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2 Reyes 13:23 - Biblia Lenguaje Básico

23 Pero Dios se compadeció de los israelitas, y los ayudó, pues había hecho un pacto con Abrahán, Isaac y Jacob. Por eso no destruyó a Israel por completo y, hasta el momento presente, Dios ha seguido protegiendo a los israelitas.

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Biblia Reina Valera 1960

23 Mas Jehová tuvo misericordia de ellos, y se compadeció de ellos y los miró, a causa de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob; y no quiso destruirlos ni echarlos de delante de su presencia hasta hoy.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 pero el Señor tuvo bondad y misericordia de los israelitas y no los destruyó por completo. Tuvo compasión de ellos por el pacto que había hecho con Abraham, Isaac y Jacob; y hasta el día de hoy no los ha destruido por completo ni los ha expulsado de su presencia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 Pero después Yavé los perdonó y tuvo compasión de ellos; se volvió hacia ellos a causa de la alianza que había hecho con Abrahán, Isaac y Jacob y no quiso destruirlos. Todavía no los había echado lejos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 Pero YHVH tuvo misericordia de ellos y se compadeció de ellos, y se volvió hacia ellos a causa de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob; y no quiso destruirlos, ni arrojarlos de su presencia hasta ahora.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 Pero Yahveh tuvo piedad y misericordia de ellos y se volvió hacia ellos a causa de su alianza con Abrahán, Isaac y Jacob. Por eso no quiso destruirlos ni arrojarlos de su presencia hasta hoy.

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2 Reyes 13:23
36 Referans Kwoze  

Pero Dios dijo: —No permitiré que los seres humanos vivan para siempre. ¡No vivirán más de ciento veinte años!


Pero de todos modos te pido que escuches mi oración y cuides de este Templo de día y de noche, pues tú mismo has dicho que habitarás en él. Cuando miremos hacia este lugar, escucha desde el cielo nuestras oraciones, y perdónanos.


Cuando murió Jazael, su hijo Benadad le sucedió como rey.


Jazael destruyó el ejército de Joacaz y solo le dejó cincuenta jinetes, diez carros de combate y diez mil soldados de infantería. Preocupado por esto, Joacaz oró a Dios, pues Jazael estaba haciendo sufrir mucho a los israelitas. En respuesta a su oración, Dios envió a un hombre que los libró del poder de los sirios, y así volvió a reinar la paz en los hogares israelitas. Sin embargo, los israelitas no dejaron de cometer los mismos pecados que la familia de Jeroboán había hecho cometer a Israel. Al contrario, continuaron pecando y no quitaron de Samaría la imagen de la diosa Astarté.


Dios estaba tan enfurecido con los israelitas que los abandonó y dejó que se los llevaran prisioneros. Los únicos israelitas que Dios no entregó como prisioneros fueron los de Judá.


Por eso Dios abandonó a toda la raza israelita y la humilló, dejando que sus enemigos los oprimieran.


Por eso Dios los abandonó, tal como había anunciado por medio de sus profetas, y los israelitas fueron llevados prisioneros a Asiria, donde permanecen en el momento presente.


Todo esto provocó que la ira de Dios contra Jerusalén y Judá siguiera creciendo hasta el punto de tener que rechazarlas. Después de un tiempo, Sedecías también se rebeló contra el rey de Babilonia.


Él no ha olvidado su pacto ni las promesas que nos hizo.


Hizo un pacto con Abrahán y se lo confirmó a Isaac con juramento.


y, recordando su pacto con ellos,


No te fijes en mi maldad ni tomes en cuenta mis pecados.


Pero Dios, que es compasivo, perdonó su maldad y no los destruyó. Más de una vez refrenó su ira,


Pero tú, mi Dios, eres bondadoso y compasivo; eres paciente y es fiel tu amor.


Pero Dios le respondió: —Yo soy bondadoso y compasivo con quien quiero serlo. Así que voy a mostrarte todo mi esplendor y voy a darte a conocer mi nombre.


Nos hace sufrir y nos aflige, pero no disfruta con ello. Nos hiere, pero nos tiene compasión, porque su amor no tiene límites.


Yo recordaré el pacto que hice con Abrahán, Isaac y Jacob, y bendeciré esta tierra,


Luego diré a los malos: «¡Alejaos de mí! Pues sois como gente malvada. Id al fuego que nunca se apaga, al fuego que Dios preparó para el diablo y sus ángeles.


Cuando ya no tengamos fuerzas, nuestro Dios nos defenderá; cuando él nos vea reducidos a nada, tendrá compasión de nosotros


los destruirá para siempre y los echará lejos de su presencia, a un lugar donde no podrán compartir su gloria y su poder.


Se desprendieron entonces de los dioses falsos que tenían, y volvieron a adorar a Dios que se compadeció al ver cómo sufría su pueblo.


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