2 Crónicas 32:5 - Biblia Lenguaje Básico5 Ezequías se armó de valor y mandó reparar la muralla de la ciudad. Construyó torres sobre ella y también edificó otra muralla exterior. Además, fortificó el terraplén de la ciudad de David, y fabricó una gran cantidad de lanzas y escudos. Gade chapit laPlis vèsyonBiblia Reina Valera 19605 Después con ánimo resuelto edificó Ezequías todos los muros caídos, e hizo alzar las torres, y otro muro por fuera; fortificó además a Milo en la ciudad de David, y también hizo muchas espadas y escudos. Gade chapit laBiblia Nueva Traducción Viviente5 Luego Ezequías se esforzó en reparar todas las secciones caídas de la muralla, erigió torres y construyó una segunda muralla exterior a la primera. También reforzó los terraplenes en la Ciudad de David y fabricó grandes cantidades de armas y escudos. Gade chapit laBiblia Católica (Latinoamericana)5 Con gran ánimo reparó la parte de la muralla que estaba derribada, alzando torres sobre ella. Levantó, además, otra muralla exterior, fortificó el Milo en la ciudad de David y fabricó gran cantidad de armas y escudos. Gade chapit laLa Biblia Textual 3a Edicion5 Y cobró ánimo y reconstruyó todo el muro que había sido derribado, y alzó torres sobre él, y levantó otro muro por fuera, y fortificó el terraplén de la ciudad de David, e hizo armas° y escudos en abundancia. Gade chapit laBiblia Serafín de Ausejo 19755 Con espíritu decidido, restauró toda la muralla derruida, levantó torres, construyó por fuera otra muralla, fortificó el Miló de la Ciudad de David y fabricó una gran cantidad de armas arrojadizas y de escudos. Gade chapit la |
Cuando Roboán consolidó y afianzó su reino, él y todo el pueblo de Israel dejaron de obedecer la ley de Dios. Por esa razón, cuando Roboán llevaba cinco años reinando, Dios permitió que Sisac, rey de Egipto, atacara Jerusalén. Sisac tenía un ejército de mil doscientos carros de combate y sesenta mil jinetes; además, venían con él soldados libios, suquitas y etíopes, en tal cantidad que no se podían contar. El faraón fue conquistando, una tras otra, las ciudades y fortalezas de Judá, y finalmente llegó hasta Jerusalén. Los principales jefes de Judá se habían reunido allí con Roboán ante el ataque de Sisac, y fue entonces cuando el profeta Semaías les dijo: —Esto es lo que os dice Dios: «Puesto que vosotros os olvidasteis de mí, ahora yo os abandono a vosotros y os dejo bajo el poder de Sisac». Entonces los jefes y el rey reconocieron con humildad su maldad y confesaron: «¡El castigo de Dios es justo!». Cuando Dios vio que habían reconocido con humildad su pecado, les mandó este nuevo mensaje por medio de Semaías: —Como habéis sido humildes, no dejaré que Sisac destruya Jerusalén, sino que en breve tiempo os liberaré de su poder. Sin embargo, para que comprobéis la diferencia que hay entre servirme a mí, o a los reyes de este mundo, por algún tiempo estaréis sometidos al rey de Egipto.
Al séptimo año, Joyadá se armó de valor y llamó a los siguientes capitanes del ejército: Azarías, hijo de Jeroján; Ismael, hijo de Yojanán; Azarías, hijo de Obed; Maasías, hijo de Adaías; y Elisafat, hijo de Zicrí. Hizo un pacto con ellos y recorrieron todo el territorio de Judá, y reunieron a los levitas que residían en las distintas ciudades y a los jefes de las familias de Israel, para que fueran con ellos a Jerusalén. Cuando llegaron, todos los que se habían reunido hicieron un pacto con el rey Joás en el Templo de Dios. Joyadá les dijo: —Mirad, este es el hijo de Ocozías. Él debe reinar ahora según prometió Dios a David acerca de sus descendientes.
Después de esto, Manasés reconstruyó la muralla exterior de la ciudad de David. La muralla empezaba al oeste de la fuente de Guijón, pasaba por el valle y llegaba hasta la puerta del Pescado; finalmente rodeaba la colina del Ófel. Luego puso a los jefes de su ejército en todas las ciudades de Judá que tenían murallas.