Por aquellos días Dios habló al profeta Jehú, hijo de Jananí, para que diera este mensaje contra Basá: —Tú eras un hombre sin importancia; sin embargo, yo te puse al frente de mi pueblo Israel. Pero tú te has comportado igual que Jeroboán y has hecho pecar a Israel, provocando así la ira de Dios. Por eso voy a destruirte a ti y a toda tu familia. Haré con vosotros lo mismo que hice con la familia de Jeroboán. A los miembros de tu familia que mueran en la ciudad se los comerán los perros, y los buitres se comerán a los que mueran en el campo. Todo lo que hizo Basá, incluyendo sus victorias, está escrito en el libro de la Historia de los Reyes de Israel. Cuando Basá murió, lo sepultaron en la ciudad de Tirsá, y su hijo Elá le sucedió como rey.