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2 Reyes 18:12 - Biblia Lenguaje Básico

12 Esto sucedió porque los israelitas no obedecieron la ley que Dios les había dado por medio de Moisés, ni fueron fieles al pacto que habían hecho con él.

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Biblia Reina Valera 1960

12 por cuanto no habían atendido a la voz de Jehová su Dios, sino que habían quebrantado su pacto; y todas las cosas que Moisés siervo de Jehová había mandado, no las habían escuchado, ni puesto por obra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Pues ellos se negaron a escuchar al Señor su Dios y a obedecerlo. En cambio, violaron su pacto, es decir, todas las leyes que Moisés, siervo del Señor, les había ordenado que obedecieran.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Todo eso sucedió porque no habían obedecido la palabra de Yavé, su Dios, y porque habían violado su Alianza; no habían tomado en cuenta todo lo que había ordenado Moisés, el servidor de Yavé ni lo habían puesto en práctica.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 por cuanto no habían atendido a la voz de YHVH su Dios, sino que quebrantaron su pacto; no escucharon ni pusieron por obra todo lo que Moisés siervo de YHVH había ordenado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 porque no habían escuchado la voz de Yahveh, su Dios, y habían violado su alianza: no habían escuchado ni puesto por obra nada de lo que había ordenado Moisés, siervo de Yahveh.

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2 Reyes 18:12
29 Referans Kwoze  

Pero si tus descendientes no me obedecen, sino que sirven y adoran a otros dioses,


Si los israelitas obedecen todos los mandamientos que di a Moisés, no los expulsaré del país que les he dado».


Se olvidaron de los milagros que tú hiciste en su favor. Fueron desobedientes y nombraron a un jefe para que los llevara a Egipto, de vuelta a la esclavitud. Luego hicieron un toro de metal y dijeron que ese era su dios, el dios que los sacó de Egipto. Pero tú no los abandonaste, pues eres tierno y compasivo, y siempre estás dispuesto a perdonar. No te enfadas con facilidad, y es tanto tu amor que en ti se puede confiar.


Las propias culpas los tenían angustiados, sufrían grandemente por su propia maldad.


No cumplieron su pacto con Dios, ni siguieron sus enseñanzas.


Pero mi pueblo Israel no quiso prestarme atención.


Si obedecéis y me hacéis caso, comeréis de lo mejor de la tierra.


Aunque supo que yo rechacé a Israel por todas sus infidelidades, Judá no sintió miedo y también ella me fue infiel dando culto a otros dioses.


Lo que sí les mandé fue que me obedecieran. Solo así yo sería su Dios, y ellos serían mi pueblo. También les mandé obedecer mis mandamientos para que siempre les fuera bien.


Nosotros, en cambio, hemos pecado. Nos hemos portado muy mal contigo; hemos vivido como si tú no existieras y te hemos desobedecido.


Esto dice el Dios de Israel: Vosotros, habitantes de Israel, habéis llegado al colmo de la maldad. Por eso, ¡no os perdonaré! Vendéis al que es bueno por unas cuantas monedas, y al que es pobre por un par de zapatos;


Por eso, cuando me llaméis, no os responderé. Es tan grande vuestra maldad que tendré que abandonaros.


Pero caerá sobre vosotros la maldición, si no cumplís esos mandamientos que os da vuestro Dios, y os apartáis del camino que Dios os señala y adoráis a dioses extranjeros desconocidos para vosotros.


Y Dios dijo a Moisés: —Muy pronto morirás. Cuando eso suceda, los israelitas dejarán de obedecerme y adorarán a los dioses falsos de la gente que vive en este territorio. Me abandonarán y no cumplirán el pacto que hemos hecho.


Entonces yo me llenaré de ira contra ellos y los dejaré solos; en vez de cuidarlos, les enviaré muchos castigos y sufrimientos. Y tendrán que admitir que todos esos males han caído sobre ellos porque yo no estoy ya en medio de ellos.


Moisés estuvo siempre al servicio de Dios. Tal como Dios lo había dicho, Moisés murió en Moab, frente a Bet Peor, y allí mismo fue enterrado, sin que nadie hasta el día de hoy conozca el lugar exacto.


Si sois desobedientes, Dios os destruirá, al igual que lo hará con los pueblos a los que os vais a enfrentar.


Un siervo de Dios no debe andar en peleas; al contrario, debe ser bueno con todos, saber enseñar y tener mucha paciencia;


Después de la muerte de Moisés, Dios habló con Josué, hijo de Nun, que había sido ayudante de Moisés. Dios dijo a Josué: —Ahora que mi siervo Moisés ha muerto, te toca a ti guiar al pueblo de Israel. Cruza el río Jordán con todos ellos y llévalos al territorio que les voy a dar.


Y también: «Esta es la piedra que hará tropezar a muchos, la roca con la que se estrellarán». ¡Tropezarán por no aceptar el mensaje de Jesucristo! ¡Ese es su destino!


Porque ha llegado ya el momento de que Dios juzgue a todos y de que empiece por juzgar a su propio pueblo. Y si el juicio va a empezar por nosotros, ¡imaginaos lo que les espera a los que no obedecen el mensaje de Dios!


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