37-39 Mientras tanto Absalón había huido a Guesur donde permaneció tres años bajo la protección de Talmay, hijo de Amijur, que era rey de aquel lugar. David guardó luto por Amnón durante bastante tiempo, pero al fin terminó por consolarse de la muerte de su hijo Amnón y comenzó a echar de menos a Absalón.
En ese momento un vigilante avisó que por el camino de Joronáin que bordeaba la ladera del monte, venía mucha gente. Entonces Jonadab dijo al rey: —¿Ves como yo estaba en lo cierto? Son tus hijos que regresan con vida. No había terminado Jonadab de hablar cuando entraron los hijos del rey llorando a lágrima viva. Y también el rey y sus ayudantes empezaron a llorar amargamente.
y la mujer le dijo: —¿Por qué entonces el rey se porta de la misma manera contra el pueblo de Dios? Al no dejar regresar a su hijo desterrado se está haciendo culpable.
Absalón le contestó: —Para que atiendas mi petición de ir a ver al rey y llevarle este mensaje: «¿Por qué me has hecho venir de Guesur, si no me dejas visitarte? ¡Habría sido mejor quedarme allí! Yo te ruego que me permitas ir a verte; y si he hecho algo malo, ordena que me maten».