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2 Pedro 2:3 - Biblia Lenguaje Básico

3 Esos falsos maestros desearán tener cada vez más dinero y tratarán de explotaros a base de mentiras. Pero Dios ha decidido castigarlos desde hace mucho tiempo y no se salvarán de ese castigo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Llevados por la avaricia, inventarán mentiras ingeniosas para apoderarse del dinero de ustedes; pero Dios los condenó desde hace mucho, y su destrucción no tardará en llegar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Los inspirará el amor al dinero, y se aprovecharán de ustedes con palabras engañosas. Pero ya fue dictada su condenación, y su destrucción es inminente.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 y por avaricia os explotarán° con palabras manipuladas; sobre los cuales la sentencia pronunciada° desde antiguo no está ociosa, y su perdición no dormita.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Empujados por la avaricia, se aprovecharán de vosotros con discursos mentirosos. Hace ya tiempo que ni su condenación está ociosa ni su perdición dormida.

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2 Pedro 2:3
43 Referans Kwoze  

¡Y es que sois capaces de todo, hasta de vender a un huérfano y abandonar a un amigo!


Dios mío, tú me libras de la gente que anda buscando pelea; me hiciste jefe de naciones, y gente extraña que yo no conocía ahora está dispuesta a servirme. Tan pronto esos extranjeros me oyen, se desaniman por completo y salen temblando de sus escondites dispuestos a obedecerme.


¡Alabad su poder; todo lo que ha hecho es maravilloso! ¡Sus enemigos se rinden ante él!


¡En muy poco tiempo derrotaría yo a sus enemigos y los aplastaría con mi poder!


Para colmo, os atrevéis a decir: «Que Dios nos demuestre que cumplirá todo lo que ha prometido; que el Dios único y todopoderoso se dé prisa en cumplir sus planes, para que podamos conocerlos».


Sus enemigos, en cambio, son como perros hambrientos que nunca se hartan. Los jefes de mi pueblo, mientras tanto, no acaban de entender nada y cada uno va por su camino buscando siempre su provecho.


Hasta la familia más pequeña se convertirá en una gran nación. Yo, que soy Dios, haré que todo esto suceda pronto».


Todos desean lo que no es suyo, desde el más pequeño hasta el más grande. Ya no se puede confiar ni en el profeta ni en el sacerdote.


Por eso daré a otros sus mujeres y entregaré sus campos a conquistadores. Y es que todos desean lo que no es suyo, desde el más pequeño hasta el más grande. Ya no se puede confiar ni en el profeta ni en el sacerdote.


Por un puñado de cebada y por unas cuantas migajas de pan, habéis insultado mi nombre delante de mi pueblo. Prometéis larga vida a los que van a morir, y anunciáis muerte a los que deben vivir, haciendo que mi pueblo crea en esas mentiras.


Los sacerdotes, profetas y jueces enseñan, predican o juzgan solo a cambio de dinero. Y para colmo se atreven a decir: «No tenemos nada que temer; ¡Dios está con nosotros!».


Tú eres el Dios santo que vienes de la región de Temán, desde el monte Parán. Tu grandeza llena los cielos; la tierra entera te alaba.


Prefiero que se cierren las puertas de mi Templo a que encendáis en vano fuego en mi altar; estoy muy molesto con vosotros y os aseguro que no voy a aceptar esas ofrendas.


[¡Qué mal vais a acabar hipócritas! Que os aprovecháis de los bienes de las viudas y para justificaros hacéis largas oraciones. Por eso vosotros seréis castigados].


¡Claro que no, sino que les hará justicia de inmediato! Pero cuando yo, el Hijo del hombre, regrese a este mundo, ¿acaso encontraré gente que tenga fe en Dios?


Los enemigos de Jesús querían arrestarlo y entregarlo al gobernador romano. Pero, como no tenían de qué acusarlo, enviaron unos espías para que se hicieran pasar por personas buenas y estuvieran atentos a ver si Jesús decía algo incorrecto.


Jesús estaba hablando todavía cuando se acercó un grupo de gente encabezado por uno de los doce discípulos, el que se llamaba Judas; y se acercó hasta Jesús para besarlo.


