamás seré derrotado!


Como de un tronco viejo sale un retoño, así saldrá un nuevo rey de la familia de David.


En el futuro el pueblo de Israel prosperará y producirá frutos abundantes.


Dios dice también: «No castigaré a todos. A los que deje con vida, les permitiré vivir en Jerusalén y serán llamados: "Pueblo elegido de Dios". Cuando llegue ese día, haré que prosperen y vivan bien. Mi pueblo se sentirá orgulloso de los frutos que le dará su tierra.


Las montes podrán cambiar de lugar, los cerros podrán venirse abajo, pero mi amor por ti no cambiará, mi pacto contigo no se romperá. Te aseguro que tendré compasión de ti.


¡Venid a mí y prestad atención, obedecedme y viviréis! Yo haré un pacto con vosotros para siempre, cumpliré las promesas que hice a David.


«Porque yo —dice Dios— amo la justicia y odio el robo y el crimen. Por eso os daré una gran recompensa y haré con vosotros un pacto que durará para siempre.


Dios mismo os va a dar una señal: La joven está embarazada, y pronto tendrá un hijo, al que pondrá por nombre Emmanuel, es decir, «Dios con nosotros».


Haré con ellos un pacto que durará para siempre. Estaré con mi pueblo en todo momento y lo ayudaré; haré que me respete y que no vuelva a alejarse de mí.


Haré con ellos un pacto eterno de paz y llegarán a ser un pueblo numeroso. Y cuando ponga mi Templo en medio de ellos y viva allí para siempre, yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Entonces las naciones reconocerán que yo soy Dios, el que ha elegido a Israel.


Cuando llegue ese día, haré que los descendientes de David vuelvan a reinar en Israel. Lo que estaba en ruinas será reconstruido y volverá Israel a ser fuerte como antes.


Dios ya había anunciado en las Escrituras que resucitaría a Jesús de entre los muertos y que no dejaría que su cuerpo se descompusiera en la tumba. Así lo había anunciado cuando dijo: Cumpliré las santas promesas que hice a David.


El Dios de paz resucitó a nuestro Señor Jesús, y por medio de la sangre que Jesús derramó al morir, hizo un pacto eterno con nosotros que somos su rebaño y él es nuestro gran Pastor. Por eso le pido al Dios de paz que haga que seáis perfectos en todo y que Jesucristo os ayude a cumplir la voluntad de Dios haciendo lo que le agrada. ¡Que Jesús reciba la gloria por siempre! Amén.


Esta confianza nos da plena seguridad pues es como el ancla de un barco, que lo mantiene firme y quieto en el mismo lugar. Se trata de una confianza que nos da Jesucristo, quien ha traspasado la cortina del Templo de Dios en el cielo y ha entrado en su interior.


Sin embargo, yo pondré en mi santuario a un sacerdote fiel, que hará todo como a mí me gusta. Haré que sus descendientes vivan mucho tiempo y que sirvan al rey que he elegido.


y perdóname si he cometido alguna falta. Tú luchas en la defensa de Dios y estoy segura de que Dios hará que tus descendientes reinen en Israel y que en toda tu vida no te suceda mal alguno.


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