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2 Samuel 1:21 - Biblia Lenguaje Básico

21 ¡Que nunca más vuelva a llover en los campos y colinas de Guilboa! ¡Fue allí donde se burlaron de los escudos de los valientes! ¡Fue allí donde perdió su brillo el escudo de Saúl!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

21 Montes de Gilboa, Ni rocío ni lluvia caiga sobre vosotros, ni seáis tierras de ofrendas; Porque allí fue desechado el escudo de los valientes, El escudo de Saúl, como si no hubiera sido ungido con aceite.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Oh montes de Gilboa, que no caiga sobre ustedes lluvia ni rocío, ni haya campos fructíferos que produzcan ofrendas de grano. Pues fue allí donde se contaminó el escudo de los héroes poderosos; el escudo de Saúl ya no será ungido con aceite.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Que nunca más caiga sobre ustedes ni rocío ni lluvia, montañas de Guelboé, campos verdes: porque allí fue profanado el escudo de los héroes. El escudo de Saúl no necesitaba aceite

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 ¡Oh montes de Gilboa, ni rocío ni lluvia caiga sobre vosotros, ni campos de ofrendas! Porque allí quedó manchado el escudo de los valientes; El escudo de Saúl, no estaba ungido con aceite.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 ¡Oh montes de Gelboé! ¡No caiga más sobre vosotros rocío ni lluvia, ni seáis ya campos de primicias! ¡Porque allí fue abatido el escudo de los héroes! El escudo de Saúl no sólo ungido con aceite,

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2 Samuel 1:21
14 Referans Kwoze  

Los filisteos lucharon contra los israelitas y los hicieron huir. A muchos de ellos les dieron muerte en el monte Guilboa.


Al día siguiente, mientras los filisteos quitaban a los israelitas muertos sus objetos de valor, encontraron muertos en el monte Guilboa a Saúl y a sus tres hijos.


Tu cuello me recuerda a la torre de David, hecha de piedras labradas y adornada con mil escudos de valientes guerreros.


En Babilonia, los generales están de fiesta, disfrutan de un gran banquete. ¡Basta ya de fiestas, capitanes, preparad vuestros escudos!


se llenará de cardos y malas hierbas y haré que no llueva ni una gota sobre ella.


Yo, que soy el Dios de Israel, te digo también lo siguiente: El día que mueras y caigas hasta el fondo de la tumba, haré que el mar profundo se quede seco y que tanto los ríos como las corrientes subterráneas dejen de correr. ¡Todos los árboles del campo, y hasta los montes del Líbano se marchitarán de tristeza! Cuando llegue ese día, será tan fuerte tu caída que, al oír el ruido, las naciones temblarán de miedo. Allí, en lo más profundo de la tierra, los árboles de mi jardín lanzarán un suspiro de alivio, lo mismo que los árboles más bellos de los bosques del Líbano.


También lloran los sacerdotes que están al servicio de Dios, pues ya nadie lleva al Templo ofrendas de vino y de cereales.


Tal vez Dios decida perdonarnos. Tal vez nos bendiga de nuevo y nos dé en abundancia vino y cereal para las ofrendas.


El ángel de Dios anuncia: «Dios va a castigar a los habitantes de Meroz porque no acudieron a ayudar al ejército de Dios, no quisieron luchar por él».


Entonces Samuel sacó una vasija de aceite y la derramó sobre la cabeza de Saúl; luego le dio un beso y le dijo: —Hoy te ha elegido Dios para que seas jefe de Israel, su pueblo.


Los filisteos lucharon contra los israelitas y los hicieron huir. A muchos de ellos les dieron muerte en el monte de Guilboa.


Al día siguiente, mientras los filisteos quitaban a los israelitas muertos sus objetos de valor, encontraron muertos en el monte de Guilboa a Saúl y a sus tres hijos.


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