Cuando el rey Ajab murió y su hijo Ocozías llegó a ser rey de Israel, los moabitas se rebelaron contra los israelitas. Un día, Ocozías se cayó por una ventana del segundo piso de su palacio en Samaría. Como quedó malherido, envió mensajeros hasta Ecrón para que le preguntaran a Baal Zebub, que era el dios de ese país, si se iba a recuperar.