2 Reyes 11:4 - Biblia Lenguaje Básico4 Al séptimo año, el sacerdote Joyadá mandó llamar a los capitanes de la guardia personal del rey y a los jefes de la guardia del palacio, y los hizo venir al Templo de Dios para hablar con ellos. Allí Joyadá les hizo jurar que guardarían en secreto lo que les iba a revelar. Luego les mostró al hijo del rey, Gade chapit laPlis vèsyonBiblia Reina Valera 19604 Mas al séptimo año envió Joiada y tomó jefes de centenas, capitanes, y gente de la guardia, y los metió consigo en la casa de Jehová, e hizo con ellos alianza, juramentándolos en la casa de Jehová; y les mostró el hijo del rey. Gade chapit laBiblia Nueva Traducción Viviente4 En el séptimo año del reinado de Atalía, el sacerdote Joiada mandó llamar al templo del Señor a los comandantes, a los mercenarios cariteos y a los guardias del palacio. Hizo un pacto solemne con ellos y los obligó a hacer un juramento de lealtad allí, en el templo del Señor; luego les mostró al hijo del rey. Gade chapit laBiblia Católica (Latinoamericana)4 Al séptimo año, el sacerdote Yoyada mandó a buscar a los oficiales de los carios y de la guardia. Los hizo entrar a donde él estaba en la casa de Yavé e hizo con ellos un pacto; después de haberlos hecho jurar en la casa de Yavé, les mostró al hijo del rey. Gade chapit laLa Biblia Textual 3a Edicion4 Pero en el año séptimo, Joiada envió y tomó a los capitanes de centuria de los cereteos° y de la guardia real, y los llevó consigo a la Casa de YHVH, e hizo una alianza con ellos, y les tomó juramento en la Casa de YHVH, y les mostró al hijo del rey. Gade chapit laBiblia Serafín de Ausejo 19754 Al séptimo año, Joadá mandó a buscar a los jefes de las centurias de los carios y de la guardia real y los hizo venir a donde él estaba en el templo de Yahveh. Pactó luego con ellos una alianza, y después de hacerles prestar juramento en el templo de Yahveh, les mostró al hijo del rey. Gade chapit la |
Aquel mismo día hicieron un pacto y juraron solemnemente servir con todas sus fuerzas y todo su corazón al Dios de sus antepasados. También prometieron que quien no lo hiciera sería condenado a muerte, sin importar su edad o su sexo. Cuando terminaron el juramento, al comprobar que Dios lo había aceptado, todo el pueblo de Judá se llenó de alegría y lo celebró con gritos de gozo y música de trompetas y cuernos. Y como Dios vio que el pueblo había sido sincero, los bendijo y les permitió vivir en paz con todos los pueblos vecinos.
Todos los demás ciudadanos, incluidos los sacerdotes, los levitas, los vigilantes de las puertas, los cantores y los destinados al servicio del Templo prometieron obedecer todos los mandamientos de Dios. Todos estos se habían apartado de los extranjeros que vivían en esa región, para obedecer lo que está escrito en el libro de la Ley de Moisés. Lo mismo hicieron sus parientes y jefes, junto con sus mujeres, sus hijos e hijas y todos los que tenían uso de razón.