2 A veces los sirios iban y atacaban a los israelitas. En uno de esos ataques, hicieron prisionera a una muchacha que fue llevada a la casa de Naamán para ayudar a su mujer.
2 En ese tiempo, los saqueadores arameos habían invadido la tierra de Israel, y entre sus cautivos se encontraba una muchacha a quien habían entregado a la esposa de Naamán como criada.
2 Y los sirios habían salido en escuadrones, y habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una jovencita, la cual estaba al servicio de la mujer de Naamán.
2 Los arameos, en una de sus expediciones guerrilleras, se habían traído de la tierra de Israel, como cautiva, a una jovencita que quedó al servicio de la esposa de Naamán.
Después de esto Eliseo murió, y lo enterraron. Algún tiempo después sucedió que unos israelitas estaban enterrando a un hombre, y de repente fueron atacados por un grupo de bandidos moabitas que todas las primaveras atacaban el país de Israel. Al tener que huir rápidamente, los israelitas arrojaron al muerto en la tumba de Eliseo. En cuanto el cuerpo tocó los huesos de Eliseo, el muerto revivió y se puso de pie.
Entonces el rey de Israel preparó una gran fiesta para ellos. Después que comieron y bebieron, los despidió; entonces ellos volvieron adonde estaba su rey. A partir de ese día, los sirios no molestaron más a los israelitas.