Y a los que vendían palomas les ordenó: —Sacad esto de aquí. ¡La casa de Dios, que es mi Padre, no es un mercado!


porque no sirven a Cristo, nuestro Señor, sino que buscan su propio bien. Hablan a la gente con palabras bonitas, pero son unos mentirosos y engañan a los que no entienden.


Algunos anuncian el mensaje de Dios solo para ganarse la vida, pero nosotros no lo hacemos así. Al contrario, Dios es testigo de que, unidos a Cristo, trabajamos con sinceridad y honradez, proclamando lo que Dios nos inspira.


No maltratéis a los inmigrantes ni a los huérfanos. Si prestáis algo a una viuda, no le exijáis su ropa como garantía de pago.


Como sabéis, jamás os hemos dicho cosas bonitas para tratar de convenceros, ni os hemos engañado para ganar dinero. Dios sabe que esto es cierto.


Cuando la gente diga: «Todo está tranquilo y no hay por qué tener miedo», entonces todo será destruido de repente, igual que le vienen los dolores de parto a una mujer embarazada, y nadie podrá escapar.


No debe ser borracho ni violento; al contrario, debe ser amable y tranquilo y no estar únicamente preocupado por el dinero.


Los diáconos deben ser personas respetables; no deben mentir ni beber mucho vino, ni estar preocupados por ganar mucho dinero.


y peleas en todo momento. Los que hacen eso no son capaces de pensar bien, no conocen la verdad y piensan que, por medio de la religión, pueden ganar mucho dinero.


No permitas que hablen, porque confunden a familias enteras y lo hacen solo para ganar dinero.


Los encargados de dirigir una comunidad cristiana, que es la casa de Dios, deben hacerlo sin que se les pueda acusar de nada malo. Por eso, no deben ser tiranos, ni enfadarse con facilidad ni emborracharse. Tampoco deben ser violentos, ni tramposos en sus negocios.


Y también: «Esta es la piedra que hará tropezar a muchos, la roca con la que se estrellarán». ¡Tropezarán por no aceptar el mensaje de Jesucristo! ¡Ese es su destino!


Cuidad de las personas que Dios dejó a vuestro cargo; cuidadlas como cuida el pastor a sus ovejas. No lo hagáis a la fuerza, sino con buena voluntad, que es lo que a Dios le agrada; en ningún caso lo hagáis por obligación o para ganar dinero.


Cuando os hablábamos acerca del regreso lleno de poder de nuestro Señor Jesucristo, no estábamos inventando una historia, ya que con nuestros propios ojos vimos el gran poder de nuestro Señor.


En el pueblo de Israel hubo también algunos que decían ser enviados por Dios pero no lo eran. Así también, entre vosotros, habrá falsos maestros que os enseñarán cosas peligrosas, y hasta dirán que Jesucristo no es capaz de salvar. Por eso, cuando menos lo esperen, serán destruidos por completo.


Esto nos demuestra que Dios sabe solucionar los problemas y dificultades que tienen los que le son fieles, pero que también castigará a los que hacen el mal, y lo hará el día en que juzgue a todos.


¡Ay de ellos! Se portan como Caín y por el afán de ganar dinero, cometen el mismo error que cometió Balaán y por su comportamiento morirán como murió Coré.


Viene para juzgar a todos los que hicieron el mal y para castigar a todos los pecadores que lo insultaron».


Esta gente se queja de todo y lo critica todo. Son egoístas, entregados al vicio, orgullosos, y cuando parece que hablan bien de los demás, lo hacen solo para aprovecharse de ellos.


Estoy preocupado, pues hay algunos que se han infiltrado entre vosotros tratando de engañaros. Son gente cuyo castigo hace ya mucho tiempo que está anunciado en las Escrituras; son gente malvada que confunde la bondad de Dios con llevar una vida desordenada y dicen que Jesucristo no es nuestro único Dueño y Señor.


Algo parecido les sucedió también a los que vivían en Sodoma y Gomorra y en las ciudades cercanas. Los que vivían allí pecaron y practicaron todo tipo de relaciones sexuales prohibidas. Por eso Dios los castigó y los arrojó al fuego que nunca se apaga; allí sufrirán un castigo que deberá servir de advertencia para los demás.


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