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2 Corintios 11:22 - Biblia Lenguaje Básico

22 Si ellos son hebreos, yo también lo soy. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son de la familia de Abrahán? Yo también.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

22 ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? También yo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 ¿Son ellos hebreos? Yo también lo soy. ¿Son israelitas? También lo soy yo. ¿Son descendientes de Abraham? También yo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 ¿Son hebreos? También yo lo soy. ¿Son israelitas? También yo. ¿Son descendientes de Abrahán? También yo. ¿Son ministros de Cristo?

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendencia de Abraham? Yo también.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 ¿Son hebreos? También yo. ¿Son israelitas? También yo. ¿Son del linaje de Abrahán? También yo.

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2 Corintios 11:22
17 Referans Kwoze  

Dios nuestro, tú expulsaste a los pueblos que antes vivían en este territorio, y nos lo diste para siempre a nosotros, que somos descendientes de Abrahán, tu amigo.


Moisés y Aarón se presentaron ante el faraón, y le dijeron: —Esto es lo que te dice el Dios de los israelitas: ¿Hasta cuándo seguirás siendo tan orgulloso? ¿Cuándo me vas a obedecer? Deja salir a mi pueblo para que me adore.


Yo sé que los jefes te harán caso. Así que tú y ellos os presentaréis ante el rey de Egipto y le diréis: «Nuestro Dios, el Dios de Israel, se nos ha aparecido. Permítenos, oh rey, ir al desierto durante tres días. Allí adoraremos a nuestro Dios y le presentaremos ofrendas».


Moisés y Aarón le dijeron: —Pues él es nuestro Dios y ha venido a ayudarnos. Tenemos que ir al desierto durante tres días para presentarle allí nuestras ofrendas. Si no lo hacemos así, nos castigará con enfermedades y guerras.


Allí le darás este mensaje: —El Dios de los israelitas, a quien yo represento, me envía a decirte que nos dejes salir para que vayamos a adorarlo en el desierto. Como hasta ahora no has querido obedecer,


Entonces Dios dijo a Moisés: —Vete y dile de mi parte al faraón que os deje ir a adorarme.


Entonces Dios dijo a Moisés: —Levántate muy temprano. Preséntate ante el faraón y dile de mi parte que yo, el Dios de los israelitas, le ordena que deje que mi pueblo pueda ir a adorarme.


No penséis que os salvaréis solo por ser descendientes de Abrahán. Si Dios así lo quiere, hasta a estas piedras puede convertirlas en descendientes de Abrahán.


—Yo soy judío. Nací en la ciudad de Tarso, en la provincia de Cilicia, pero crecí aquí en Jerusalén. Cuando estudié, mi maestro fue Gamaliel, y me enseñó a cumplir la ley de nuestros antepasados. Siempre he tratado de obedecer a Dios con mucho entusiasmo, así como lo hacéis vosotros.


Como cada vez eran más los seguidores de Jesús, surgieron problemas entre los seguidores judíos que hablaban griego y los que hablaban arameo. Y es que los que hablaban griego se quejaban de que las viudas de su grupo no recibían suficiente ayuda para sus necesidades diarias.


Entonces me pregunto: ¿Será que Dios ha rechazado al pueblo que él mismo eligió? ¡Claro que no! Dios no ha rechazado a los judíos, a quienes eligió desde el principio de la creación. Yo mismo soy israelita; soy descendiente de Abrahán y pertenezco a la tribu de Benjamín. Como bien sabéis, hay en las Escrituras un relato, en donde Elías se queja a Dios acerca del pueblo de Israel,


Ellos son el pueblo que Dios ha elegido y a quienes dio el derecho de ser sus hijos. Dios ha estado con ellos y les ha mostrado su gran poder haciendo pactos con ellos y dándoles su ley y confiándoles sus promesas.


Ahora bien, las promesas que Dios hizo a Abrahán eran para él y para su descendiente. Las Escrituras no dicen que las promesas eran para «sus descendientes», sino para «su descendiente», que es Cristo.


pues me circuncidaron a los ocho días de nacer, pertenezco a la nación de Israel y soy de la tribu de Benjamín. Si de ser hebreo se trata, lo soy más que muchos que presumen de ello. En cuanto a cumplir la ley, pertenecí al grupo de los fariseos.


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