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2 Reyes 7:16 - Biblia Lenguaje Básico

16 Enseguida la gente salió de la ciudad y se apoderó de todas las cosas abandonadas en el campamento sirio. Y, tal como Dios lo había anunciado, por una moneda de plata se pudieron comprar tres kilos de harina o seis kilos de cebada.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Entonces el pueblo salió, y saqueó el campamento de los sirios. Y fue vendido un seah de flor de harina por un siclo, y dos seahs de cebada por un siclo, conforme a la palabra de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Entonces la gente de Samaria salió corriendo y saqueó el campamento de los arameos. Así se cumplió ese día, tal como el Señor había prometido, que se venderían siete litros de harina selecta por una pieza de plata y catorce litros de grano de cebada por una pieza de plata.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Salió entonces el pueblo y saqueó el campamento de los arameos; por una moneda de plata se conseguía una gran medida de harina o dos grandes medidas de cebada, tal como lo había dicho Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Entonces el pueblo salió y tomó el despojo del campamento de los sirios. Así, una medida de flor de harina fue vendida por un siclo, y dos medidas de cebada por un siclo, conforme a la palabra de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Salió entonces el pueblo y saqueó el campamento de los arameos. El seá de flor de harina se llegó a vender por un siclo, y los dos seás de cebada por un siclo, conforme al oráculo de Yahveh.

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2 Reyes 7:16
14 Referans Kwoze  

Eliseo respondió: —Poned atención a lo que dice Dios: Mañana a esta hora, a la entrada de la ciudad de Samaría, con una moneda de plata se podrán comprar tres kilos de harina o seis kilos de cebada.


Ellos fueron y siguieron el rastro de los sirios hasta el río Jordán. A lo largo del camino encontraron las ropas y objetos que los sirios habían dejado abandonados ante la prisa por escapar. Después los hombres regresaron y contaron al rey lo que habían visto.


Dios ha dado una orden y son multitud los que difunden la noticia:


«¡Huyen los reyes, huyen sus ejércitos!». Las mujeres, en sus casas, se reparten el botín:


¡Qué mal te va a ir, Asiria, tú que aún no has sido saqueada, tú que aún no has sido destruida! Cuando acabes de saquear, también tú serás saqueada; cuando acabes de destruir, también tú serás destruida.


Las naves de Asiria tienen flojas las cuerdas, su mástil se tambalea y no sostiene su bandera. Es el momento de repartir un gran botín, hasta los cojos participarán en él.


Los enemigos de esos pueblos parecen saltamontes que se lanzan sobre ellos y les quitan sus riquezas.


En cambio, hago que las palabras y los planes de mis servidores y mensajeros se cumplan y tengan éxito. Yo declaro que Jerusalén volverá a ser habitada y las ciudades de Judá serán reconstruidas; haré que desaparezca toda ruina.


¡Dios no es como nosotros! No dice mentira alguna ni cambia de parecer. Dios cumple lo que promete.


El cielo y la tierra dejarán de existir, pero mis palabras permanecerán para siempre.


Una vez que terminaron de perseguir a los filisteos, los israelitas regresaron al campamento filisteo y se apoderaron de todas sus pertenencias.


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